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Esposa Abandonada

Esposa Abandonada

Status: Terminada
Genre:Completas / Traiciones y engaños / Dejar escapar al amor / Venganza de la Esposa / Divorcio
Popularitas:826.7k
Nilai: 4.7
nombre de autor: Jess Queen

Novela finalizada. Escribo con amor, por lo que espero lo mismo de ustedes.
Gracias por leer ♥️

NovelToon tiene autorización de Jess Queen para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 23

Maraton señoras!!! 1/3

Face to face.

Termino de vestirme y tomo mi móvil para responder los correos de Bárbara. Ella se está volviendo loca porque no estoy disponible, y Eliot sigue aquí. En medio de mi ataque de locura, dejé todo sin avisar que me ausentaría unos días.

Termino de enviarle un mail detallado y, justo cuando estoy a punto de apagar el teléfono, recibo una llamada de un número que, aunque ya no lo tengo en mis contactos, reconozco al instante.

Derek.

Mi corazón da un pequeño vuelco, pero rápidamente recupero la compostura. Miro a Klaus, que se encuentra frente a la ventana, observando los jardines exteriores. El entrecejo se le frunce al ver mi expresión.

—¿Es él? —pregunta, su tono es tenso pero contenido.

Asiento, apretando los labios. Desde afuera, se escucha la bocina de un auto. Klaus deja escapar un suspiro profundo y cruzado de brazos, se gira para mirarme.

—Está afuera esperando a que lo dejen pasar. ¿Quieres recibirlo?

Siento una mezcla de ansiedad y valor en mi interior. Derek y yo tenemos un asunto muy importante de que hablar, y espero que no se vaya todo al carajo como se fue hoy a la mañana.

—Sí, lo recibiré —respondo con firmeza, encontrando el equilibrio en mi voz.

Klaus asiente lentamente, aunque puedo ver la incomodidad reflejada en sus ojos. Entiende que este es un momento que debo enfrentar sola, pero no por eso deja de preocuparse.

—Bien —dice, su voz se vuelve más baja, casi un susurro—, pero no te dejaré sola con él. No confío en ese hombre, Agápi. Autorizaré su entrada, pero estaré cerca.

Se inclina hacia mí y me besa suavemente en los labios, un gesto que me reconforta y asegura que no importa lo que pase, él está conmigo. Al salir de la habitación, puedo sentir su reticencia, pero también su respeto por mi decisión.

Cuando la puerta se cierra tras él, me quedo sola por un momento. La ansiedad regresa con fuerza, pero la aparto de un manotazo mental. Derek es parte del pasado, y ahora mi vida está aquí, con Klaus. Él es mi presente y mi futuro, y nada ni nadie va a cambiar eso, solo nos une nuestra hija y nada más.

La llamada sigue sonando en mi mano, pero ya no la temo. Respondo con seguridad.

—¿Derek?

-Sam —su voz suena tensa, como si hubiera estado esperando este momento con una mezcla de desesperación y arrepentimiento—. Necesito verte, estoy afuera. ¿Tienes unos minutos?

Me sorprende la tranquilidad con la que me habla, después del escándalo que hizo su madre esta mañana, yo sentiría vergüenza o al menos algo, no lo sé.

-Solo unos minutos. Ya bajo, pasa. —Respondo con calma, aunque mi pulso se acelera ligeramente.

Al otro lado de la línea, escucho cómo exhala, como si mis palabras fueran un golpe que esperaba pero que aun así le duele recibir.

—Lo sé. Sabes muy bien que necesitamos hablar de nuestro hijo, no vine en mal plan, cariño. ¿Quién es ese?... Estoy entrando.

Corta la llamada y salgo de mi habitación, sintiendo un cosquilleo en mis manos mientras me dirijo a recibir al padre de mi hija. Aunque los nervios son inevitables, estoy tranquila porque sé que Derek no viene a pelear. Si realmente quiere tener una buena relación conmigo y con nuestra hija, tendrá que hacer las cosas bien.

—Está aquí, parece alterado. No estoy seguro de que sea buena idea después de todo —dice Klaus acercándose rápidamente a mí, sus ojos oscuros reflejando una preocupación que no intenta ocultar. El sonido del motor del auto de Derek se apaga, y me doy cuenta de que este encuentro será más complicado de lo que había anticipado. La familia Bulgari no se ve por ningún lado, solo el personal doméstico y de seguridad está presente, como una especie de testigos silenciosos.

