LA PERDICIÓN DEL CEO MUJERIEGO

...DAEMON...

Nunca había sido una persona particularmente religiosa. Pero si pienso que si Dios existe, la lluvia pararía por la mañana y ya podría escapar del refugio.

Si Dios existía, claramente no le importaba un comino.

Me despierto a la mañana siguiente con el monótono tamborileo de la lluvia. Suspiró y miró a la mujer rendida sobre mí pecho. Los huecos en el refugio dejaban entrar la luz del día suficiente para verla.

Me quedó mirándole su rostro engañosamente dulce, sus labios entreabiertos que seguían rozando mi pecho cada vez que respiraba, sus largas y oscuras pestañas y esa piel suave y dorada.

Devuelvo mi mirada hacia otro lado y la termino de apartar de encima.

La confusa maldición habría sido divertida si no estuviera de tan mal humor. Esta había sido una idea terrible. ¿Qué había estado

pensando?

—Imbécil —gruñó Rachel adormilada.

Me puse de pie y salí desnudo. Orino, me cepilló los dientes y luego me lavó bajo la lluvia tibia, mirando el cielo gris con el ceño fruncido.

Estuve tentado de quedarme afuera, al diablo con la lluvia, pero no importaba lo cálido que estuviera, pero permanecer mojado todo el día era una mala idea. No podía darme el lujo de enfermarme. No tenían ningún medicamento. También se les estaba acabando la pasta de dientes y la sal, las mantas se estaban volviendo insalvables incluso sin tener semen por todas partes.

Me pasó una mano por la cara, con los hombros caídos. Todo bien. Lo hecho, hecho está. No tenía sentido llorar por la leche derramada. La noche anterior había sido un error, pero no sé repetiría. Simplemente me había sentido frustrado. Nervioso.

Mientras mantuviera mi pølla fuera de esa pequeña mierda reprimida, estaría bien. Un tipo de jodida imprudente no tenía que cambiar nada.

Sintiéndome un poco mejor, regreso al refugio.

Rachel estaba tendida boca abajo, durmiendo plácidamente en las sábanas de mi cama. Seguía desnuda. Mi mandíbula se apretó, mi nueva calma se evaporó en un instante. Apartó los ojos de ese culø de burbuja y pateó suavemente en su espinilla.

—Sal de mi cama.

Solo murmuró algo adormilada y me ignoró.

Sentí que mis ojos se volvieron suave por ese regordete culo. Ella era solo una mujer. Como cualquier otra. Apartando la mirada de nuevo, me inclinó y gruñó en el oído de Rachel:

—Sal. De. Mi. Cama. O lo tomaré como una invitación para joderte.

Al instante se puso rígida antes de sentarse tan rápido que nuestras cabezas casi se golpearon. Me miró algo adormilada, pasando una mano por su cabello.

—Vete a la mierda, —dijo, con las mejillas rosadas. —Ya es bastante malo que hayas abusado de mí anoche. Si crees que te dejaré hacer… hacer… —Su sonrojo se profundizó y frunció el ceño, incapaz de mirarme a los ojos.

Resoplando, me estiró en las sábanas de mí cama. Observo a través de mis ojos entrecerrados mientras Rachel se sentaba allí, luciendo avergonzada y pérdida. Casi sentí lástima por ella, la mujer claramente estaba asustada por lo que había sucedido anoche, excepto que a la idiota no le agradaba lo suficiente como para sentir verdadera simpatía por mí. En su mayoría, sólo me molestaba y me €xcitaba, lo que me irritada cada vez más por permitirlo. Pero joder, era encantadora. Su cabello había crecido fuera de su corte de cabello corto y ahora era un lío de rizos castaños claros, y sus labios regordetes prácticamente pedían ser besados o tener una dura pølla estirándolos.

Y esas pestañas ridículas...

—¿Has terminado de comerme con los ojos?

—dijo.

—No, —dije, dejando que mi mirada recorriera por todo su cuerpo, mi €xcitaciøn se disparó al ver toda esa piel suave y dorada. Su mirada se detuvo en sus tetas grandes, marrones y bonitas. Nunca había pensado que los pezønes pudieran ser bonitos, pero de alguna manera, las de Rachel lo eran.

Desvíe la mirada hacia el techo, molesto tanto con la idiota como conmigo mismo.

Suficiente. No era un maldito adolescente. Podría guardarlo en sus pantalones.

...************...

Establecí un patrón para el resto del día.

Rachel siguió enfurruñado y haciendo comentarios sarcásticos sobre haber sido abusada s€xualmente la noche anterior, y cómo nunca me permitió poner mis patas encima de ella, pero se aseguro mantener cerca de todos modos. Por supuesto, su proximidad se vio reforzada por la lluvia, pero realmente no tenía que sentarse tan cerca de mí mientras comíamos nuestra escasa comida. Eso me puso de un humor de mierda, mis nervios en carne viva y su cuerpo al límite.

Al caer la noche, nos tendimos en nuestras patéticas "camas".

Me quedó mirando el techo del refugio, escuchando el ritmo de la lluvia que caía. El sonido era deprimente. Solitario. Me hacía desear el calor de otra persona. El toque de otra persona, algo. Tenía ganas de salir arrastrándome de mi propia piel y hacer algo. Algo desaconsejado.

Sabía que Rachel no estaba dormida.

Había tensión en el aire, tan densa que casi podía saborearla.

Finalmente, no pudo soportarlo más.

Rodeó sobre mí costado y presionó mí pecho contra su espalda.

