está es la historia de Betty una jovencita luchadora , positiva y humilde; que sin querer atrae la atención de un hombre que es lo opuesto a Betty.
Antoni Santino un hombre con cicatrices del pasado ,desconfiado y cerrado al amor.
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Capítulo 9: Consecuencias Irreversibles
Varios días después de esa noche .....
James había llegado más temprano de lo usual a la empresa, el café aún humeante en su mano reflejaba la tensión que se acumulaba en su pecho. Había pasado la noche anterior dándole vueltas a lo que había escuchado de algunos empleados y a la repentina actitud de Antoni. Sabía que tenía que hablar con él, que debía aclarar lo que había sucedido con Betty. No podía simplemente ignorar los rumores ni la frialdad que había percibido en su amigo
Cuando entró a la oficina de Antoni, lo encontró de pie junto a la ventana, mirando hacia la ciudad que despertaba lentamente. La luz del amanecer perfilaba su silueta y, por un instante, James dudó si interrumpirlo. Sin embargo, la imagen de Betty, con su mirada llena de incertidumbre, lo impulsó a dar el primer paso.
—Antoni —comenzó, con un tono más firme de lo que esperaba—. Necesito saber qué pasó esa a noche con Betty.
Antoni no se giró inmediatamente. Tomó unos segundos más, como si estuviera contemplando la mejor manera de abordar el tema. Finalmente, se dio la vuelta, mostrando una expresión que James no pudo descifrar del todo.
—No pasó nada importante, James —respondió con frialdad, encogiéndose de hombros—. Resultó ser como cualquier otra.
James frunció el ceño, sorprendido por la respuesta.
—¿Cualquier otra? ¿Eso es todo lo que tienes que decir?
Antoni caminó hacia su escritorio, recogiendo unos papeles para fingir que estaba ocupado. No quería sostener la mirada de James. Sabía que su amigo lo conocía demasiado bien como para creer en esa fachada, pero tenía que intentarlo.
—Sí, James, no somos compatibles. Ella no es más que una mujer que se hizo ilusiones sin fundamento. Es mejor que se aleje antes de que piense que puede pasar algo más.
James sintió una punzada de decepción y enojo al escuchar las palabras de Antoni. Sabía que su amigo tenía un lado oscuro, pero nunca imaginó que llegaría a ese punto.
—¿Estás diciendo que la utilizaste? —La incredulidad impregnó su voz—. ¿Que le diste esperanzas solo para después desecharla?
Antoni, sin dejar traslucir la tormenta que se libraba en su interior, solo asintió.
—No le di ninguna esperanza, James. Fue ella quien se la creó sola. No quiero que ella se haga falsas expectativas, es mejor que lo entienda ahora.
Lo que Antoni no sabía era que Betty había llegado a la oficina con la intención de hablar con él. se había pasado toda la noche preguntándose qué había cambiado, por qué Antoni había salido tan apresurado esa mañana. Justo cuando estaba a punto de tocar la puerta, se detuvo al escuchar su nombre en la conversación. Y lo que oyó a continuación la dejó helada.
Cada palabra de Antoni fue un golpe directo a su corazón. Se apoyó contra la pared, intentando procesar lo que estaba escuchando. Era como si todo se desmoronara a su alrededor, le faltaba la respiración ,sentía que se estaba ahogando. No podía creer que el hombre al que había comenzado a conocer y en quien había empezado a confiar pudiera ser tan cruel.
Su mente entró en un torbellino de confusión y dolor. Sin decir una palabra, se alejó lentamente de la puerta, sin que ninguno de los dos hombres dentro de la oficina se diera cuenta de su presencia.
En su camino de regreso a su puesto, Betty se cruzó con Marquitos, Amanda y Angélica. Los tres venían hablando en voz baja de lo que se comentaba sobre Betty en la empresa, pero al verla, se quedaron en silencio. No obstante, la conversación de los empleados que estaban cerca había sido lo suficientemente alta como para que Betty captara al menos una parte.
—Mira, ahí va —murmuró una de las chicas de departamento de relación públicas, sin saber que Betty la escuchaba—. La pobre pensó que acostarse con el jefe le daría algún ascenso. Pero al final, no es más que una puta que buscaba tocar el cielo metiéndose en su cama.
Betty se detuvo en seco, el dolor en su pecho se hizo insoportable. Miró a sus tres amigos, incapaz de articular palabra alguna. Marquitos intentó disimular la incomodidad de aquellas palabras y le dice _Nena, a palabras necias oidos sordos. mientras Amanda, al darse cuenta de la situación, se apresuró a intervenir y apoyar a su amiga.
—Betty, ¿estás bien? —preguntó, viendo la palidez en su rostro.
Betty no respondió. Solo negó con la cabeza, su mente atrapada en una niebla de humillación y vergüenza. No podía soportar lo que estaba pasando, ni las miradas de lástima o desprecio que sentía sobre ella.
