Ella es Karen, quien de manera misteriosa ocupa el cuerpo de Samanta, una emperatriz que está destinada a morir.
Ahora que un alma diferente ocupa ese cuerpo, las cosas no serán tan simples para aquellos que le hicieron daño a Samanta.
Esta alma nueva quiere venganza
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Familia Parker
Durante todo el camino a su destino, ella se la pasó incómoda y de mal humor, ya que andar en carruaje era muy molesto, ni andar en burro era tan malo como ir dentro de esa caja.
Samanta iba incómoda, pero al recordar su objetivo, se aguantó todo lo que pudo y dos horas después, ya estaba en dónde tenía que ir.
Nada más llegar, ella en compañía de unos de los guardias fue a vender las joyas, y aunque estás eran sencillas, le dieron una buena fortuna.
Cuando terminó de hacer lo que tenía que hacer, a Samanta se le ocurre ir a la calle más concurrida del lugar, para de ese modo fingir que se perdió, y solo así puede escapar de la vista de ese guardia que la sigue para todos lados.
Con ese plan en mente, ella hizo exactamente así, y no le costó mucho perderse entre la muchedumbre que pasaba y antes de que la encuentren se mete a la primera tienda que ve, y finge que va a comprar, para que la encargada del lugar vaya a ella y así poder preguntar lo que desea.
No pasaron ni tres minutos, cuando la dueña de la tienda llegó a ella y amablemente le preguntó qué desea, y ella tras ver algunos vestidos, hizo la pregunta más importante.
—Dama ¿Usted conoce a alguna maestra de magia?— pregunta Samanta y la mujer amablemente le responde.
—Si lo que desea es un maestro de magia, debe de ir al templo, ya que allí están los mejores magos del imperio— expresa la mujer con sinceridad.
—Si le soy sincera, no tengo tiempo para ir al templo, ¿no existe ningún otro modo de encontrar una persona experta en magia y que sea alguien fiel?— vuelve a preguntar ella y la mujer le dice.
—Claro, siempre existen personas que saben usar magia y que no le agradan servir a los del templo, pero eso le puede costar— dice la mujer con astucia, pues ve la oportunidad de ganar dinero.
—Yo estoy dispuesta a pagar lo que sea, después de todo, seré la emperatriz en unos meses — expresa ella y la mujer se arrodilla asustada, ya que nunca había visto a la futura emperatriz del imperio.
—Perdón majestad no la estaba reconociendo, si un maestro es lo que necesita, yo puedo ayudar, tengo una amiga que tiene buen uso de la magia, y puedo ponerla en contacto, además es alguien muy leal, su nombre es Yanet— dice la mujer mientras hace una reverencia.
—Ponte de pie— ordena Samanta y la mujer le hace caso —Escucha que no tengo mucho tiempo. En el día de mañana, esa persona que me está diciendo irá al palacio a pedir trabajo como doncella. Tú solo has eso, y yo me encargo de lo demás — dice ella mientras le entrega a la mujer unas cuantas monedas de oro, y le ordena mantener en silencio la plática entre ellas.
La mujer lo entiende, y promete mandar a su amiga al palacio mañana.
Tras ambas quedar en un acuerdo, Samanta se prepara para hacer un espectáculo y de manera dramática nada más salir de la tienda comienza a llorar como si le hubieran hecho algo.
Los guardias, quienes estaban en su búsqueda, al verla fueron a verla para ver qué le había pasado.
—Me perdí entre la multitud, tengo miedo vamos al palacio— dice ella muy asustada, o mejor dicho fingiendo estar asustada.
El guardia que la perdió, afirmó que ella se perdió por casualidad, por lo que por él bien de todos, será mejor que nadie diga nada.
Pasado ese momento, todos deciden que lo mejor es regresar al palacio, para de ese modo, evitar que la noche les tome por sorpresa.
El viaje de regreso fue para Samanta igual de molesto, pero a diferencia, de que ese día estaba de buen humor, ya que por fin va a aprender a usar magia, para así tomar venganza.
Su buen humor duró hasta llegar al palacio, pues nada más poner un pie en él, se encuentra con la familia Parker esperando por ella fuera del palacio.
Tal cosa le causó a Samanta mucha curiosidad y por esa razón, nada más bajar del carruaje, fue a ver qué deseaban.
De manera hipócrita, Samanta va hasta su familia y los saluda a todos según sus recuerdos.
—Nos dijo el emperador de que saliste del palacio, nosotros quisimos esperar, para ver qué no intentes nada raro— expresa molesto el padre de Samanta, quien lleva por nombre Román Parker.
—Si no intentarán casarme con un mujeriego, yo no habría escapado en primer lugar— expresa ella con molestias y su madre le da una bofetada que le rompe el labio. Su hermana solo se ríe por lo que estaba pasando con Samanta, ella siempre disfruta ver su sufrimiento.
—Eres una malagradecida, nosotros como tus padres te conseguimos el mejor partido para un matrimonio, y así nos pagas— expresa la señora Parker, quien lleva por nombre Sandra.
— ¿Llaman buen partido a casarme con un hombre con un harén de zorras que lo que intentan es matarme? ¿Por qué no casaron a su linda hija en vez de casarme a mí? — pregunta molesta Samanta y recibe otra bofetada de parte de su padre. Esta vez cayó al suelo y nadie la ayudó a detenerse.
Seguida de eso, el padre de ella se quitó el cinturón de su pantalón y comenzó a pegarle a Samanta sin piedad.
La joven estaba muy enojada, tanto que no lloró ni una lágrima y eso enojó aún más a su padre, y fue tanto así, que dejó el cinturón a un lado, para en su lugar usar sus manos.
Cuando se cansó de pegarle, dijo con desprecio.
—Tú harás lo que yo diga, y más te vale hacer lo que tienes que hacer, o la próxima vez te mataré— dice el hombre para luego ir en un carruaje, pues tiene pensado ir a una mansión que tiene cerca del palacio.
Mientras que Samanta estaba aún en el suelo, llena de golpes y algunas heridas.
Ella, aunque está totalmente golpeada, no lloró ni una lágrima, pues esa gente no lo vale.
Aun adolorida, ella se levanta del suelo, y poco a poco va caminando hasta su habitación. Nadie allí en el palacio le prestó atención.
Le tomó un poco de tiempo llegar, y al hacerlo, tras cerrar la puerta, se derrumbó en el suelo.
Su cuerpo en esos momentos se sentía muy dolorido, tanto que la pobre se retorcía de dolor.
Ante eso, ella dejó escapar un grito y sin poder evitarlo, sus lágrimas salieron.
El dolor de su cuerpo aumentaba con cada segundo que pasaba, y sin más, Samanta se desmayó y cayó en la oscuridad, mientras su cuerpo seguía mandando descarga de dolor.
De una manera asombrosa, el cuerpo de Samanta comenzó a ser envuelto por un gran capullo, y estaba envuelta como si ella fuera una momia o una oruga en transición, y destellos multicolores salían de dentro del capullo.
Samanta estaba totalmente inconsciente y su mente estaba en blanco, parece que los golpes le hicieron mucho daño.
Dentro del capullo, sus heridas estaban siendo curadas.
Haber si ahora empieza a pensar con la cabeza de arriba y no con la de abajo 🤣