ANÓMALOS

El Sol se había ocultado en el horizonte y las estrellas se abrieron paso en la oscuridad del cielo y, junto a ellas se hicieron presentes Lara y Lura, los dos satélites que posan en el cielo nocturno.

«Realmente había pasado mucho tiempo desde que no veía el cielo de esta forma» pensé mientras apreciaba la belleza del cielo estrellado.

—¿Cuánto falta para llegar?

—No mucho... Ya estamos cerca de nuestro destino.— respondió Kevin mientras veía a ambos lados del camino.

Ha transcurrido media hora desde que derrotamos al cazador; media hora en la que nos escondimos de otros vigías durante el trayecto, y en la que salimos de la ciudad para adentrarnos en el bosque que la rodeaba.

—¿Y qué pasará con tu motocicleta?

—Esa no era mi motocicleta— dijo Kevin con una pequeña risa.

—¿Qué? ¿De quién es?

—No lo sé, simplemente la tomé.

—…

«Así que la robo»

—Bien, llegamos a nuestro destino.— exclamó Kevin mientras se detenía.

Nos habíamos detenido en una pequeña área despejada que se encontraba dentro del bosque.

—Pero si no veo nada en este lugar.

Kevin solo avanzó cuatro pasos y golpeó el suelo dos veces, pero el sonido que se escuchó fue muy distinto a lo que esperaba, siendo más un sonido metálico. Yo solo me quedé confundido por el ruido que se produjo y, miré fijamente a Kevin. Luego de unos segundos una escotilla se abrió ante mis ojos, saliendo de ella una chica con bata que ya conocía.

—Kevin… Y Lian.— dijo con una pequeña sonrisa.

—Increible, ¿No?— dijo Kevin.

—¿Cuándo construyeron esto?— pregunté confundido y asombrado.

—Nosotros no construimos nada… Simplemente tomamos una antigua fortificación construida durante la última guerra y le hicimos algunas modificaciones.— respondió Sofía.

—Vamos a entrar de una vez, que estar aquí afuera es peligroso.— exclamó Kevin.

Una vez estando dentro de la fortificación pudimos descansar

—¿Y los demás?— preguntó Kevin.

—Ya partieron hace más de una hora.

—¿Por qué?

—Bueno… Dos cazadores se acercaron bastante a este lugar, pero los destruimos antes de que llegaran a descubrir la fortificación. Así que decidieron marcharse para no poner en riesgo a los más débiles… La única que se quedó fue Chloé.

—Hum, ya veo… ¿Y dónde esta Chloé?

—Esta dando una patrulla en estos momentos. Por cierto, Kevin… ¿Qué te ocurrió?

(Suspiro)

—Nosotros también nos encontramos con un cazador. Por suerte, solo me logro hacer unos cuantos rasguños, pero nada grave.

—¿Estás seguro?

—Sí.

—¿Y tú estás bien?

—Sí, yo solo observé como él acababa con el cazador— dije mientras señalaba a Kevin.

—Aunque no peleó contra el cazador, formó un buen escudo para protegerse.— dijo Kevin.

—¿En serio?— preguntó con sorpresa Sofía.

—Eso fue pura suerte.— exclamé

—Hum… Como sea, es bueno saber que están bien.

—Sí.— respondimos al unísono Kevin y yo.

—Entonces, ¿A esto te referías con que me buscarían?

—No exactamente… El plan inicial era que otros de nuestros compañeros te irían a buscar, pero eso cambió con toda la situación que se formó. Teniendo que encontrarnos antes de lo previsto.

—…

Solo la observé por unos segundos, antes de realizarle otra pregunta.

—Y hablando de que me iban a buscar… ¿Por qué exactamente me buscarían? ¿Soy tan importante para ustedes?

El lugar se quedó en silencio por unos minutos, hasta que Kevin le realizó una pregunta a Sofía.

—¿Le decimos?

—Algún día se va a enterar, y ese día puede que no tarde mucho en llegar, así que no veo problema en decirle.

Yo simplemente los ví confundido, no sabía si era algo bueno o malo lo que me dirían, pero sus rostros completamente serios me decían que esto tenía más pinta de ser algo malo.

—Ven, busquemos donde sentarnos.— dijo Sofía mientras comenzaba a moverse.

—Yo daré un vistazo por el área.— dijo Kevin para después subir las escaleras y abrir la compuerta, desapareciendo así de nuestra vista.

Después de habernos sentado en unas viejas sillas de madera que estaban en el lugar, Sofía comenzó a hablar.