—Lo recibiré en el despacho, para estar tranquilos y hablar a solas —digo, intentando calmar la tormenta que se avecina. Besa mis labios, un gesto breve pero lleno de significado, antes de dirigirme al despacho.

No pasa mucho tiempo antes de que Klaus ingrese detrás de mí, seguido de cerca por Derek. Ambos hombres se miran con una expresión de desagrado, como si su sola presencia fuera una ofensa mutua.

Derek, con el rostro visiblemente cansado y ojeras marcadas, viste ropa casual: una camisa arrugada y unos jeans desgastados. A pesar de su aspecto desaliñado, no puedo evitar reconocer lo atractivo que es, incluso en medio del caos que ahora nos rodea. Su cabello, un poco más largo de lo habitual, cae desordenadamente sobre su frente, y sus ojos, aunque llenos de tensión, todavía tienen ese brillo que me enamoró alguna vez.

—No es necesario que tu gorila te cuide aquí adentro, puede esperar afuera como los demás —dice Derek, sentándose sin siquiera saludar, como si ya estuviera en territorio hostil. La falta de cortesía en su tono me molesta, pero lo que más me preocupa es la reacción de Klaus, que por muy educado que sea, no se va a dejar tocar los cojones.

Klaus, manteniendo una postura firme pero controlada, apenas reprime la rabia que le provoca la actitud de Derek. Su mandíbula se tensa, y sus ojos se entrecierran ligeramente mientras decide cómo responder.

—No soy su empleado, soy su pareja y no me iré —responde Klaus, su tono es educado pero cargado de autoridad. —Lo que sea que quieras hablar con ella, lo harás delante de mí. Después del mal momento que la hicieron pasar esta mañana, ni loco la dejo sola.

Los celos y la protección son evidentes en cada una de sus palabras, aunque logra mantener la compostura, mostrando que no cederá ante Derek.

Derek lo observa por un momento, evaluándolo, antes de sonreír, pero la sonrisa no llega a sus ojos. Se lo ve claramente afectado, lo que, indirectamente, también me afecta a mí. A pesar de todo lo que ha pasado, una parte de mí todavía recuerda al hombre que alguna vez amé.

—Sí, bueno, pero veras. Ella es mi esposa y por muy noviecito que sean ahora, él bebé que espera es mío y lo que hable con ella no es de tu incumbencia.— Contraataca, ese tono desinteresado que suele usar solo para molestar.

—Ex esposa, no estas ubicado en tiempo y espacio. —Lo corrijo y presento a mi novio para evitar que estos dos sigan con el intercambio que me tensa. — Te presento a Klaus Bulgari y a mí no me molesta su presencia aquí, lo sabe todo y no tengo nada que ocultarle, puedes hablar con confianza.

—Ex esposa, ¿eh? —dice Derek, dejando caer la palabra con un dejo de amargura, pasando por alto mi llamada de atención y presentación de mi novio. —De haber sabido que ese mismo día nos convertíamos en padres, jamás te hubiera dado el divorcio. ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¡¿Por qué no lo dijiste, Sam?!

Su voz se quiebra un poco, y aunque ya no me afecta como antes, no puedo evitar sentir un pequeño pinchazo de dolor por lo que pudo haber sido. Derek continúa, ignorando la presencia de Klaus como si no existiera.

—Hace pocos días me entere del embarazo y si no te lo hice saber enseguida, porque supe de tu boda y no quería que pensaran que yo quería evitar tu matrimonio con una excusa. —Hago una pausa debido al nudo que se está formando en mi garganta. — Preferí dejarte dar ese gran paso y después te lo diaria. —Había llegado a pensar en no decírselo, pero decidí escuchar el consejo de María. — Ahora que lo sabes, quiero que nos pongamos de acuerdo para no llegar a molestas demandas, no quiero líos en tribunales ni nada de eso ¿Serás un buen padre y estarás presente en la vida de la bebé? Si la respuesta es afirmativa, quiero a miles de kilómetros de distancia a tu madre de mi hija.

Sonríe al escuchar la palabra y su género.

— ¡Claro que sí! estoy feliz con la noticia Sam y juro que seré el mejor padre, y comprendo que no la quieras cerca, hoy ha sobrepasado todos los límites de mi paciencia, se atrevió a golpearte otra vez, sabiendo que llevas a mi bebé en tu vientre. Aquí la única molestia entre los dos es y será siempre mi madre. Ella no acepta esta noticia, trato de convencerme de que me estas mintiendo y se atrevió a exigirme de que te convenza de que te hagas un aborto.

