Te Amo A Pesar De...

Isabella...

¡Por Dios del cielo! Sinceramente, había perdido mucho tiempo... El sexo es lo mejor del universo. Aunque pensándolo mejor, esta experiencia no hubiese sido igual sin Paul. Me ha hecho sentir cosas que jamás creí que se podían sentir, me ha dicho cosas que JAMÁS pensé escuchar, pero sobre todo, me ha regalado la seguridad que solo había sentido con mi papá.

Mi hermanito André y mi tío Marcos también me hicieron sentir segura, pero como papá y ahora Paul NADIE lo había hecho. Con él siento que lo puedo todo, me siento una mujer en toda la extensión de la palabra. Saber que él me ama y que no se cansa de decirlo y más importante aún de probarlo, me hace sentir poderosa. Siento que a su lado lo puedo TODO. No sé cómo alguien a quien conoces en tan poco tiempo puede llegar a meterse hasta en los huesos.

Después de la primera vez, pasé una vergüenza que me hizo sonrojar muchísimo. Y es que le miré su parte y aún no puedo creer que esa cosa tan grande y gruesa cupiera entero dentro de mi. Literalmente es ¡ENORME! Él se dio cuenta y solo sonrió... Es un descarado. Andar caminando por toda la habitación así como Dios lo trajo al mundo debería ser ilegal. Mis ojos lo siguen y cada vez que lo miro no puedo entender como es que esa hermosura de hombres se pudo enamorar de mi, pero sea lo que sea, aun si fuese mentira, no me arrepiento de nada de lo que sucedió aquí la noche de hoy.

Me acuesto en sus brazos y pareciese que ese siempre había sido mi lugar. Encajo perfectamente en el hueco de su brazo, me enrollé en él, deseando que esto tan maravilloso no haya sido un sueño. Me da miedo que no haya sido real y que sea solo producto de mi loca imaginación. Cuando desperté casi a las 3 de la tarde, no encontré a nadie a mi lado. Por un momento me dio una crisis de nervios, pero entonces ví que había una rosa y una nota que decía Amor, estoy en una llamada MUY importante en mi oficina acá en casa, pero apenas termine vengo por ti para que no salgamos más de casa. Te quiero para mí solito. Te amo P.V.

Fue entonces cuando miré el piso y vi nuestra ropa tirada por todas partes, junto a miles de pétalos. En la cama aún quedaban algunos, y entonces se me vinieron a la mente las escenas de anoche. Me sonrojé y sonreí, pero esa sonrisa se volvió una risita nerviosa y luego un calor subió por mi cuerpo. Me mordí los labios recordando los besos de Paul en mis piernas, en mis pechos, la forma tan deliciosa en la que se movía...

Tuve que dejar de pensar porque si seguía así, no sé que pueda pasar. Me levanté de la cama con unas inmensas ganas de hacer pipí. Entre al baño y ahí mientras hacia chichi, mire todo el baño y seguían viniendo a mi mente los flashes de la noche o la madrugada, ya no sé ni que horas eran. Me seguí sonrojando. Paul Volkov... Dije mientras me metía a la regadera. Necesitaba bañarme, necesitaba quitarme un poco el calor que sentía en mi cuerpo. En especial en mi zona sur.

Mientras el agua caía sobre mi cuerpo, comencé a pensar en la intensidad de los besos de Paul, en sus caricias en su manera de calentarme y de hacerme ver las estrellas sin siquiera estar cerca del exterior. Me iba a comenzar a pasar el jabón por el cuerpo, cuando sentí unas manos grandes que ya mi cuerpo reconoce y acepta como mías. Su voz en mi oído me hace estremecer. ¿Por qué tan sola? ¿No necesitas ayuda? Creo que una reina como tú no debería hacer eso. Mejor déjaselo a tu esclavo personal, a quien le encanta pasar sus manos por esta piel tan sedosa y deliciosa.

