narra la intensa y misteriosa historia de dos poderosos empresarios en Seúl. Gael Kim, un enigmático y carismático magnate que oculta su identidad, y Jinwoo Lee, un frío y calculador multimillonario con conexiones en el mundo criminal. A pesar de sus diferencias, ambos se sienten atraídos de manera inexplicable tras un primer encuentro. Mientras enfrentan a sus enemigos, Seo-jun y Minji, que buscan separarlos por venganza y ambición, Gael y Jinwoo luchan contra sus propios demonios, descubriendo que sus destinos están entrelazados por algo mucho más profundo que el poder.
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La Trampa se Tiende
El sol brillaba intensamente sobre Seúl, bañando la ciudad en una luz dorada que contrastaba con la atmósfera cargada de tensión que sentían Jinwoo y Gael. Mientras su equipo trabajaba en el plan para atraer a Minji, ambos hombres se preparaban mentalmente para lo que estaba por venir. Había un aire de determinación entre ellos, pero también una inquietud subyacente. La vulnerabilidad que compartían comenzaba a transformarse en un lazo más profundo.
Jinwoo había decidido hacer una aparición pública en uno de sus eventos de caridad, algo que normalmente sería un movimiento bien calculado. Sin embargo, esta vez sería un señuelo. La idea era hacerle creer a Minji que estaba bajando la guardia, permitiéndole pensar que tenía una ventaja. La gala estaba programada para la noche, y todo el equipo de Jinwoo estaba en pie de guerra.
—Necesitamos que todo se vea perfecto —dijo Jinwoo mientras revisaba los preparativos con Kim—. La invitación que enviamos a Minji debe parecer auténtica. Quiero que se sienta atraída por esto, que crea que ha encontrado una oportunidad.
Kim asintió, mientras colocaba algunos papeles en la mesa. Jinwoo sabía que su asistente era meticuloso, pero había una sombra de preocupación en su rostro.
—¿Y si ella no muerde el anzuelo? —preguntó Kim—. Minji es astuta. Si siente que esto es un truco, podría decidir no presentarse.
Gael, que había estado observando la conversación, intervino.
—Eso es un riesgo que debemos correr —dijo, su voz firme—. La clave es hacer que parezca que tenemos algo que perder, algo que realmente le importe. Si logramos que se sienta cómoda, caerá en la trampa.
Jinwoo sonrió ante la confianza de Gael. Era un jugador audaz, y esa audacia era lo que necesitaban para salir adelante. Mientras tanto, la imagen de Minji rondaba por su mente, recordándole que no solo era una oponente formidable, sino que también era alguien con quien había tenido un pasado complicado. La noche prometía ser intensa.
A medida que avanzaba el día, el lugar del evento comenzó a llenarse de luces y música. La sala de recepción estaba adornada con elegantes decoraciones, y el aire estaba impregnado del aroma de la comida gourmet que se servía. Jinwoo se movía con gracia entre los invitados, su sonrisa brillante y su porte elegante escondían la presión que sentía por dentro. Sabía que cada interacción era una actuación, y no podía permitirse fallar.
Gael, por su parte, se mantenía al margen, observando la sala con un aire de seriedad. La multitud lo fascinaba y, al mismo tiempo, lo inquietaba. No era un hombre que disfrutara de ser el centro de atención, pero estaba dispuesto a hacer lo necesario para que el plan funcionara. Cada rostro que veía le recordaba que el peligro acechaba en cada esquina.
—¿Has visto a Minji? —preguntó Gael a Jinwoo, mientras ambos se dirigían hacia el escenario donde se darían los discursos.
—No, pero sé que vendrá —respondió Jinwoo, echando un vistazo a la sala. Había demasiados ojos en ellos, y no podía permitirse mostrar debilidad.
A medida que la gala comenzaba, la música sonaba con fuerza, y los aplausos llenaban el aire. Jinwoo tomó el micrófono, su presencia en el escenario era magnética. Cada palabra que decía era una invitación, una señal para Minji de que estaba allí, disponible y vulnerable. Mientras hablaba sobre la importancia de la caridad y la comunidad, sentía que los ojos de Gael estaban fijos en él, brindándole el apoyo silencioso que tanto necesitaba.
La tensión aumentaba a medida que los minutos pasaban. Jinwoo podía sentir que la atmósfera se cargaba con la anticipación de la llegada de Minji. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió y ella entró en la sala.
