La historia sigue a Patrick, un aventurero serio y amable que trabaja para la iglesia en un mundo de fantasía medieval. Patrick recibe la misión de recolectar poderosos artefactos mágicos, incluyendo la espada Dama, que puede invocar a una entidad llamada Dama Blanca. Durante su viaje, Patrick rescata a Samantha, una chica mitad demonio con un carácter fuerte pero frágil, que es perseguida por la iglesia debido a su linaje. Juntos, enfrentan peligros y desafíos mientras Samantha comienza a enamorarse de Patrick, y él descubre secretos oscuros sobre los artefactos y las verdaderas intenciones de la iglesia. La historia se desarrolla en un vasto mundo lleno de reinos, criaturas míticas, y seres divinos, donde la discriminación entre razas y la lucha por el poder son constantes.
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Capitulo 9: El Ministerio de Turner
**Capítulo 9: El Misterio de Turner**
La lluvia seguía cayendo, aunque más ligera que antes, formando una neblina tenue que flotaba en el aire. Patrick y Samantha, ya acostumbrados a la humedad y al frío, decidieron seguir avanzando. El sonido de sus botas chapoteando en el lodo era lo único que rompía el silencio del camino.
—Esta lluvia... —comentó Patrick, mirando hacia el cielo oscuro y pesado—. Parece que no va a parar nunca. Ya debería haber cesado.
Samantha, con la capucha de su capa cubriéndole el rostro, asintió, pero se mantuvo en silencio. Sus ojos se movían constantemente, vigilando cada sombra, cada movimiento entre los árboles. Sabía que, siendo una semidemonio, debía ser cautelosa en todo momento. Especialmente en lugares desconocidos.
De repente, a lo lejos, escucharon el ruido de carruajes acercándose. Los caballos relinchaban con fuerza mientras los carruajes avanzaban por el barro, cada rueda luchando contra el terreno empapado. Patrick se detuvo y miró a Samantha, haciendo un gesto para que se acercara a un lado del camino, dejándose ver pero sin llamar demasiado la atención.
Uno de los carruajes, que parecía más rústico y modesto que los otros, desaceleró hasta detenerse justo donde ellos estaban. El conductor, un hombre de edad avanzada con una barba grisácea y un sombrero de paja gastado, levantó la vista para mirarlos.
—¿Hacia dónde se dirigen? —preguntó el hombre, su tono amistoso aunque cansado. Parecía acostumbrado a largos viajes bajo la lluvia.
Patrick miró a Samantha, quien mantenía su capucha bien ajustada para ocultar sus rasgos demoníacos. Luego respondió: —Vamos hacia Turner.
El hombre asintió lentamente. —Es un largo camino a pie, y con esta lluvia, será aún más difícil. Si quieren, puedo llevarlos. Tengo espacio de sobra.
Samantha dudó un momento, su nerviosismo evidente en la forma en que sujetaba su capa. La idea de estar en un espacio cerrado con extraños siempre le causaba preocupación, especialmente por lo que podrían pensar si descubrieran su verdadera naturaleza. Sin embargo, Patrick, siempre confiado, sonrió y aceptó la oferta.
—Agradecemos la ayuda —dijo mientras subía al carruaje y ofrecía una mano a Samantha, quien finalmente subió, acomodándose en un rincón con su capucha bien colocada.
El carruaje se puso en marcha de nuevo, avanzando a través del camino lodoso mientras el sonido constante de la lluvia envolvía a los pasajeros en una especie de burbuja melancólica. Patrick, siempre curioso, decidió romper el silencio.
—¿Conoces bien Turner? —preguntó, dirigiéndose al conductor.
El hombre asintió, sin apartar la vista del camino. —He pasado por allí más veces de las que puedo contar. Pero últimamente... el lugar ha cambiado. No es como antes.
—¿A qué te refieres? —preguntó Patrick, interesado.
—Hace ya varios meses que las lluvias no cesan —explicó el hombre—. Y no es solo la lluvia. Los monstruos han comenzado a aparecer con más frecuencia. Criaturas que no deberían estar tan cerca de los pueblos. Se dice que es una maldición, una que una bruja lanzó sobre Turner.
Samantha, que hasta entonces había permanecido en silencio, levantó la vista, interesada en la conversación. Patrick notó su reacción y continuó preguntando.
—¿Una maldición? ¿Qué causó que la bruja maldijera el pueblo?
El conductor se encogió de hombros, su expresión grave. —Nadie lo sabe con certeza. Algunos dicen que fue un acto de pura maldad, otros creen que fue una venganza. Pero lo cierto es que, desde entonces, Turner ha estado bajo la lluvia constante, y los monstruos acechan los alrededores. Nadie puede entrar o salir del pueblo sin arriesgar su vida.
Patrick frunció el ceño, pensando en lo que había escuchado. Las maldiciones y las brujas no eran temas desconocidos para él, pero siempre había algo más detrás de esas historias. Siempre había una verdad oculta, y en su experiencia, nada sucedía sin una razón.
—¿Alguna vez viste a la bruja? —preguntó Samantha de repente, su voz apenas audible bajo la capucha.
El conductor sacudió la cabeza. —No, nunca la vi. Pero todos en Turner han oído hablar de ella. Se dice que vive en las montañas cercanas, ocultándose de los aldeanos. Algunos incluso creen que sigue vigilando el pueblo, asegurándose de que la maldición siga activa.
Samantha miró a Patrick de reojo, su mente llena de preguntas. No le gustaba la idea de entrar a un pueblo maldito, especialmente cuando su propia naturaleza demoníaca podría atraer aún más problemas. Pero confiaba en Patrick, y si él creía que debían ir a Turner, lo seguiría.
—Parece que Turner es más problemático de lo que esperaba —dijo Patrick con una sonrisa irónica—. Pero hemos enfrentado cosas peores, ¿no?
Samantha no pudo evitar sonreír ligeramente debajo de su capucha, aunque el nerviosismo seguía presente en su pecho. —Espero que esta vez no tengamos que enfrentarnos a una bruja además de los monstruos —comentó en tono bajo.
El conductor soltó una pequeña risa, aunque no había alegría en su voz. —Con esta maldición, uno nunca sabe qué esperar. Turner ha sido un lugar de incertidumbre desde que la bruja lo marcó. Si deciden entrar, más vale que estén preparados.
Patrick apretó el mango de su espada, el peso de sus palabras colgando en el aire como la misma lluvia que caía interminablemente.
—Siempre lo estamos —dijo Patrick, su voz firme—.