Ella dejó escapar un suspiro que pareció tanto de alivio como molesto.

—Vete a la mierda.

Pasé un brazo alrededor de su cintura de los aprieto uno contra el otro, mi er€cciøn se acurrucó entre las mejillas de su culø.

—Deja de complicarlo, —dije, mordiendole la nuca.

—No tiene por qué significar nada.

—Pero-

—Cállate y tócate. Sabes que quieres.

Después de un largo momento, se escuchó el sonido revelador de la carne moviéndose contra la carne.

Enterrando mi rostro contra su nuca, me permití cerrar los ojos y buscar mi propia liberación.

Realmente no significaba nada. Sólo dos humanos solitarios, hambrientos de contacto físico, que buscan alivio y consuelo.

Nada más.

Pero joder, tocar a Rachel era extrañamente adictivo. No me había dado cuenta de cuánto había extrañaba tener un cuerpo desnudø y cálido en mis brazos. Un ørgasmø era algo

secundario al placer derivado del contacto físico.

Tenía la intención de simplemente molerme contra su culø mientras que la mujer, se tocaba, pero ahora me sentía codicioso. Quería más. Mis manos comenzaron a vagar, acariciando sus pechos, y su vientre, mientras que masajeaba sus pezønes.

—Basta, —murmuró débilmente, pero no me intento alejarme y no dejó de frotar su cøñitø.

Decido ignorarla, continúe enterrado en su nuca mientras mi mano frotaba y pellizcaba esos bonitos pezønes.

Joder, deseaba poder chuparløs.

Pellizco el pezøn izquierdo y Rachel gimiø, estremeciéndose contra de mí. Deslizó mí mano hacia abajo, sobre su estómago tembloroso, y luego hacia abajo, hasta que chocó con su mano.

La mujer se tensó.

Después de un largo latido, la mano de Rachel salió. Permitiéndome deslizarme en su cøñø mojado y apretado. Rachel dejó escapar un suspiro tembloroso.

—Estoy casada.—dijo vacilante.

Simplemente, me burló de incoherencias. Su cøñø era suave y liso se sentía tan bien tocarlo ya había empezado gotear sus jugos, mientras comenzaba introducir un dedo en su apretada entrada.

—No soy una prøstituta, —volvio a hablar, pero sus palabras salieron más como un g€midø.

—No estoy escuchando un no, —dije mientras me la seguía føllandø con los dedos.

—Como si un no te detuviera.

—No lo sabrás a menos que lo pruebes, —dije secamente, pero no presione. Sabía que Rachel se sentiría mejor al respecto si podía fingir que la estaban obligando.

Probablemente debería haber estado más molesto por eso, pero no lo estaba. Si me hubiera preocupado por Rachel o, Dios no lo

quiera, realmente hubiera querido tener una relación con ella, esto habría sido una mierda. Pero tal como estaban las cosas. Ella continuando siendo un fanática de mierda prácticamente garantizaba que no me encariñaría. Esto no significaba nada. Solo una necesidad básica que no significaba nada.

Así que me concentro en ingresar un segundo dedo con cuidado, en su apretada y húmedo cøñø, obteniendo una especie de placer enfermizo de cada g€mido que esa mujer intolerante dejaba escapar cuando un "promiscuo" la tocaba.

Rachel claramente estaba tratando de estar callada, tratando de tragarse sus ruidos, pero pronto, no pudo evitar que sus g€midøs se le escaparan de la boca. Sus caderas comenzaron a moverse también, jodi€ndøme el puño sin poder hacer nada hasta que se convirtió en un desastre tembloroso y

gimi€nte.

—No —gritó cuando retiré mis dedos.

—Date la vuelta.–Hizo lo que le indique, jadeando.

—Toca mi pølla, —dije.

—No lo haré.

Riendo, tomó su mano y la envolvió alrededor de mi mi€mbrø dolorido.

—Tócala.

—No soy tu prøstituta.

—Tócalo. O no te tocare.

—Te odio, — musitó, pero su mano finalmente se movió, un poco vacilante al principio. —Esto es desagradable.

—Cállate o te callo con mi pølla.

Eso la hizo callar.

—Pero tal vez te guste. — Mencione, presionando mí frente con la suya. Continuó acelerando mis dedos contra su cøñø, entrando y saliendo. —Tal vez eso es lo que realmente quieres: una pølla gorda en la boca...

—Vete a la mierda, — Me interrumpió sin aliento, apretando mi pølla con más fuerza y jodiéndose con mis dedos.

—No soy una...

—¿Prostituta? ¿Amante? Tienes mi pølla en la mano, Mujer recatada—. Le chupó la mandíbula. —Y te gusta.

—No. —La palabra se convirtió en un largo g€midø cuando Rachel se vino en mí mano.—Oh.

Empujé su cuerpo deshuesado sobre mí pecho.

—Mi turno, —dije, acariciando mi propia pølla con la corrida de Rachel, poniéndola agradable y resbaladiza.

La mujer arriba de mí apenas parecía consciente y me permitió que arreglara nuestras extremidades de la manera que quería. Joder, algo fue directo a mí, mi€mbrø.

Tener a esta imbécil confrontadora y testaruda tan dócil y satisfecha en mis brazos era más que excitante. Puse mi resbaladiza pølla entre sus muslos, los apreté y luego la føll€ en seco, fuerte y rápido, hasta que empecé haber estrellas.

Me derrumbó completamente hundiendo la cara en el costado de su cuello. Respiró, mí cuerpo todavía temblando por el resplandor.

Me sentía mejor de lo que me había sentido en meses.