Abriella, una princesa es obligada a escapar de su hogar, teniendo que aprender a sobrevivir fuera de este. En el camino se encontrará con personas que la ayudarán a recuperar lo que le robaron. ¿Será capaz de conseguirlo?
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¿Recuerdo?
Abriella
Abriella
Abre tus ojos Abriella
Negro, todo negro. De nuevo.
Me levanto.
Volví a estar en el mismo lugar donde había visto a aquel hombre pero esta vez veo un gran espejo. Pero esta vez no está el hombre. No, no está ese hombre, hay una mujer en su lugar.
Yo la conozco de alguna parte.
¡Ya se! Es la señora loca. Me acerco a ella corriendo ya que se encontraba relativamente lejos.
— Hola Abriella, yo sabía que tú no me ibas a olvidar — ¿Qué? ¿Ella sabe que desapareció? — Se que tienes muchas preguntas pero no te las voy a responder al instante
Perfecto, me preocupa que desaparezca pero ella no quiere contarme nada.
Dudo en hablar, ya que la última vez que lo hice desapareció aquel rubio.
— Tranquila Abriella, yo no voy a desaparecer si hablas — Espera, ella me conoce, sabe que no me llamo Gabriela.
— ¿Cómo es que sabes mi nombre? ¿Nos conocemos de algún otro lado? — ella se ríe, se ría a carcajadas.
— No, no nos conocemos. Al menos, tú no me conoces a mí, pero yo sí a ti — ¿Otro acertijo? Esto no me gusta — Tranquila, esto no es un acertijo y te digo. Lo que te dije antes tampoco lo fue, solo te advertía de lo que pasará.
— ¿Pero entonces cómo me conoces? No entiendo —
— No es que yo te conozca, yo conozco a todo el mundo así que no tengas mucho miedo — ¿Mucho? Estoy aterrada. — Si quieres no es necesario que yo hable, solo necesito que observes y recuerdes. Tienes que recordar todo, yo sé que puedes
De la nada la mujer desapareció, y en su lugar apareció un espejo.
El espejo era relativamente grande, de cuerpo completo y de ancho era dos personas.
Miré mi reflejo, ya que era lo único que podía hacer en este lugar oscuro. En mi reflejo se podía observar mi verdadero yo.
Me veo con los ojos morados y el pelo largo, justo como lo tenía antes de que mi primo irrumpiera en el palacio.
En el reflejo volvió a aparecer aquel hombre rubio. No quise mirar al lado pero miedo a que este, por un error mío vuelva a desaparecer.
Tampoco quise decir nada, por la misma razón.
El hombre vestía de negro, nuevamente, sus ojos grises vuelven a captar mi atención, estoy segura de que trata de decirme algo con su mirada, pero no logro descifrar que es.
De a poco su reflejo con el mío cambió. Ahora éramos chicos, alrededor de unos cinco o seis años. Yo vestía un vestido morado, que hacía resaltar mis ojos y llevaba el cabello recogido en modo de una trenza. En cambio el hombre que ahora se veía niño vestía una ropa celeste con tonos azules, hacían resaltar su cara haciendo que se vea como un pequeño príncipe.
El fondo del reflejo en donde los niños se encontraban cambio, este ahora era el patio del palacio, en donde solía beber té con niñas de mi edad y hacía eventos.
Los ambos niños que estaban en el reflejo se miraron, sonrieron y empezaron a hablar. Parecía que se conocieran muy bien. Luego lo tomé de la mano y salimos corriendo. Yo lo jalaba y el me seguía. El espejo seguía nuestros movimientos.
Los niños llegaron a donde se encontraba la mesa del té. Ahí vi a mi madre junto a mi padre, y con ellos había una pareja, la mujer parecía una hada, era de ojos grises y su pelo era de un rubio tan claro que uno podía confundirlo fácilmente con blanco, era de tez pálida por lo que la ropa de color verde y su misma tez la hacía resaltar todas sus pecas.
El hombre que la acompañaba tenía los ojos azules y su cabello era rubio, aquel rubio que se parecía al del niño que yo jalaba.
Ahí lo supuse, sea pareja eran los padres de aquel niño al que le jalaba para que me siguera.
Al parecer nuestras familias se conocían muy bien, ya que se podía ver como el ambiente del lugar era cómodo y se sentía familiar.
Sentía cierta nostalgia al ver ese reflejo, pero no sabía porque. Estoy mil por cien segura que eso nunca había pasado.
— En ese entonces todo era lindo ¿Verdad? — Hablo, el hombre misterioso hablo. No supe si responderle, tal vez si lo hacía este desaparecía nuevamente. No quiero eso, no quiero que se vaya, pero si no lo conozco ¿Por qué me da pena que desaparezca? No entiendo lo que estoy sintiendo ni tampoco lo que estoy viendo — Ojalá nada hubiera cambiado
Lo miré, él si me conoce. Habla como si en algún momento hayamos sido muy cercanos.
Lo miro, si cara dice todo.
Siente nostalgia, la misma que yo siento pero sin saber la razón del por qué. Él si la sabía y extrañaba lo que estaba viendo.
¿Por qué la señora me hace ver a este hombre? ¿Por qué me pide que lo recuerde? ¿Será que si lo he conocido? Entonces ¿Por qué no lo recuerdo?
Muchas preguntas pasan por mi cabeza pero no soy capaz de responderme a mi una.
— Te extraño Brie. Quiero volver a verte, te necesito — Usó mi apodo, algo que solo mi familia hace. Me conoce muy bien. Quiero recordarlo — Recuérdame Brie, por favor. Tú me lo prometiste ¿Recuerdas? Dijiste que nunca rompes las promesas. ¿por qué parece que esta si la rompiste?
El “recuerdo” desapareció. Ahora volví a vernos a nosotros dos. Esta vez como adultos. Nuestro propio reflejo.
En el reflejo él me está mirado y luego gira su cabeza para ve mi rostro, no al reflejo de este.
— Recuérdame Brie, te lo ruego — Me toca la cara.
Al momento en el que me toca gretas empiezan a aparecer en el espejo. Miro al espejo y veo como es que nuestro reflejo va duplicándose en este.
Luego desaparece el hombre, miro en donde se supone que estaba ubicado pero no lo veo
...Recuérdame...
...Recuérdame ...
...Solo te pido eso...
...Recuérdame ...
El espejo se rompe. En los miles de pedazos que hay aparece el cuerpo de la señora loca. Su cuerpo inerte.
Muerta. Está muerta.
¿Por qué está muerta? ¿Qué significa eso? ¿Por qué razón me mostró a ese hombre? ¿Me está pidiendo que lo encuentre para que la ayude a ella? ¿Por qué ese hombre me conoce pero yo no lo recuerdo? Ni entiendo que pasa. No entiendo nada, me gustará saberlo, saber todo.
Le grito por una respuesta a su cuerpo inerte. Nada
Nada
Nada
Nada pasó. ¿Qué pasará ahora?.