Una joven enamorada de su esposo, recibe la peor de las noticias después descubre la traición del hombre al que ama, dejándola sola en su lucha por recuperar la vida y felicidad que algún día tuvo.
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capítulo 12
En los días que siguieron ella no dejó de pensar en las palabras de su esposo, el tono de reproche, el fastidio ¿Será que está haciendo mal en retenerlo a su lado? Su dolor no solo se ha vuelto físico, sino también mental, no sabe cómo afrontar está situación
-Hoy no te voy a poder acompañar al hospital, tengo mucho trabajo
Eso es mentira, lo que en realidad pasa es que ya no quiere seguir atado a esa desagradable rutina de cada semana, además recuerda las palabras de su amiga y confidente
"No es indispensable que vayas, no es como que tú vayas a aplicar la quimio"
Laura tiene razón en eso, a lo único que va es a ver cómo sufre Mariana sin que él lo pueda evitar.
-Le puedes llamar a tu mamá que te acompañe
Mariana sintió como el ácido que le provocaba saber que su esposo no irá con ella sube por su garganta, decidió no llamar a su mamá, no quiere disponer de su tiempo cada que se le apetezca a su esposo
-Sí, yo le llamo, no te preocupes
Ella recordó todo lo que su psicóloga le ha dicho, que tiene que aprender a estar siempre para ella misma, que nunca espere nada de los demás, así sea su esposo ya que nada está escrito y son pocos lo que se quedan a nuestro lado en los peores momentos. Ahora entiende bien esas palabras.
Así la desvalida mujer entró en completa soledad a la sala, es inevitable el dolor físico que siente, pero es más el dolor moral que siente al saberse sola, bien sabe que su familia hubiera dejado sus compromisos de lado por estar con ella, pero aún así decidió no llamarlos, hoy es un buen día para comenzar a estar sola
La soledad que le acompañó la hizo reflexionar en muchas cosas, tratará de hablar con su esposo respecto a toda esta situación, si él lo que desea es ser feliz y ella se lo está evitando le dará su libertad, la verdad es que no quiere que se quede a su lado por lástima
-¡Mariana!
Un hombre joven bastante guapo la saludo en cuanto la vió
-Hola Saúl
Él es el hermano de Alicia se conocieron cuando ella acudió a una de sus sesiones y él estaba con su hermana, a él se le hizo una mujer hermosa aún con el semblante de una persona enferma, aunque por estar casada solo la ve como una amiga
-¿Vienes sola?
No pudo evitar preguntar, no es lo mejor para una persona en sus condiciones acudir sola a sus quimioterapias, el tratamiento al que se enfrentan es terrible y necesitan sentirse seguras, amadas
-Si, mi esposo tuvo un imprevisto y no quise llamar a mi mamá de último momento, se me hace muy descortés
Quiso justificar el hecho de estar sola en ese lugar con una leve sonrisa, aunque su mirada decía todo lo contrario
-Pero ahora yo estoy aquí y te voy a llevar a tu casa
La chica se quiso negar, a ella no le parece correcto subir al auto de un hombre que no sea su esposo, pero ante la insistencia de su amigo no tuvo más que aceptar
El fin de semana reunió las pocas fuerzas que tenía y se puso de pie para poder prepararle un desayuno a su agotado esposo, él aún duerme cómo cada viernes llegó muy tarde a casa, está ocasión ni siquiera se preocupó por saber si alguien estaba acompañado a Mariana o como se sintió después de su quimio
Después de darse un baño salió al comedor, se sorprendió ver servido su desayuno favorito, sintió un poco de remordimiento, el cual de inmediato pasó al ver a su esposa con un semblante fúnebre y los labios tan resecos que la sonrisa que le brindó le causó escalofríos
-Hoy quise consentirte
Le dijo ella con su muy conocido tono cariñoso
-No es necesario, tú debes descansar, hacer más esfuerzos de los necesarios te puede hacer daño, ¿Acaso no piensas en ti?¿Qué es lo que buscas?
Sus gritos hicieron estremecer a la agotada chica, nunca espero que su esposo tuviera ese tipo de reacción, su única intención era poder volver a pasar un día agradable con él, extrañaba sus conversaciones en las que se la pasaban haciendo planes, sus bromas y todos esos momentos que los hicieron felices. Pero al parecer el cáncer no solo se llevó su cabello, también se llevó el amor de su esposo. Por un momento pensó que pedirle el divorcio era algo muy drástico, pero ahora se lo estaba volviendo a plantear, solo que no tenía las fuerzas necesarias para una discusión por lo que prefirió callar.