Minji era una visión deslumbrante. Vestía un elegante vestido negro que acentuaba su figura y una expresión de confianza que resonaba en toda la sala. La multitud se volvió para mirarla, y Jinwoo sintió un escalofrío recorrer su espalda. Ella no era solo una rival; era un recordatorio de todo lo que había perdido y de lo que estaba en juego.
—Es hora —murmuró Gael, acercándose a Jinwoo—. Debemos hacer que se sienta bienvenida.
Jinwoo asintió, tragando la sensación de nerviosismo que le oprimía el pecho. Mientras Minji se acercaba, su mirada se posó en él, y por un momento, el mundo a su alrededor desapareció. Había un aire de desafío entre ellos, una conexión peligrosa que parecía vibrar en el aire.
—Jinwoo, querido —saludó Minji con una sonrisa encantadora, pero había un filo de peligro en su tono—. No esperaba encontrarme contigo esta noche.
—Minji, siempre es un placer —respondió Jinwoo, manteniendo su tono casual, a pesar de que su corazón latía con fuerza.
Gael se quedó un paso atrás, observando la interacción. Sabía que esta era la oportunidad que estaban buscando. Era momento de actuar.
—He escuchado cosas interesantes sobre ti —continuó Minji, su mirada fija en Jinwoo—. No puedo evitar preguntarme, ¿qué es lo que realmente estás planeando?
Jinwoo sonrió, dejando que la tensión se disipara levemente.
—Nada más que celebrar la generosidad y la comunidad —respondió, manteniendo la compostura—. Pero siempre estoy abierto a nuevas oportunidades. ¿Te gustaría unirte a nosotros?
Mientras hablaban, Gael se movió discretamente por la sala, su mente trabajando para recopilar información y estar atento a cualquier movimiento extraño. Sabía que Minji no estaba allí solo por curiosidad; había un propósito oculto en su visita, y no podía permitirse que lo sorprendiera.
Minji, a su vez, observaba a Gael de reojo, evaluando su presencia. Era evidente que sentía la tensión entre ellos, pero también había una chispa de interés. No podía resistirse a un desafío, y ambos hombres eran todo un enigma para ella.
La velada avanzaba, y a medida que la música se elevaba, Jinwoo y Minji continuaban hablando. Había una danza entre ellos, un juego de palabras y miradas cargadas de significado. Mientras tanto, Gael se movía con cautela, recopilando información y asegurándose de que todo se desarrollara según lo planeado.
La noche se tornó oscura, y cuando llegó el momento de revelar la sorpresa del evento, Jinwoo se sintió lleno de nervios. Era ahora o nunca. Se dirigió al micrófono una vez más, sintiendo que los ojos de todos estaban fijos en él.
—Esta noche, no solo estamos aquí para celebrar la caridad —comenzó, su voz resonando en la sala—. También quiero presentar a una persona muy especial que ha sido clave en nuestro éxito.
Mientras Jinwoo comenzaba a presentar a un invitado sorpresa, Minji se tensó, su mirada se volvió más intensa. Sabía que el momento culminante se acercaba, y la anticipación llenó el aire.
De repente, la puerta se abrió nuevamente y un hombre alto, vestido de negro, entró. Era un rostro que todos reconocieron, alguien cuyas conexiones eran temidas y respetadas: el jefe de la mafia local, un antiguo enemigo de Jinwoo y una figura en la que Minji había puesto sus ojos.
La sala estalló en murmullos, y la tensión se palpaba en el aire. Jinwoo se dio cuenta de que su trampa había funcionado, pero no estaba seguro de cómo reaccionaría Minji.
—¡Aquí está! —gritó Jinwoo, tratando de mantener la calma mientras el nuevo personaje avanzaba hacia el escenario—. Esta noche, tenemos a alguien que puede cambiar el rumbo de nuestras vidas.
El ambiente se volvió electrizante, y Minji, con una mirada de furia contenida, comprendió que había sido engañada. Mientras el nuevo invitado tomaba el micrófono, Jinwoo se dio cuenta de que habían despertado a un monstruo.
La noche estaba lejos de terminar, y lo que había comenzado como una celebración se tornó en un juego de supervivencia. Las alianzas se pondrían a prueba y el verdadero rostro de cada uno se revelaría.