Yo Soy La Duquesa

Luna notó a sacha muy pálida y rápidamente llamo al mesero para que este le trajera una bebida con azúcar.

El escándalo hizo qué todos prestarán atención a su mesa, sacha se espantó de inmediato al ver que todos volteaban a verla a ella, pero por suerte ese alboroto no hizo qué volteara el hombre de cabellos rojos.

—luna, tengo que salir de aquí lo antes posible. —dijo sacha en un solo aliento preocupando a luna.

—¿qué? ¿Por qué? ¿Es por ese hombre que acaba llegar?.

—si, es por él, es que él es mi...

—¿tú que? Vamos sacha dilo me estás asustando.

—recuerdas al esposo que abandone hace 5 años, pues él le debe mucho dinero al duque y si me ve aquí me va a encarcelar o algo peor, vámonos de aquí luna.

—¿de cuánto es tu deuda? Yo puedo pagarla.

—no, no, no, luna solamente vámonos no quiero meterme en problemas.

Luna aun después de las explicaciones de su amiga se seguía negando a irse cobardemente, por lo que se sacha se levantó de inmediato dispuesta a salir corriendo por la puerta principal del lugar.

—¡¡sacha!! —grito luna antes de que sacha pusiera un pie fuera del salón y de inmediato se tapó la boca, ahora toda la atención se dirijia a ella.

Por un breve segundo hizo contacto visual con el hombre de cabello rojo, a este le llamo la atención aquel nombre peculiar qué la chica acababa de gritar.

En ese mismo espacio la gente dejo de existir solamente estaban ellos dos en la sala y con un solo contacto visual se dijeron todo.

El duque estaba más que asombrado, la mujer que había estado buscando por tanto tiempo se presentaba ante él de una forma tan vulgar.

Su madre le había dicho que ella se había ido con un hombre adinerado y lo había olvidado a él para siempre, llevándose con ella a sus hijos lo cual no creyó al principio, pero después de tanto esperar por ella, se resignó a creerle a su madre.

En cuanto el duque se levantó de su silla para caminar directo a sacha esta se asustó y corrió hacia fuera del sitio sin voltear a atrás sin dejar posibilidad de que alguien la alcanzará.

"Cuando se volvió tan ágil, maldita sea tengo que atraparla ahora."

El duque llamó de inmediato a los caballeros qué custodiaban la entrada del sitio en espera de la salida del duque y les dio la descripción de sacha, los caballeros tomaron sus caballos dispuestos a encontrar a la chica y tenían órdenes de traerla arrastrando si se rehusaba a cooperar.

Sacha por su parte corrió lo más que pudo por las calles sintiendo el galope de varios caballos detrás de ella.

"Todo esto va a terminar mal de una u otra forma porque ese imbécil ya sabe que estoy aquí, pero lo que es un echo es que le antigua sacha tenía buenos gustos"

"Ya no puedo recurrir a la ayuda de luna, si el duque la incrimina diciendo que ella es mi cómplice podría terminar muy mal para ella o para jazmín ."

"no queda otra salida más que hacer las cosas por las malas, como dice mi madre si quieres un trabajo bien echo hazlo tú mismo."

Sacha se detuvo en un callejón entre dos grandes edificios para pensar en su próximo movimiento y de inmediato se le ocurrió la magnífica idea de entregarse al duque para obtener información y robarle una qué otra cosa de valor para poder entrar a la subasta.

"Bien, el plan es el siguiente, dejarme atrapar por el duque, robarle algo de dinero, escapar y entrar a la subasta con la invitación qué me dio luna, bueno más bien que le robe a ella, perdón luna, pero mi plan siempre fue hacerlo sola después de sacar a Lilly huir y hacer de cuenta que esto nunca pasó, excelente"

Un cabello se acercaba al sitio donde sacha estaba escondida y esta se acercó discretamente para saber quien se acercaba por suerte pudo ver por el rabillo del ojo el cabello rojo que revoloteaba en el aire.

Y antes de que el caballo siguiera avanzando se puso en medio del camino para detener su andar.

"aveces me odio a mi misma por hacer estas estupideces"

El duque se bajó de inmediato de su caballo para acercarse a sacha y quedar delante de ella con una dura expresión en el rostro qué haría temblar al más rudo de todos los mercenarios, pero esa mirada ya no funcionaba en sacha quien ya no era la misma chica tímida y sumisa qué el duque había conocido anteriormente.

—tiempo sin vernos, "cariño". —hablo primero sacha dejando impresionado al duque, este esperaba que en cuanto lo viera temblaria de miedo y se lanzaría a sus brazos a rogar perdon por haberlo abandonado.

—sube al caballo o te subiré arrastrando. —dijo claramente enojado su voz provocó algo en sacha ya qué está era extrañamente ¿sexy?.

—yo no me subiré al mismo caballo qué tu, dame mi propio caballo o si no, no voy a ningún lado. —dijo sacha jugando con la paciencia del duque.

—¿cuando te volviste tan descarada?

—no se talvez cuando me acosté con ese hombre adinerado con el que tu madre dijo que me fui, porque eso es lo que dijo ¿no?.

—no hables de esa forma tan vulgar, pareces un maldito campesino.

—ja, claro cariño yo soy una campesina ahora, ese es un nuevo nombre, supongo que estamos mejorando, antes me decías zorra.—sacha soltó una sonora risa por un chiste que no le dio gracia a ninguna de las personas que estaba escuchando la conversación, solo a ella.

—¿esa es la duquesa? Yo no la recuerdo así.

—talves se callo en una piedra y se golpeó la cabeza.

Murmuraron entre ellos algunos caballeros qué habían llegado como refuerzos para ayudar al duque a buscar a la dama perdida.