Se me congela la sangre es las venas al escuchar eso, jamás fue una opción y esa mujer...

—Sin ofender, pero tu madre es nefasta. —Acota Klaus, indignado al escuchar semejante cosa. — Creo que los dejare solos para que hablen, veo que estas tomando todo esto de buena manera, pero estaré cerca de todos modos. —Se le para enfrente a Derek y señala con su índice. — También espero que la trates con respeto y entiendas, no, espero que asumas que la perdiste y que ahora yo soy parte de su vida. ¿Estamos claros?

Derek enarca una ceja y, con una calma inquietante, le sonríe a Klaus, pero en sus ojos brilla un desafío velado.

—La conozco mucho antes que tú, niño bonito. No hace falta que me digas cómo tratar a mi… a Sam —se corrige, su voz vacilando un instante como si el cambio en su elección de palabras le pesara más de lo que quería admitir. — Puedes irte tranquilo.

Klaus no se mueve de su lugar, su postura rígida y defensiva, como si en cualquier momento fuera a saltar sobre él. Aunque su exterior parece controlado, el ceño fruncido y la tensión en su mandíbula revelan los celos que lo dominan. Sin embargo, su compostura se mantiene intacta, como un muro impenetrable poniendo por delante sus valores y buena educacion.

—No es tuya, es mía ahora, y sí, Derek, la conoces desde hace mucho antes que yo, y le volviste la vida una mierda. Tú y tu madre, y es por eso que no confío en ti. —Klaus se inclina hacia mí, sus labios se posan en los míos con una suavidad posesiva, marcando su territorio, antes de apartarse y caminar hacia la puerta. Su presencia imponente se siente en cada paso—. Estaré afuera, amor.

El sonido de la puerta cerrándose detrás de él resuena en la habitación, dejando una tensión en el aire. Derek lo sigue con la mirada, sus ojos llenos de una mezcla de resentimiento, nostalgia y un dolor que no puede ocultar.

—Qué rápido me reemplazaste, ¿Así es como decías que me amabas? —Su voz, lejos del sarcasmo que solía usar, suena llena de un profundo pesar, casi quebrándose al final—. Yo no he dejado de amarte ni un solo día, amor.

Siento el peso de sus palabras cayendo sobre mí como una losa. Respiro profundamente, intentando calmar mi mente agitada. Me recuesto en el sillón, buscando el apoyo que el suave cuero me ofrece, mientras mis pensamientos giran caóticamente entre el pasado que compartimos y la realidad que ahora enfrentamos. La habitación parece achicarse, el aire volviéndose más denso, cargado con el peso de lo que alguna vez fue y lo que nunca volverá a ser.

—No estamos aquí para hablar de nosotros, estamos aquí para hablar sobre nuestro bebé. —Mi voz suena firme, pero por dentro, una tormenta de emociones amenaza con desbordarse. Intento mantenerme en pie, sosteniéndome en la convicción de que lo que digo es la verdad—. Tú ibas a casarte y te comprometiste tres días después de nuestro divorcio, Derek. Estoy en todo mi derecho de rehacer mi vida, y afortunadamente me topé con un buen hombre, con una hermosa familia que me ha abrazado e integrado como una más.

Pero a medida que las palabras salen de mi boca, siento cómo una punzada de angustia se clava en mi pecho. No puedo evitar que el dolor y el amor que creía enterrados resurjan con fuerza. Me duele decirle todo eso, porque luche, y Dios sabe que lo hice. Luché por nosotros, por lo que teníamos, pero nunca me dio la maldita oportunidad. La verdad me aplasta y no puedo continuar; mis palabras se ahogan en un nudo de emociones que no consigo controlar. Lágrimas silenciosas empiezan a deslizarse por mis mejillas, traicionando la fachada de fuerza que intento mantener. El cariño que le tenía vuelve a golpearme con una fuerza implacable.

Derek observa cómo me quiebro, y su voz se suaviza, casi suplicante.

—¿Lo amas? Porque aún tenemos tiempo, podemos arreglarlo, mi amor. ¿Cuánto hace que estan juntos? —En sus ojos veo la desesperación, el deseo de aferrarse a lo que fue, a lo que podría haber sido.

