Querido, Gavin

Yaya estaba sentada en su banco, que había girado deliberadamente para mirar a Gavin y Bintang. Su rostro lucía alegre mientras observaba a Gavin, pero el chico, como de costumbre, miraba por la ventana. Yaya sonrió, no importaba, lo importante era que aún podía ver ese rostro guapo. Mirar a Gavin siempre la hacía sentir mejor.

Junto a Gavin, estaba Bintang, quien también la miraba con asombro. O más bien, a la venda que cubría el lado izquierdo de la cabeza de Yaya.

"¿Qué te pasó en la cabeza? ¿Te golpearon? ¿O no me digas que esa venda es falsa para llamar la atención de Gavin?", preguntó Bintang con una expresión incrédula. Entrecerró los ojos. Esta chica era demasiado lista, pensó. Podría ser que él ya se sintiera mal por su aparente dolor, pero que al final fuera un engaño, no sería divertido.

Yaya volvió a mirar a Bintang con el ceño fruncido. En serio, este chico no podía distinguir entre una herida real y una falsa. ¿Para qué iba a intentar llamar la atención de Gavin de esa manera? Como si no hubiera otras formas.

"Bintang, nuestra amiga está herida, ¿por qué le dices eso?", gruñó ella molesta. Su mirada parecía advertir a Bintang para que se callara.

"Es que tu expresión no muestra dolor", Bintang seguía sospechando. El problema era que aunque el rostro de Yaya estaba muy pálido, parecía fuerte y alegre como siempre. Era evidente que Bintang sospechaba.

El chico se inclinó hacia delante con la intención de comprobar si la herida de Yaya era real o no, pero Yasmin se le adelantó, apareciendo de repente y tocando la parte vendada de la cabeza de la chica. No sólo la tocó, sino que la presionó con fuerza, haciendo que Yaya gimiera de dolor. Le dolía mucho. La herida aún estaba fresca, sin duda le dolía.

"Auuu...", gimió Yaya con fuerza, lanzándole a Yasmin una mirada sarcástica. Gavin, que había estado mirando por la ventana, se giró hacia delante. Su expresión seguía siendo inexpresiva. Se sorprendió un poco al ver el rostro pálido de Yaya, pero fingió indiferencia.

"Ay, no te hagas la víctima. Se nota que sólo estás fingiendo, ¿sabes?", dijo Yasmin con las manos en las caderas frente a Yaya.

Yaya contuvo la respiración, tratando de no enfrentarse a Yasmin delante de Gavin. No quería quedar mal delante del chico que le gustaba. Sobre todo ahora que Gavin la estaba mirando. Yaya pensó rápidamente que en lugar de responder a Yasmin, lo que no llevaría a ninguna parte, era mejor buscar la protección de Gavin. Tal vez si él la veía herida, sería un poco más amable con ella.

Yaya se rió para sus adentros. Levantó la mano para tocarse la cabeza vendada y miró a Gavin con dulzura.

"Gaviiinnn, me duele la cabeza por culpa de Yasmiinnn...", se quejó con voz aniñada mientras fruncía los labios hacia Gavin. Gavin suspiró, sin ganas de responder a la chica; parecía más frío y optó por leer el libro de texto que tenía en las manos. Bintang, a su lado, se limitó a mirar a la chica con asombro, mientras que Yasmin la miraba con asco.

"Qué ridícula", dijo antes de volver a su asiento.

"Yaya, eres muy buena actuando", dijo Bintang en voz alta. Yaya lo miró confundida. Bintang añadió:

"Casi me lo creo, ¿sabes? Que tu cabeza estuviera realmente herida".

Yaya fulminó al chico con la mirada.

"No estoy actuando, ¡es una herida de verdad!", espetó con sarcasmo antes de darse la vuelta, molesta, dándoles la espalda. Qué raro, no podían ver que su cabeza estaba realmente herida.

"Sí, sigue con la actuación".

Yaya aún podía oír las palabras de Bintang cuando entró la Sra. Shinta, su profesora de inglés. La chica decidió ignorarlo y hundió la cabeza en la mesa. Por alguna razón, empezaba a sentirse mareada.

Había pasado casi media hora desde que la Sra. Shinta comenzó la clase y el dolor de cabeza de Yaya era cada vez más intenso. De acuerdo, tenía que admitir que ya no podía soportarlo más. La noche anterior había podido aguantar el dolor, pero hoy parecía que ya no podía. Yasmin la había presionado demasiado fuerte y la herida no se había secado porque era reciente. Parecía que ahora la herida se había abierto. Sintió que algo goteaba de su cabeza. La chica hizo una mueca, conteniendo el dolor que se negaba a desaparecer y que, de hecho, se intensificaba.

Cerró los ojos con la cabeza aún apoyada en la mesa. Yaya ya no podía oír la voz de la Sra. Shinta ni la de sus compañeros; su cuerpo empezó a temblar. Le temblaban las manos, ya no tenía fuerzas para hablar.

"Yaya, ¿estás durmiendo otra vez?".

Ya no oía los gritos de la Sra. Shinta desde el frente del aula. Todo su cuerpo le dolía tanto que era incapaz de hablar o de oír nada más.

"¡Yaya, despierta!".

"¡YAYA!".

La voz de la Sra. Shinta resonó con fuerza por toda el aula al tiempo que el borrador del pizarrón salía volando hacia Yaya, pero la chica seguía sin moverse. No sabían que ella no sentía nada. Toda la clase miraba a Yaya, incluido Gavin. Al chico al principio no le importó, pero al poco tiempo volvió a mirar a la chica por encima del hombro. Frunció el ceño al verla, su cuerpo parecía temblar. Algo no iba bien. El chico siguió observando a Yaya desde atrás, buscando qué era lo que fallaba.

El corazón de Gavin latía con fuerza. No sabía por qué, pero de repente sintió miedo y pánico. Se levantó de su asiento y, de un salto, se plantó junto a la chica, comprobando su estado. Cuando la agarró de la cabeza para girarla hacia él, todos se quedaron atónitos al ver el rostro de Yaya cubierto de sangre.

De pronto, la clase se llenó de un murmullo y Bintang se levantó de un salto. Estaba en shock. La Sra. Shinta estuvo a punto de desmayarse. Recordó haberle tirado a su alumna el borrador del pizarrón. Pensó que Yaya se había quedado dormida.

Sin decir palabra, Gavin levantó a Yaya en brazos, la cargó y salió corriendo del aula con el rostro desencajado. Bintang y Yasmin salieron corriendo tras él. El miedo y la culpa se dibujaban con claridad en el rostro de Yasmin. Realmente pensó que Yaya sólo estaba actuando. Pensó que Yaya llevaba la venda a propósito para llamar la atención de Gavin.

Gavin corrió a toda prisa hacia la enfermería. Maldición, ¿por qué estaba tan asustado? ¿No había decidido ya que no volvería a preocuparse por esa chica?

"¡ENFERMERA!".