LA PERDICIÓN DEL CEO MUJERIEGO
...RACHEL...
—Deja de mirarlos, cariño. Estás siendo terriblemente grosera.
Termino apartando la mirada de la pareja y miró a mí esposo. Mi esposo me mira con el ceño fruncido, la desaprobación era evidente en su rostro amable.
Ruedo los ojos, a la expresión de Nickolas.
—Lo que es de mala educación es que prácticamente se están manoseando frente a nosotros.—siseó. —Es un lugar público. Ya es bastante malo que tengamos que sentarnos junto a esas personas durante horas, pero no necesitamos mirar eso, a esa indecencia.
Nick se rie entre dientes y me da unas palmaditas en el muslo.
—¿Indecencia? Suenas como una dama victoriana de algún drama de época de la BBC. Es el siglo XXI, Richi. Déjalos ser.
—Podria ser su hija.— Digo entre dientes.
Miró a mí esposo, molesta porque no comparte con mi enfado. Vuelvo a dirigir la mirada a la pareja con la que compartíamos la cabina de primera clase y termino frunciendo el ceño.
El hombre mayor, el de cabello oscuro y ojos color chocolate, estaba reclinado en su asiento, su postura era perezosa e indulgente. Los dos botones superiores de su camisa azul estaban desabrochados, revelando un indicio de su pecho musculoso.
La chica, una pelirrojo, estaba prácticamente en su regazo, besando el cuello bronceado del hombre. No podía ver su mano izquierda, pero estoy bastante segura de que estaba debajo de la camisa del hombre de cabello oscuro.
Era absolutamente repugnante.
Son un par de inmorales Él probablemente está casado y con hijos. Y ella solo busca una billetera con bastantes billetes de cien.
—Deja de mirarlos boquiabierta, Rachel—susurra Nickolas desesperado.
Apenas lo escuchó. Mi mirada sigue a la mano derecha de la pelirroja mientras bajaba por el musculoso torso del otro hombre, sobre sus abdominales, hasta su cinturón....
—Asqueroso.— Murmure, mirando hacia arriba.
Unos ojos marrones se cruzaron con los míos. Su dueño arqueó las cejas y me mira tan fijamente.
Su rostro tan cálido. Me hizo sentir avergonzada, como si yo fuera la quien hubiera sido sorprendida comportándose descaradamente en un lugar público.
—Brenda, muévete a tu propio asiento, —dijo el hombre, empujando a la pelirroja suavemente. —No queremos ofender la sensibilidad de nadie.
La pelirroja, aparentemente Brenda, gimió.
—Vamos, Daemon, simplemente ignora a la fanática, —se quejó, besándolo en la mandíbula. —Nos ha estado mirando desde el aeropuerto.
Daemon me determino detenidamente.
—Lo sé.— Termina decir el promiscuo.
Maldito, termino sonrojándome, apartando la mirada y miro a las nubes fuera de la ventana.
Nick se aclaró la garganta.
—Pido disculpas por mi esposa, —dijo. —Rachel no quiso ofender a nadie.
—Estoy seguro de que no, —dijo Daemon, su voz muy seca.
—No, de verdad, — Contradijo Nickolas. —No es intolerante. Mi hermano también le gusta las menores que el y Rachel se lleva muy bien con él.
Termino sonriendo un poco, sintiendo una oleada de cariño.
Nickolas siempre fue el pacificador, pero eso
era una exageración incluso para sus estándares. Se llevaba bien con su cuñado, Liam Hertford si
por "llevarse bien" yo diría tolerablemente y más
era por el bien de la empresa y por el bien de Nick.
Apenas y nos hablabamos, a menos de que se
trate de Hertford Enterprises, y mucho menos me he hablado con su esposa. No podía soportarlos: Mejor dicho no me nacía soportarlos, y no tenía nada que ver con mi intolerancia.