Amanda, comprendiendo que su amiga no estaba bien, decidió actuar. Con un gesto rápido, tomó a Betty del brazo y la guió fuera de la empresa, con la ayuda de Marquitos y Angélica.
—Vamos a mi apartamento, necesitas descansar —le dijo Amanda, tratando de infundirle algo de calma mientras la conducía hacia la salida.
Cuando llegaron al apartamento, Amanda preparó una taza de té caliente y la llevó a la sala, donde Betty se había sentado en el sofá, aún en estado de shock. Los pensamientos de Betty iban y venían, la imagen de sus padres apareció de repente en su mente. ¿Qué pensarían si supieran lo que había pasado? ¿Cómo podrían mirarla a los ojos sabiendo que su hija había sido humillada de esa manera?
—Toma, esto te ayudará a relajarte un poco —dijo Amanda, extendiéndole la taza.
Betty la tomó con manos temblorosas, pero no bebió. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y finalmente, dejó que cayeran, sintiéndose más vulnerable que nunca. Amanda se sentó a su lado, colocando una mano en su hombro en señal de apoyo.
—No puedo volver allí, Amanda —dijo Betty con la voz quebrada—. No después de lo que pasó. No después de lo que escuché.
Amanda asintió, entendiendo perfectamente el dolor de su amiga.
—No tienes que hacerlo. De hecho, hay una oferta de trabajo en Los Ángeles. Es una buena oportunidad, podrías empezar de nuevo, lejos de todo esto.
Betty levantó la mirada, sorprendida por la propuesta. La idea de poner distancia entre ella y todo lo que había ocurrido era tentadora. Tal vez, en un lugar nuevo, podría reconstruir lo que quedaba de su dignidad.
—¿En Los Ángeles? —repitió, como si estuviera probando la idea en su mente.
—Sí, y es en lo que estudiaste. Es una oportunidad para empezar de cero, Betty. Tal vez sea justo lo que necesitas.
Betty asintió lentamente. Le dolía dejar todo atrás, pero sabía que no podía quedarse. Necesitaba alejarse de Antoni, de los rumores, y sobre todo, de los recuerdos.
—Está bien —dijo finalmente—. Me iré a Los Ángeles.
La mañana siguiente fue un torbellino de emociones.
Betty se despertó sintiéndose un poco más firme en su decisión. Se vistió con cuidado, intentando proyectar una imagen de serenidad que no sentía del todo. Fue directamente a Recursos Humanos y entregó su carta de renuncia. Sabía que esto era lo mejor para ella, aunque doliera.
Cuando finalmente llegó a la oficina de James, este la recibió con una mezcla de sorpresa y preocupación. Ella lo saludó con una sonrisa triste, sabiendo que él no tenía la culpa de nada de lo que había sucedido.
—James, solo quería darte las gracias por todo —comenzó Betty, tomando aire antes de continuar—. Pero ya no puedo seguir aquí. Creo que es lo mejor para todos que me vaya.
James la miró, sin poder ocultar su tristeza.
—Betty, no tienes que hacer esto. Sé que las cosas se han complicado, pero podemos solucionarlo.
Betty negó con la cabeza, con una determinación tranquila.
—No, James. Agradezco tu intención, pero mi decisión está tomada. Me ofrecieron un trabajo en Los Ángeles y creo que es la oportunidad que necesito para empezar de nuevo.
James suspiró, dándose cuenta de que no podría convencerla. Sabía que era lo mejor para ella, pero eso no hacía que fuera menos doloroso.
—Te deseo lo mejor, Betty. Si alguna vez necesitas algo, no dudes en llamarme.
Ella asintió, agradecida por sus palabras. Luego, sin más que decir, salió de la oficina, dejando atrás todo lo que había conocido.
Horas más tarde, en el aeropuerto, los padres de Betty la despidieron con lágrimas en los ojos.
Aunque sabían que era lo mejor para ella, no podían evitar sentir un vacío al verla partir. Betty les aseguró que estaba bien y que esta nueva oportunidad era lo que necesitaba. Cuando finalmente la llamaron para abordar, los abrazó una vez más antes de despedirse y caminar hacia su nuevo comienzo.
Mientras tanto, en la empresa, James se dirigió directamente a la oficina de Antoni. No tocó la puerta, simplemente la abrió de golpe, encontrando a su amigo sentado tras el escritorio, aparentemente inmerso en el trabajo. Pero James no se dejó engañar.
—¡Te advertí que ella no merecía lo que le hiciste! —gritó James, acercándose rápidamente.
Antes de que Antoni pudiera reaccionar, James le propinó un puñetazo y le dijo que Betty se había ido de la empresa, _¡perdiste la oportunidad de ser feliz con alguien especial! Antoni en ese momento sintió que su corazón se partió en dos.
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Hola ,querido lector soy nueva en esto ,espero tu apoyo dándole me gusta al capitulo, gracias por tu apoyo 👍🙏😘