—¿Por dónde empiezo?— se preguntó ella misma en voz baja.

—¿…?

—Ya sé… ¿Recuerdas lo que viste en aquella alucinación?

Asentí con mi cabeza a su pregunta para después realizarle una yo.

—¿Por qué?

—Pues esa es la respuesta a tu pregunta.

Solo la observé con cierta confusión en mi rostro.

—Aquel orbe dorado que viste no era simplemente un orbe, ese era el núcleo que todos los seres vivos en este mundo tenemos.

—…

—Ese núcleo es la causa de porque nosotros podemos absorber Kuxtal…

—Espera… Si estas diciendo que todos los seres vivos tenemos ese núcleo y, que gracias a el los anómalos pueden absorber el Kuxtal entonces… ¿Por qué no otras personas pueden hacer lo mismo que tú o Kevin?

—Y es ahí donde entra el tan conocido despertar; el despertar como su nombre lo dice, es aquel que ocurre cuando una persona despierta como un anómalo, y es en ese momento en el que puede manipular el Kuxtal. pero lo que realmente despierta en ese proceso es el núcleo que llevamos dentro de nosotros, permitiéndonos así controlar el Kuxtal.

—…

—Bueno, esa es la teoría que tenemos, pero no la hemos podido comprobar…

—Y es ahí donde entro yo, ¿Verdad?

—Sí… Tú eres la única persona que pudo ver su núcleo hasta ahora… Por lo tanto, existe una posibilidad de que puedas ver el núcleo de los demás o, eso es lo que creemos.

—Ya entiendo mejor las cosas, bueno, casi todo. Pero no entiendo porque me dejaron ir tan fácilmente.

—Eso es fácil de responder… Te dejamos ir porque la DCA nos tenía completamente rodeados, y si comenzaba una pelea entre los agentes de la DCA y nosotros, te verías envuelto en eso, pudiendo terminar gravemente herido o hasta perder la vida. La mejor opción era alejarte del área, después de todo te necesitamos con vida.

—Ya veo.

Y luego de haber tenido esa conversación con Sofía, tenía más claro lo que ocurría a mi alrededor.

«Que problemático es todo esto…» siendo interrumpido por el sonido que producía la escotilla al abrirse.

—Ya llegó Chloé.— exclamó Kevin mientras bajaba las escaleras.

Sofía se levantó de la silla y se dirigió hacia las escaleras para recibir a la chica llamada Chloé. Bajando solo segundos más tarde una chica; una chica de piel morena, con ojos y cabello rizado de color negro, estando este último amarrado en una cola de caballo; llevaba puesto un vestido azul marino que le llegaba hasta las rodillas.

«Se ve muy joven» pensé mientras la veía.

—¿Algo importante?— preguntó Sofía.

—No, simplemente hay vigías a unos kilómetros de aquí.

—Bien, descansa un rato, has trabajado mucho esta noche.

Chloé solo asintió con la cabeza y paso a retirarse del lugar.

«¿Por qué se me hace conocida esta chica?» dándole vueltas en mi cabeza una y otra vez a esa pregunta, hasta que me acordé de algo.

«Espera... Ya sé porque la conozco… Había salido en las noticias la muerte de una chica de una familia adinerada»

Haciendo una cara de sorpresa al venirme ese recuerdo y, recibiendo miradas juzgadoras por parte de Kevin y Sofía.

«Ella está muerta entonces… ¿Cómo es posible que la esté viendo aquí? ¿Podría ser otra chica que se parezca físicamente? No... No hay forma de que exista alguna otra chica que sea una copia exacta»

—Lian, ¿Te encuentras bien?— preguntó Kevin.

—¿Ah?… Lo siento, estaba perdido en mis pensamientos.

—Sí, lo notamos.— exclamó Sofía. —¿En qué pensabas?

—No es nada importante.

—¿Estás seguro?— preguntó Kevin.

—Sí.— dije con una sonrisa. —¿Y qué haremos ahora?

Teniendo que realizar una pregunta para cambiar de tema, y así dejar de ser interrogado por los dos.

—...

—Hum, por ahora solo debemos esperar a que el señor David llegue.— dijo Sofía.

—Yo me iré a dormir. Me despiertan si sucede algo.— exclamó Kevin.

Después de que se fuera Kevin, Sofía se volvió a sentar en una de las viejas sillas de madera y procedió a cerrar los ojos.

—¿Tú también vas a dormir?

—No.

—…

«Creo que también descansaré un momento»

Y así transcurrieron las horas, pero un estruendo en la superficie nos puso en alerta a todos.

