"Amaya Dalys, única hija y heredera del Ducado Dalys es caprichosa y casi toda la nobleza la odia por ser una megalómana justificada"
Esa es la conclusión a la que llega la nueva Amaya Dalys, sin embargo, esto no es lo que realmente le causa problemas. Si no su irrompible matrimonio con el Marqués Axel Hackett.
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MARQUÉS AXEL HACKETT
El Marquesado Hackett era rico en muchas cosas, pero su principal producto era la lana de oveja y la seda de gusano.
El territorio era el principal productor de tela en el imperio y tenía fértiles tierras en dónde criaban al ganado que les proveía su cotizado producto.
Este Marquesado también era llamado "el territorio de seda" por sus fabulosos productos.
Aquí, el señor de las tierras era el Marqués Axel Hackett, era un hombre de 24 años que pocos habían conocido ya que se decía que era un tanto... salvaje.
No porque no tenga modales de noble o por ser una persona fría, de hecho, tenía un aura algo cálida, pero de todas formas daba un poco de miedo acercarse.
El porque era llamado así, era porque muchos nobles, cuando fueron a charlar con él sobre negocios, lo vieron medio desnudo cargando consigo una lanza de forma despreocupada.
Cuando le preguntaban "¿Por qué viste así?", la mayoría esperaba que contestara de forma noble y elegante un: "estaba entrenando para algún día defender el Imperio".
Pero Axel con una sonrisa carismática respondía:
«disculpe si lo incómodo con mi presencia tan desaliñada, estoy seguro que el distinguido caballero no tomara mal el asunto de que estaba paseando a mis ovejas en el campo»
Para los aristocráticos, hacer tal cosa era una barbarie, una deshonra, ¿Por qué hacer tal cosa si sólo puedes contratar a plebeyos y listo?, como señor de las tierras, lo único que debes hacer es sentarte en tu sillón esponjado y revisar tus cuentas bancarias.
El Marqués era peculiar y por eso lo llamaron "salvaje".
Pero a él, ese apodo no podría importarle menos.
Toc toc
La señorita secretaria del Marqués tocó la puerta del estudio y el Marqués se sentó en su silla diciendo:
«adelante»
La secretaria entró y se sonrojó ligeramente al ver a su señor bien vestido y peinado, sentado en su silla de terciopelo con una cara relajada.
Era hermoso, y tenía un aura cálida, ¿Qué mujer no deseaba ser su esposa? Ese hombre además de notarse cálido, su cabello marrón y sus ojos verdes esmeralda no pasaban desaparecidos junto al traje elegante que traía puesto.
«con permiso mi señor»
Axel no levantó la cara para ver a su secretaria, simplemente firmó algunos documentos.
«¿Qué sucede?»
«oh, verá, la señorita Amaya ha venido a verlo, ¿Quiere que la saque de aquí?»
Axel dejó de hacer lo que estaba haciendo y con una sutil sonrisa por fin vió a su secretaria. Era una secretaria realmente hermosa y que siempre respondía a cualquier orden de su jefe.
«señorita Loti, por favor, no sugiera tal cosa»
«pero-»
«la señorita Amaya no es cualquier mujer, no puede hablar de esa forma»
Por un segundo, Loti vió unos fríos ojos por parte de su jefe, aunque, ese segundo bastó para causarle miedo.
«l-lo siento»
«espero no volver a escuchar cosas así de mi prometida, quién, será tu señora en un par de días. Más vale que aprendas a comportarte si no quieres que te despida»
«s-si señor, no volverá a ocurrir»
«rétirate y trae a tu futura señora a mi estudio, que no me entere que hiciste algo que no debes»
«si señor»
Cuando Loti se fué la sutil sonrisa de Axel se borró y de forma descuidada puso sus pies sobre su escritorio y sus manos se relajaron debajo de su nuca.
«¿Qué cosa vendrá a buscar está vez?, pensé que estaría en cama quejándose por ese pequeño golpe» [aunque fue un poco divertido ver cómo se ahogaba en la piscina, ya quería tirarla, pero ella solita se tropezó y cayó]
Sacó sus pies de la mesa y abrazó sus rodillas en la misma silla, uso una mano para agarrar la mesa y empujó con fuerza. Debido a eso terminó dando vueltas en la silla muy pensativo.
[Ahora que pienso en su caída, según me informaron, Amaya parece haber tenido una contusión bastante grave ya que perdió la memoria. Pero aún así, voy a tener que casarme con ella por orden del Emperador]
La silla dejó de girar lentamente, se sentó recto y elegante en su silla sosteniendo una pluma con tinta.
[Maldita sea el Emperador, ¿Cómo se atreve a usar su poder para entregarme a su consentida sobrina como si fuera un regalo cualquiera?]
Toc, toc.
Volvió a escucharse.
«adelante»
Entonces Loti entró y sostuvo la puerta para que Amaya entrara.
«mi señor, la he traído»
«bien hecho Loti, ahora retirate y cierra la puerta. A menos que mi querida prometida desee algo» [seguro pedirá un montón de comida que ni siquiera va a terminar]
«no gracias, estoy bien así. El asunto que vine a tratar con usted será breve»
Sus palabras petrificaron a Axel, estaba en blanco, pues, su prometida jamás diría eso, mucho menos sería tan cortés como lo estaba siendo ahora.
«ejem..., cierra la puerta Loti» [por un momento sentí escalofríos]
«¡Si!»
Loti se fué y; sólo Axel y Amaya se quedaron. Axel se levantó de su silla con una cortés sonrisa.
«por favor, póngase cómoda mi leidi»
«muchas gracias»
Amaya se sentó tranquila y elegante en el sofá mientras Axel sentía que se desintegraba como polvo de estrellas.
«¿Di-disculpe?, ¿Qué dijo?»
«¡!, oh, ¿Usted también está sorprendido?»
Axel trató de mantener la compostura ante esta extraña situación, desde que supo de la existencia de Amaya, nunca, jamás, la había oído pronunciar "muchas gracias".
Amaya se dió cuenta de inmediato y miró a otro lado nerviosa.
«cada vez que saludo a alguien o doy las gracias ponen cara de que se van a desmayar, ¿Realmente nunca lo decía en el pasado?»