Sus palabras y la sensualidad con la que lo dice me hace sentir que soy un pedazo de gelatina. Siento que si intento moverme me voy a caer y voy a aplastar a este delicioso manjar que tengo delante de mi, pero no... Sus fuertes brazos me recostaron a la pared y entonces me besó de una manera tan intensa, que no sé ni dónde estoy, ni que fecha es, y mucho menos si es de día o de noche. Solamente me besó y entonces sus manos comenzaron a tocar mi cavidad. Al hacerlo, se dio cuenta que estoy tan húmeda como la tapa de una olla con agua hirviendo.

Inmediatamente, me miró y yo iba a bajar mi cabeza. Me daba mucha vergüenza. Pero cuando lo iba a hacer, pude ver cómo se llevaba los dedos a su boca y los chupaba como si de un helado se tratara. Eso me sonrojó aún más y entonces cuando iba a terminar de bajar la cara, su voz, de nuevo un poco más grave de lo normal me dijo... No tienes por qué avergonzarte amor... Esto significa que me extrañas tanto como yo te extraño a ti. Lo miré sin entender, entonces sin tapujos ni miramientos, se paró frente a mi, mostrándome a su amigo bastante firme y hasta creo que saludaba. Me mordí los labios nuevamente, cosa que no recordaba que lo enloquece, y en cuestión de microsegundos, estaba pegado a mi.

Ay moya koroleva! No sabes lo que provocas dentro de mi cuando haces eso, pero espero y esto te deje saber que es lo que sucede... Dijo 2 segundos antes de levantarme como a una muñeca de trapo e introducir a su amigo de una sola estocada. Un gemido sordo salió de mi boca mientras me agarraba de sus fuertes brazos. Y allí como si no pesara nada, me sostuvo y dio varias estocadas. Mis gemidos ya estaban fuera de control, de pronto así mojados, salimos de la regadera y me sentó en la encimera del lavamanos. Allí me acomodo de tal modo que mi espalda y cabeza pegaban al vidrio del espejo, y mi trasero y mi guarida quedaban a merced de él.

Allí me hizo retorcerme varias veces. Las explosiones que provoca Paul en mi, creo que no son de este mundo. Ese hombre y su "amigo" me hacen ver estrellitas de colores. De pronto paró y me enojé. ¡Sigue amor! -Dije en el calor de la faena- Él me miró y con aliento entre cortado, me contestó Amor... estás tan rica y deliciosa que me vas a hacer venir muy rápido y no quiero. Quiero regalarte más placer moya koroleva. Lo miré y casi lo mato...

Lo quiero ¡YA! Dije también respirando entre cortado. Él sonrió y volvió a entrar en mi de golpe. Me sentí llena, plena, poseída por un excelente hombre que me calienta solo de pensar en él. Unas estocadas más y ya estaba en mi punto límite. Entonces él me dijo Amor... Voy a... Y aceleró sus movimientos haciendo que inevitablemente, ambos alcancemos el clímax.

Su sonrisa no podía ser más grande. Me miró con sus preciosos zafiros y comenzó a besar mi barriga. Al principio, por instinto puse mi mano como intentando evitar que lo hiciera. Entonces me miró con una ceja levantada e inmediatamente quité la mano. Esta hermosa barriguita es mía... Tocó mis pechos y volvió a decir Estos son míos y le corto la mano a quien ose intentar tocarlos... Entonces con ambas manos me agarró por mis nalgas y mientras me llevaba a la regadera de nuevo, dijo Y quién intenté tocar estas, es hombre muerto. Lo miré y no puedo entender como es que le gusto tanto.

Siiiiii ya entendí señor celosito... Pero tranquilo... Nadie antes lo intentó, creo que eres el único en el planeta que me quiere tocar. Me miró, me bajó frente a la regadera y me dijo No moya koroleva, hay muchos que te miran no solo con ganas de tocarte, sino de comerte, es solo que esas arpías te dañaron tanto que no logras verlo, pero yo como hombre, como TU HOMBRE si lo noto. Y te juro que quien ose aunque sea mirarte de manera inadecuada se las verá conmigo. ¡ERES MÍA ISABELLA VOLKOV! Dijo dejándome fría con esas palabras, mientras me daba un beso y abría el agua para que ambos nos bañásemos.