—¿Qué fue eso?— preguntó Sofía.

—No lo sé.— respondió Chloé.

—Iré a echar un vistazo.— dijo Kevin.

—Yo también…

Siendo detenido por Kevin.

—No, si es algo peligroso, puede ser muy arriesgado que tú salgas.

Solo me mantuve en silencio, después de todo tenía razón, solo siendo pura suerte que me salvará aquella vez del cazador.

Y una vez que Kevin salió de la fortificación, todos dentro del lugar nos mantuvimos observando la escotilla que llevaba a la superficie, esperando que Kevin viniera lo más rápido posible para decirnos que ocurrió.

—¡¡Salgan!!— exclamó Kevin con fuerza.

Al escucharlo decir eso nos apresuramos a salir de la fortificación, y una vez estando fuera nos llevamos una sorpresa no tan agradable.

—Muy bien… Sus manos donde las pueda ver.— dijo un tipo vestido con una especie de uniforme militar de color negro.

—No hagan nada estúpido.— exclamó otro sujeto vestido de la misma forma.

Ahora estábamos rodeados por unos veinte sujetos vestidos todos de la misma forma. Además, se apreciaba en el cielo a tres vigías de la DCA, sin olvidar que dos cazadores se encontraban a la distancia.

—Si no hacen movimientos sospechosos, no les dispararemos, ¿Entendido?— dijo uno de los uniformados.

—¡¿Creen qué podrán hacernos algo con esos juguetes?!— grito Kevin.

—¡Ey!, mantente tranquilo niño, o terminarás herido.— dijo un uniformado.

—Kevin, mantén la calma, estamos en desventaja... Primero hay que pensar en un plan.— murmuró Sofía.

Yo solo observé la escena con miedo, pues podría terminar esto de una forma muy mala para nosotros.

Luego de unos cuantos segundos, uno de los uniformados saco un comunicador y reportó la situación con su superior.

—Los encontramos. Tenemos a cuatro anómalos con nosotros, ¿Qué hacemos con ellos?

—…

—¿Está seguro de lo que dice?.

—...

—Entendido.

—¡Bien, nos retiramos señores!

Después de escuchar esas palabras, todos los sujetos con uniforme, vigías y cazadores se marcharon del lugar. Pasando de estar en una situación totalmente mala para nosotros, a pasar a una en la que estábamos completando confundidos.

—¿Qué sucedió?— preguntó Chloé.

Pero no hubo respuesta a la pregunta de Chloé por parte de nadie.

...HORAS ANTES...

Perspectiva de Carolina:

¡Biiiip, biiiip!; ¡biiiip! ¡biiiip!

—Hola.

—¡Jefa!, tenemos la lectura de varios anómalos saliendo de los túneles.

—¿Cuántos son?

—Tenemos trece anómalos, y seis de ellos presentan niveles de Kuxtal en sus cuerpos más altos que los demás.

—¿Hacia dónde se dirigen?

—Hum... Están huyendo en diferentes direcciones. Un grupo de siete anómalos van al norte, dos van al sur, otros dos se dirigen al oeste y los últimos dos restantes están moviéndose por la ciudad, siendo los que más rápido se mueven de todos.

—¿Qué pasó con los agentes que estaban vigilando los túneles?

—La mayoría fueron noqueados por los dos anómalos que se mueven por la ciudad.

—Bien, desplieguen a los cazadores. Necesito que despliegues a todos los vigías que puedas y que sigan a los anómalos que están saliendo de la ciudad.

—Entendido.

—Jefa, ¿cómo deben actuar los cazadores con los anómalos?

—Solo que realicen una advertencia, si estas no son seguidas por los anómalos, pueden eliminarlos... Ahora dime la ubicación de los anómalos que están aún en la ciudad.

—Uno esta en la vieja estación de trenes de la ciudad, mientras que el otro no deja de moverse.

—Envia un cazador y a un vigía con el segundo... Yo iré por el primero.

(Colgar)

Y después de haber terminado de hablar con Óscar, me dirige a toda velocidad hacia la vieja estación de trenes.

Tan solo me tomó unos minutos el llegar a mi destino, y una vez estando ahí sentí la presencia de un anómalo, estando claro que aquí se encontraba uno. Además, se trataba de uno peligroso, solo viniéndome a la mente una persona en específico.

No tuve que estar buscando por mucho tiempo a aquel anómalo, hasta podría decir que quería ser descubierto.

Y ahí estaba, aquel sujeto que se me había escapado hace una noche.

