Danara, una adolescente de 16 años, se siente atrapada entre sus inseguridades y la presión de encajar en la sociedad. Su vida da un giro cuando conoce a Luca, el nuevo vecino de 18 años, extrovertido y lleno de energía, pero con sus propias inseguridades sobre su futuro. A pesar de sus diferencias, entre ellos surge una conexión especial, pero Danara lucha con sus miedos y la diferencia de edad, mientras que Luca teme no ser suficiente para ella.
A lo largo del verano, ambos enfrentan sus temores, aprenden a confiar el uno en el otro y a comprender sus sentimientos. Sin embargo, con el fin de las vacaciones, deben hacer frente a nuevas responsabilidades: Luca se prepara para la universidad y Danara comienza la secundaria. A pesar de los desafíos del futuro, su relación se fortalece, y juntos prometen seguir adelante, enfrentando lo que venga con valentía y amor.
NovelToon tiene autorización de F10r para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 13
Luca
A veces, la gente piensa que cuando tienes algo claro, todo se resuelve fácilmente. Pero lo cierto es que, aunque siento que lo que estoy viviendo con Danara tiene todo el sentido del mundo para mí, no es tan simple. No puedo dejar de pensar en ella. Es como si cada vez que la veo, todo se pone en pausa, como si el mundo alrededor de nosotros se detuviera y solo existiéramos nosotros dos.
Después de nuestra conversación de ayer, me siento extraño. Claro, me siento aliviado de que finalmente lo haya admitido: también siente algo por mí. Pero al mismo tiempo, hay algo en el aire, algo que no puedo descifrar. Hay una distancia en sus ojos, como si estuviera procesando algo que no termina de entender. Y me pregunto, ¿estará realmente lista para esto? ¿O la estoy presionando?
Lo peor de todo es que la diferencia de edad entre nosotros me hace sentir un poco inseguro también. No soy un niño, pero a veces me siento como si fuera uno. A sus 16 años, Danara tiene una forma de ver el mundo que aún no está contaminada por las expectativas y las presiones sociales. Es pura, tal vez incluso ingenua en algunos aspectos, pero eso la hace aún más… real. Y yo, en cambio, ya he pasado por muchas cosas, he vivido más, he visto más, y no quiero que se sienta presionada a seguirme, a entrar en algo para lo que tal vez no está lista.
Todo esto me da vueltas en la cabeza mientras camino hacia su casa. Tengo ganas de verla, pero también sé que debe estar pasando por un torbellino de emociones, como yo. Quiero darle espacio, pero también quiero estar cerca de ella, quiero hacerle saber que no tiene que tener miedo, que no estoy buscando jugar con ella. Lo que siento es real, y no me voy a rendir tan fácilmente.
Al llegar a la puerta, respiro hondo y me encuentro a mí mismo dudando por un segundo. Pero la decisión ya está tomada. Sé lo que quiero, y eso es ella. Aunque todo esté tan enredado, sé que lo que está pasando entre nosotros es algo que vale la pena.
—Hola, Danara —digo al abrir la puerta, con una sonrisa algo nerviosa, pero sincera.
Ella está ahí, frente a mí, y por un momento, nos miramos en silencio. Sus ojos son profundos, como si estuviera sumida en sus pensamientos, y noto que está un poco más callada que de costumbre. Es como si algo la estuviera deteniendo, como si estuviera batallando consigo misma.
—Hola, Luca —responde con su voz suave, pero hay algo en su tono que me hace sentir que no todo está bien.
Decido no presionar demasiado. La veo sentarse en el sofá, mientras yo me acomodo en una silla frente a ella. Hay una especie de barrera invisible que siento que se ha levantado entre nosotros, y no sé si soy yo quien la ha creado, o si es ella quien está evitando acercarse más.
—¿Cómo te sientes? —le pregunto, sin dejar de mirarla. No sé por qué, pero de repente me siento vulnerable, como si fuera yo quien necesitara su consuelo.
Ella suspira, mirando al frente, evitando mis ojos.
—Es raro, Luca. Todo es… nuevo para mí. Yo no soy como las chicas que conoces, y eso me asusta un poco —dice, bajando la mirada, como si intentara esconder sus emociones.
Es entonces cuando me doy cuenta de lo difícil que debe ser para ella. La diferencia de edad, la falta de experiencias… Todo eso tiene que ser abrumador. No puedo esperar que todo sea fácil para ella. No lo es ni siquiera para mí.
Me acerco un poco, sentándome al borde de la silla.
—No tienes que ser como las demás, Danara. Y lo sé, porque lo que me importa no es lo que los demás esperan de ti. Es lo que tú eres. Y eso es lo que quiero —le digo, con más firmeza de lo que me siento, tratando de que mis palabras lleguen a ella.
Ella levanta la mirada y me encuentra, pero sus ojos siguen reflejando dudas, como si quisiera creer lo que le estoy diciendo, pero no sabe si puede.
—No quiero que pienses que te estoy presionando —agrego rápidamente. —Lo que siento es real, pero quiero que tú también lo sientas a tu propio ritmo. No tienes que decidir ahora, ni mañana. Solo quiero que me dejes estar aquí, a tu lado, sin esperar nada más.
Su respiración se calma un poco, y por un momento, parece que las tensiones en su cuerpo se aflojan. Danara me mira con esa vulnerabilidad que pocas veces he visto en ella, y siento que hay algo en su interior que está a punto de ceder, algo que la ha estado frenando.
—No sé si puedo, Luca. No sé si estoy lista para algo así —dice, su voz casi inaudible, pero llena de una honestidad que me hace sonreír, aunque sea con tristeza.
Me acerco aún más, sintiendo el deseo de que ella entienda que no tiene que temer. Que no la voy a presionar, que no va a ser algo que se vaya a romper de inmediato. Yo no soy como los demás chicos que tal vez hayan pasado por su vida. Yo la veo a ella, por lo que es, y eso no lo voy a cambiar.
—Está bien, Danara. No tienes que tener todas las respuestas ahora. Yo solo quiero que sepas que no vas a estar sola en esto. Yo estoy aquí para ti, pase lo que pase. Y si necesitas tiempo, lo tomaré. Pero no quiero que te alejes de lo que estamos comenzando. No quiero perder esto —le digo, mi voz mucho más suave que antes, casi un susurro.
Ella no responde inmediatamente, pero veo cómo sus ojos se suavizan. Quizás, en su mente, está considerando lo que le acabo de decir, tal vez está comenzando a entender que no tiene que ser perfecta para que todo esto funcione. Al menos, eso es lo que quiero que crea.
—Gracias, Luca. —Dice finalmente, y por primera vez, me sonríe, aunque es una sonrisa tímida, llena de incertidumbre, pero genuina.
Y con esa sonrisa, siento que todo lo que había temido, todas mis dudas, comienzan a desvanecerse. Tal vez no sabemos cómo van a ser las cosas entre nosotros. Tal vez no tengo todas las respuestas. Pero lo que sí sé, es que no quiero renunciar a lo que estamos empezando a construir.
—¿Te gustaría salir un rato? —le pregunto, rompiendo el silencio.
Ella asiente lentamente, y aunque sus ojos siguen reflejando cierta duda, también veo algo más: una chispa de curiosidad, de deseo por explorar lo que está sucediendo entre nosotros.
Y mientras caminamos hacia la puerta, sé que no importa lo que el futuro nos depare. Lo que importa es lo que estamos construyendo hoy, en este momento, juntos.