"Uno, dos tres, dieciséis y ninguno de ellos se ve rival para mí, podría acabar con ellos con una sola espada, digo por si las cosas se ponen feas después"

—atenla y subanla a un caballo.

—así es como tratas a tu esposa después de verla de nuevo, como a un perro maldito infeliz, no me toques bastardo.

—y póngale algo en la boca para que deje de hablar.

Los caballeros siguieron las órdenes del duque y amarraron las manos de sacha para ponerla en un caballo escoltado por uno de ellos con la boca tapada con un trapo.

El corsé tan apretado qué llevaba con ese vestido incómodo sumado a eso el movimiento tan brusco del caballo, el trapo en su boca qué no la dejaba respirar correctamente acabaron por sofocarla y desmallarla al instante.

—oiga, duque. —dijo el caballero qué estaba escoltándola en el mismo caballo al notar que esta no respondía.

—¿qué pasa?. —dijo el duque suavizando el paso para poder escuchar bien al caballero.

—la chica de cabello blanco qué me dijo que cuidara no despierta, mi señor creo que se desmayó por el atuendo qué lleva puesto parece muy incómodo.

—mierda, aceleren el paso a la mansión ahí la atenderemos y quítale ese maldito trapo de la boca para que pueda respirar bien. —finalizó el duque.

Al llegar a la mansión las sirvientas se encargaron de atender a sacha lo mejor posible, la bañaron y la recostaron en la enorme cama con varias sabanas blanca y limpias, dejándola descansar en paz.

Al día siguiente sacha se despertó ligeramente con los rayos del sol que atravesaban la ventana anunciando que ya era un nuevo día, se esforzó de sobremanera para poder mantener los ojos abiertos, pero la cama era demasiado cómoda y termino por dormir de nuevo.

Despertó de nuevo después de un día entero de sueño como si no hubiera podido dormir bien desde hace años, lo cual era verdad, criar a dos hijos sola no dejaba tiempo para descansar tan siquiera un segundo.

Si no fuera por sus movimientos ligeros de pies o de cabeza la servidumbre habría terminado por creer que ella había caído en coma.

—¡¡BUENOS DÍAS!!!—grito sacha como de costumbre, pensando que estaba en su casa y no en la mansión de su peor enemigo, el duque.

Sacha se asustó al ver de nuevo esa imagen de una habitación lujosa como en la que había despertado hace cinco años.

"Será que regrese en el tiempo y todo eso de criar a dos niños fue solo un sueño"

Pisadas se escuchaban en toda la mansión y todas se dirigían a su habitación, rápidamente entro una mujer con un atuendo lujoso y tras de ella venía un hombre con la comida echa lista para darle la comida en la cama.

La servidumbre no era igual que hace 5 años, todos habían sido remplazados y sacha agradecía no tener que lidiar con ese dolor de cabeza de nuevo afortunadamente no había retrocedido en el tiempo.

—¿Quienes son ustedes?

—somos sus sirvientas personales, mi señora ordene lo que quiera y lo haremos enseguida.

—¿ustedes saben quien soy yo?

—usted es la duquesa perdida del ducado luterano.

—es la primera vez en esta vida que un sirviente no me llama zorra, bien por ustedes y sus cabezas, supongo que ustedes ya saben del incidente qué ocurrió aquí hace 5 años porque un imbécil se atrevió a llamarme así.

Las sirvientas llevaron sus manos a la boca en señal de sorpresa, una mujer que se supone tienen que ser distinguida y de buen linaje estaba hablando como un vulgar campesino.

—¿algún problema?

—no, no, no, perdone nuestra acción mi señora, ¿necesita algo en especial mi señora?

—si, qué se larguen de mi habitación, no tienen por qué tratarme así, yo deje de ser la duquesa de este lugar hace mucho tiempo así que no tienen por qué hacer este teatrito, odio la gente que le gusta jugar a ser payaso.

—pero...

—lárguense todos, ahora.—dijo sacha amanézcante ya fastidiada de aquellos sirvientes qué no la dejaban disfrutar de su privacidad.

La servidumbre hizo caso a la instrucción de sacha y todos salieron de la habitación pidiendo disculpas a la mujer.

El ama de llaves le comento todo lo que había dicho sacha a la servidumbre de la actitud tan severa y vulgar qué está tenía al tratarlos a ellos.

El duque se levantó de inmediato rumbo a la habitación de la mujer peliblanca y al llegar abrió la puerta con brusquedad asustando a sacha qué estaba cepillando su cabello mojado, con un peine finamente decorado.

—¿no sabes tocar, bestia?

El duque se acercó a ella y la tomó de la muñeca llevándola directo al calabozo qué estaba debajo de la mansión y encerrarla en una celda y ponerle llave para que no escapara de ahí.

—creo que he sido lo suficientemente amable contigo, si no estás dispuesta a cooperar entonces quédate ahí y no salgas más.

—genial, déjame aquí para que terminen de matar a nuestra hija, imbécil.

—¿Qué?

—que a mi hija la van a vender como esclavo si no voy y la saco de ese agujero en donde está metida mi plan era solo sacarte dinero y no volver a verte más.

—¿como pudiste perderla?

—ja, ¿ahora me vas a culpar a mí? Yo no la perdí fue un accidente.

—no te creo nada, dime donde está ella ahora mismo y yo iré personalmente a buscarla.

—pft, como si fuera a decírtelo.

—entonces te quedarás ahí y que se muera tu hija imaginaria.—dijo el duque golpeando los barrotes de la celda en señal de enojo.

Después de que el duque salió del calabozo reino el silencio dentro de este.

"sabía que era un imbécil y a un así pensé que sería un poco amable al hablarle de mi hija, por suerte le logre robar algunas cosas, bien vamos a salir de aquí."