—Buenas tardes, señorita Carolina. ¿No son hermosos los atardeceres?

Solo lo observe por unos segundos para después responder su pregunta.

—Sí, siempre lo son, señor David.

Él simplemente me mostró una sonrisa, que no podría distinguir si era forzada o realmente era genuina.

—Y bien, ¿De qué desea hablar, señor David?— pregunté con seriedad en mi voz.

—¿Hablar?

—Bueno, no creo que quiera tener una pelea… Y mucho menos con lo que sucedió anoche.— dije con un poco de burla.

—La edad realmente me ha afectado mucho.— murmuró para si mismo.

—Vaya directo al grano, ¿Qué desea de mí?

—Bien, tengo una propuesta para usted.

—¿Y de qué se trata esa propuesta?

—¿Qué te parece si me dejo capturar?

—¿…?

—Claro, quiero recibir algo a cambio por mi captura.

—¿Qué sería ese algo?

—Es algo muy fácil, nada del otro mundo.— dijo con una sonrisa. —Simplemente quiero que dejes escapar a los demás anómalos que estan siendo perseguidos.

—…

¡Biiiip, biiiip!; ¡biiiip! ¡biiiip!

«Ahora mismo no puedo contestar»

—No se preocupe, puede responder.— exclamó el hombre.

Entonces, me aleje y contesté la llamada.

—Hola.

—Jefa… Tenemos un problema en la estación de policía en la que dejó al anómalo.

—¿Qué sucede?

—El anómalo que no dejaba de moverse, se dirigió a la estación de policía y liberó al otro anómalo... Ahora mismo se encuentran siendo perseguidos por el vigía que habíamos enviado tras él.

—¿Qué ocurre con el cazador?

—Esta a unas cuadras, pero se encontrará de frente con los anómalos.

—Mantenme informada de lo que ocurra.

—Bien.

(Colgar)

«Asi que planearon todo esto» pensé mientras una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

—¿Es lo único que quieres?— pregunté mientras me volvía a acercar al hombre.

—Solo es eso, señorita.

—¿Y por qué haces esto?

—Bueno… Digamos que quiero a todos esos anómalos como si fueran mi familia.

—¿Y qué hay de ese chico que apenas se volvió uno? ¿Ya lo consideras un miembro de esa familia?

—Sí.

«¿Por qué es tan importante ese chico para este tipo?»

—¿Cómo puedo saber que esto no es una trampa?

—Hum… No sabría decirle, pero si le sirve de algo… Le doy mi palabra.

—¡Ja!, ¿Tomar la palabra de un anómalo como prueba?

—Puede creerme o no, pero lo digo en serio.

—Déjame pensarlo por un momento.— exclamé antes de alejarme del lugar.

—Claro, no hay problema, señorita.— dijo mientras se recargaba contra una de las ya viejas paredes del lugar.

¡Biiiip, biiiip!; ¡biiiip! ¡biiiip!

—Jefa, el grupo de siete anómalos se reunió con una de las dos parejas en el bosque, ahora estamos enviando dos cazadores y algunos vigías al área en la que los perdimos. Además, estamos preparando un grupo para que se dirijan al lugar.

—Está bien… ¿Qué sucedió con la otra pareja de anómalos que salieron también de la ciudad?

—Parece que esos dos también se dirigen a la misma área del bosque que los anteriores.

—¿Y cómo va la otra situación?

—El cazador que se envió fue destruido por los anómalos...

(Colgar)

«¿Qué hago ahora? Si me niego y escapa otra vez entonces, dudó que tenga otra oportunidad de atraparlo, y podría terminar en fracaso la operación»

—Señorita, ya no puedo esperar más tiempo.

—...Bien, acepto su propuesta.

—Me alegró de que aceptará la propuesta, señorita Carolina.— dijo mientras extendía sus brazos.

Aunque tenía mis dudas de que estuviera hablando en serio, me acerque para arrestarlo, y no hubo resistencia alguna por parte del hombre. Aunque su rostro ahora era completamente serio.

¡Biiiip, biiiip!; ¡biiiip! ¡biiiip!

—Óscar, soy Carolina, necesito que le digas a todos los agentes que dejen de perseguir a los anómalos.

—¡¿Q-Qué?! ¡¿Se encuentra bien, jefa?!

—Sí, estoy bien... Después te explico todo, por ahora solo transmite esa orden.

—Bien, como usted diga.

(Colgar)

—Vamos.— dije mientras me llevaba al hombre arrestado.

«¿Habré hecho bien en aceptar el trato?»