"Días, apenas unos días", pienso, pero esos días han sido suficientes para que Klaus llene el vacío en mi corazón, para que reúna las piezas rotas y, con amor y paciencia, me muestre que es un hombre maravilloso. Pero no se lo diré. No quiero alimentar falsas esperanzas.

—El tiempo suficiente para ayudarme a sanar, Derek. —Respondo, con la voz impregnada de una mezcla de firmeza y tristeza—. Lo nuestro no tiene vuelta atrás. Ya no te quiero como antes; tú te has encargado de matar todo ese amor. Klaus es el hombre con el que elijo vivir de aquí hasta mis últimos días.

La honestidad en mis palabras parece golpearlo como un puñetazo. Veo la tristeza reflejada en su rostro, cómo sus ojos se llenan de lágrimas. No quiero lastimarlo, juro que no es mi intención, pero sé que es justo y necesario. Debemos poner fin a esta ilusión.

Derek desvía la mirada, intentando recomponerse, y cambia el tema de conversación, agradecido por la salida.

—¿Es una niña? ¿Dios nos ha bendecido con una pequeña Sam? —En su voz hay un matiz de esperanza, de una alegría tenue que intenta abrirse paso entre el dolor—. Fantaseamos mucho con este momento y el aodo que lepondriamos cuando supieramos su sexo.

Sus palabras, aunque dulces, me hacen recordar los sueños que una vez compartimos. Pero sé que esos sueños no pueden resucitar. Agradezco en silencio que se enfoque en nuestra futura hija y no en el pasado.

—Me volviste el hombre más feliz y afortunado del mundo —continúa—, pero confieso que la noticia casi me enloquece. No sabía dónde buscarte y tuve que emborrachar a nuestro amigo para que me dijera la verdad de que estas embarazada, aunque no pude sacarle tu ubicación. Y agradezco al cielo que hayas decidido venir y no huir, agradezco que no me hayas ocultado la verdad, porque no sé si hubiera hecho las cosas de la mejor manera.

La sinceridad en su voz me conmueve, pero también me reafirma en mi decisión. Lo que fue entre nosotros ya no puede ser. Ahora, lo único que nos une es nuestra hija, y por ella, estoy dispuesta a mantener la paz.

Bueno mis chicas.... no puedo dormir asi queeeeeeeee voy a seguir escribiendo... ¿Querian maraton? aca les va la amaraton de 3 capitulos.

1
Feliz Lupita
Normal
Seeyli Tellez
/Smile/
PETRONA ELVIRA LUNA DE RUIZ
no se considera ella misma
PETRONA ELVIRA LUNA DE RUIZ
ay no que mujer tan boba
Sandra Olea
Ya me enamoré 🥰🥰🥰🥰
Ruth Ramirez
El giro pinta hacia el tema de la mafia.
PETRONA ELVIRA LUNA DE RUIZ
pole audios tambié por favor
Ruth Ramirez
Nada es para siempre y eso debió aprenderlo con Derek.
Ruth Ramirez
Klaus esconde algo, tal vez de algún modo ya sabía de su existencia. ¿Quién se la prometió? Como si fuera tratos de matrimonio arreglado o pago de deudas, no sé, algo así.
LaRouxy 🌹💞
maravillosa obra 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👍🏻♥️
Ruth Ramirez
¿No eran 700,000.00?
Ruth Ramirez
Tengo dudas, muy bonito para ser verdad. Más adelante debe verse si van a quedar juntos o no.
Ruth Ramirez
Que sea doble, niño y niña.
Ruth Ramirez
A ver que piensa cuando sepa que es combo.
Ivette Maria Alfaro Saumett
Excelente
Hiradia Cohen
Realmente percibo a Katherine ya Erika más fuerte para Reina de la mafia que a Samantha como Mujer de mafia parece una colegial "lo de ellas no tengo familia estoy sola que pasara con Derek en esa necesa se ha pasado toda la historia"
Elvia Pereira Alba
no entiendo porqué este comentario, por que si hemos llegado hasta este punto, seguro que es por que ha gustado
Hiradia Cohen
No se Erika no me inspira nada bueno sigamos leyendo
Hiradia Cohen
es buena la historia pero como hay tantos personajes de momento me pierdo no se cuando habla Peter cuando lo hace el padre en fin sigamos a ver en termina
Hiradia Cohen
Que loca esa tipa como le permitió el hermano que ella le insultara a Samantha y de verdad no se si perdonarla le traerá problemas a Samantha más adelante
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