Tú, Mi Bello Tesoro 2

Eve como todos los días, recorría la ciudad en su bicicleta para llegar a tiempo al hospital, pero hoy estaba algo retrasada, así que tomó un atajo por una calle por la cual nunca transitaba, era la zona de locales nocturnos y club de bailarinas exóticas. Ella amaba bailar, así que en secreto practicaba todos días y únicamente cuando se encontraba sola en casa; pero últimamente sus movimientos eran más sexis y eróticos, tanto así que una idea rondaba por su cabeza y era saber qué se sentiría ser observada por tantos hombres y bailar para ellos. En su mente podía disfrutar de esa experiencia e imaginar cómo el público masculino grita su nombre.

Como perdida en sus pensamientos siguió pedaleando rumbo al hospital, pero en uno de los locales, al final de la calle, estaba instalado un cartel con el nombre del club, “El antifaz”; al parecer se inaugura en unos días y varias personas trabajaban en el lugar acondicionando el ambiente. Ella estaba detenida en la esquina esperando en el semáforo su luz de paso, cuando vio que una mujer muy bella de cabello corto y rojizo, colocaba una pizarra en la ventana con un aviso buscando bailarinas y camareras.

Distraída siguió su camino; aunque durante todo el día  en el hospital no pudo quitar de su mente ese lugar y pensando que era el destino que le brindaba una oportunidad de cumplir su sueño. Al acabar su práctica de residencia, ya era tarde, así que se cambió con su ropa diaria y regresó a su hogar.

Carolina estaba horneado unas galletitas de avena mientras decoraba un pastel de cumpleaños para una pequeña.

  ⎯ ¡Eso se ve muy bello! ⎯ dijo Eve besando su mejilla y robando un trozo de chocolate.

 ⎯ ¡Oye! Ese chocolate es para hacer un oso, no lo comas. ⎯ la regaño.

 ⎯ Perdón, estoy ansiosa y se ve todo muy exquisito.

 ⎯ Bueno, te dejaré probar un poco del helado que compre. Está en el freezer.

 ⎯ Gracias. ⎯ respondió Eve mientras buscaba el pote con tan deliciosa crema. ⎯¿Quieres un poco?

 ⎯No, hoy comí suficientes dulces.

Eve se sentó cerca de la mesa y con una cuchara empezó a comer el helado directamente del pote, mientras que su hermana seguía trabajando.

 ⎯ Dime qué sucede. Tú solo te comportas así cuando algo te inquieta.⎯ sugirió mientras estira el fondant sobre la mesa para cubrir el pastel.

 ⎯Tengo ganas de trabajar en un club nocturno.⎯ dijo sin rodeos y a Carolina se le cayó el palo de amasar al suelo.

 ⎯¡¿Que?! ¿Acaso te volviste loca!? ⎯  la miró con asombro.

 ⎯ No, es algo que me gustaría hacer, además necesitamos dinero y un ingreso extra no nos vendría mal.

 ⎯ Eve, si estás pensando en trabajar en ese lugar porque estoy embarazada ya te digo que te olvides de esa idea.⎯ habló con firmeza.⎯ Tengo dinero suficiente para hacerme cargo de mi bebé y ya estoy buscando un local para alquilar sé que no es lo mismo que ser la propietaria pero por algo se empieza. Voy a poner una panadería.

 ⎯ ¿Y quién cuidará del bebé?

 ⎯ Yo.

 ⎯ Cuidar de un niño requiere de mucho trabajo, no creo que puedas con las dos cosas.

 ⎯ Tengo el apoyo de Franco, él será mi socio y nos turnaremos hasta que yo pueda hacerme cargo por completo del lugar.

 ⎯ ¿Lo tienes todo resuelto?

 ⎯ Casi, solo falta conocer a la pareja de Franco para que se quede tranquila y no crea que le quiero robar al novio. ⎯ respondió. ⎯ Aunque ganas no me faltan, se ha portado tan dulce durante todo mi embarazo que es imposible no amarlo.

 ⎯ Carito, él te ve solo como a una hermana, ya te lo he dicho.

 ⎯ Lo sé, pero no me cambies el tema de la conversación, estábamos hablando de tu ridícula idea de ser bailarina exótica.

Carolina se apoyó contra la mesada cruzó sus brazos por encima de su vientre y miró a su hermana esperando una explicación.

 ⎯ Carito, no solo lo quiero hacer por el dinero, me gusta la idea de bailar y ser conocida.⎯ explicó con ilusión.⎯ Sabes muy bien que cuando era niña practicaba ballet y por subir de peso al desarrollarse mi cuerpo tan exuberantemente, tuve que abandonar mis sueños. Ninguna compañía me aceptaba, no encajaba con el estereotipo de bailarina.

 ⎯ Lo sé.

 ⎯ Si mi cuerpo era un obstáculo en ese momento, ahora lo usare a mi favor, creare un gran show y conseguir propinas suficientes para comprar un auto.

 ⎯ De acuerdo.⎯ dijo al pasar e intentó alcanzar el palo para continuar con su trabajo; pero era imposible su vientre se lo impedía.

 ⎯Ten.⎯ Eve se lo dio y suplicando le preguntó.⎯ ¿Me apoyaras?

 ⎯ Claro, tienes mi apoyo.

 ⎯ Gracias

 ⎯ Además, ahora estamos en igualdad de condición.⎯ comentó mientras lavaba el palo de amasar.

 ⎯ No entiendo.

 ⎯ Hermanita, seremos las dos las ovejas negras de la familia.⎯ comentó y se rió a carcajadas.⎯ ¡Ahora si vamos a matar a mamá de un infarto!

 ⎯ ¿No le dirás? ⎯ preguntó al mismo tiempo que sus ojos parecían escapar de sus cuencas por el asombro.

 ⎯ No, solo bromeo contigo. Será nuestro secreto.

Eve abrazó a su hermana y salió de la cocina en busca de algo sexi, para ir a ofrecer sus servicios al bar.

Era ya tarde cuando Eve llegaba en taxi al club. Durante todo el día estuvo concentrada en buscar un estilo de ropa que llamara la atención y que fuera acorde con el lugar, sin embargo en su placard, solo habían ambos, guardapolvos y ropa cómoda para ir al hospital, en cambio Carolina tenía de todo y sus tallas eran similares. Ella necesitaba de un atuendo que sea audaz y a la vez que le sirviera para proteger su identidad por si alguien del hospital o algún paciente acudía a ese lugar.

No sabe porque pero al final se decidió por unas botas texanas, un sombrero haciendo juego que cubría parte de su rostro, una minifalda de jean y una camisa a cuadros. Era toda una vaquera sexi y atrevida; por eso nadie creería que se trataba de la doctora.

Al entrar habían muy pocas personas que trabajaban acomodando mesas y limpiando espejos, pero una bella  mujer resaltaba entre todos ellos, y era la misma señora que vio durante el día colocando la pizarra. Luego de que se presentaran formalmente, Paola le indicó cuál era la oficina del dueño del lugar y su esposo, ambas mujeres subieron las escaleras para hablar con él y Pietro fue muy cortés al presentarse.

El matrimonio quedó encantado con la idea de tener un show de una vaquera, y le entregaron un antifaz, Eve sería parte del equipo y trabajaría únicamente en sus noches libres a cambio de las propinas y una pequeña remuneración.