Simplemente me habían robado todo por lo que he trabajado desde que tengo veinte años.
Termino, suspirando reclinandome en mi asiento, cerrando los ojo y trató de conciliar el sueño. El sueño ayudara pasar el largo vuelo de Bali de regreso a los EE. UU., y tenía el beneficio adicional de evitar que tuviera que mirar a esas personas durante horas.
Había sido una semana relajante, solo nosotros dos en la cabaña junto a la playa en la que nos habíamos hospedado, pero con lo molesta y tensa que estoy dudo que pueda conciliar mi sueño tranquila.
Pero al final terminó logrando por unos minutos, porque lo siguiente que siento es una violenta sacudida que termina por levantarme sobresaltada.
Por un momento, me siento desorientada, sin saber dónde estaba y qué estaba sucediendo.
Correcto. El avión.
El avión se estremeció una y otra vez.
Parecían como si estuviéramos atrapados en una tormenta, las nubes fuera de la ventana muy oscuras, con relámpagos cayendo a nuestro alrededor con alarmante frecuencia.
El intercomunicador sonó, seguido de una voz femenina tensa que solicitaba a todos los pasajeros que se pusieran sus asientos en posición vertical y se abrocharan el cinturón.
Haciendo lo que le dijeron, miró a esposó en el asiento junto a mi. En camino el está tranquilo sereno tratando de no alarmarse parque yo pueda estar tranquila. Ya me imagino mi estado de cara toda pálida, mientras que mis dedos agarran con fuerza el apoyabrazos.
—Oye, es normal, —dijo Nick con una sonrisa tranquilizadora. —Turbulencia. Cada vuelo experimenta algo. Los rayos no pueden
dañar el avión—. Trató de no pensar en las excepciones a la regla: los pocos casos en que los aviones se estrellaron o se destrozaron debido a fuertes tormentas.
Esos casos fueron una anomalía estadística.
Le devuelvo con una sonrisa levemente y asiento.
Un hombre pasó a toda prisa junto a nosotros y unos segundos más tarde algunos tripulantes lo siguieron. Otro golpe en el aire sacudió el avión de nuevo, los temblores se volvieron más alarmantes.
Alguien en clase económica gritó.
Me acercó a Nick y tomó su mano.
—No nos vamos a estrellar, no seas tonta, —dijo mi esposo, apretándome la mano.
No le respondo nada, solo lo miro con los ojos muy abiertos llenos de terror.
Nickolas tragó saliva y respirando hondo. Sabía que debía mantener la calma por su bien, incluso si él también estaba nervioso.
—Está bien, cariño —digo. —Todo saldrá bien.......
El avión se convulsionó más fuerte y luego cayó,
y los gritos de terror llenaron el avión.
Ahora descendían a una velocidad implacable.
Tomó la mano de Nick, la aprieto contra las mías con tanta fuerza que nos resulta dolorosa.
Mordiendome el interior de mi mejilla, mirando alrededor de la cabina, tratando de distraerme del miedo en el rostro de mi esposo, que ya sé
empezó a notar.
Mi mirada sé cruzó con la de Daemon. Los ojos del hombre eran sombríos, pero su expresión era tranquila y resuelta. No parecía asustado. A diferencia de la mi esposo y la mía.
Su amante pelirroja estaba llorando en su asiento, agarrando su cinturón de seguridad y murmurando algo en voz baja.
Máscaras de oxígeno cayeron de nuestros compartimentos, Nick entre aturdido, me ayudó
a ponerme, antes de agarrar la suya. Respiró y tomo nuestras manos entrelazándolas, tratando de mantener la calma.
Por primera vez en años, Comienzo a orar por nuestras vidas.
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Updated 37 Episodes
Comments
veronica pinto
😧🫣☹️
2024-10-29
0
Ester Ayala
vaya Rachel......🤣🤣🤣
2024-10-20
0
Maricruz #1
Buenas historia
2024-07-01
0