"En medio de una bulliciosa ciudad, donde el susurro de personas apresuradas y luces parpadeantes, el tiempo parecía desvanecerse para dos almas destinadas a encontrarse sin saberlo. Ella, una joven hermosa de mirada perdida, llevaba sobre sus hombros el peso de un pasado difícil. Él, un hombre inteligente, magnate de los negocios, caminaba por las calles escondiendo un dolor profundo teniendo la certeza de que su vida cambiaría de manera inesperada".
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Capitulo XXIV El atentado
La noche había terminado, Aurora se encontraba despidiéndose de Rafael junto a Sebastián.
"Aurora antes de que se vayan, me gustaría proponerte algo", dijo Rafael de la nada.
"Si dime", respondió Aurora con tranquilidad.
"Tengo mi propia cadena de restaurantes y me gustaría que trabajarás en uno de ellos", Rafael estaba a punto de cumplir uno de los sueños de Aurora, ella siempre quiso trabajar en un buen restaurante antes de tener el suyo propio.
"¿Es una broma, verdad?", pregunto Aurora incrédula.
"No, yo no bromeó, estoy hablando muy en serio", respondió Rafael extendiendo su mano para sellar el trato.
Aurora miró a Sebastián sin poder creer lo que estaba sucediendo.
"¿Acaso le pediste a tu amigo que me ofreciera trabajo?", pregunto Aurora confundida.
"No, yo solo los presente, si el te quiere contratar es cosa de él", aseguro Sebastián.
"Tienes un talento natural, cualquier chef estaría dispuesto a tenerte en su equipo, ten fe en ti misma", aconsejo Rafael, "bueno pienso, aquí tienes mi número u cualquier cosa me llamas". Rafael se retiró dejando a los enamorados solos.
"Quiero conseguir esto por mis propios medios, ¿no me estás mintiendo verdad?, ¿no tuviste nada que ver con la decisión de Rafael?", pregunto Aurora desconcertada.
"No amor, te dije yo solo te presente al chef, ahora por el mismo decidió pedirte trabajar juntos", explico Sebastián siendo sincero.
"Esto es increíble, realmente al gran maestro le gustó mi trabajo, es mi sueño hecho realidad, al fin alguien se fijó en lo que hago", Aurora estaba llorando de felicidad, no podía creerlo, ella podía al fin crecer como profesional y lo estaba logrando por sus propios medios.
"Las sorpresas aún no terminan, ven acompañame", Sebastián condujo a su esposa por uno de los ascensores privados del hotel, ella no sabía que quería mostrarle ahora, pues nada podía superar la sorpresa que Sebastián le había dado esa noche. Llegaron al penthouse, pero antes de bajar del elevador, Sebastián cubrió los ojos de Aurora con una venda.
"¿Esto es un secuestro?", pregunto Aurora con una sonrisa.
"Se podría decir que si, serás mía toda la noche", respondió Sebastián con la voz ronca.
"Ummm, eso suena divertido" comento Aurora mientras caminaba a ciegas llevada de la mano por Sebastián.
"Eres muy traviesa mi ángel", respondió Sebastián quitándole la venda, una vez llegaron al centro de la habitación.
"¿Qué es todo esto?", pregunto Aurora con los ojos abiertos como plato.
"Un regalo para ti", susurro Sebastián acariciando la suave piel de Aurora.
"Creo que son más un regalo para ti", comento Aurora caminando hasta un perchero donde había algunas prendas del desfile.
"Bueno para hacer las cosas parejas, pedí algunos vestidos para que los uses en publico y otros solo para que los uses conmigo", explico Sebastián juguetón.
Al siguiente día despertaron entre las suaves sábanas de aquella habitación, estaban abrazados y al verse a los ojos sonrieron.
"Buenos días mi princesa", saludo Sebastián besando suavemente a su esposa.
"Buenos días mi caballero de brillante armadura", Aurora respondió al saludo tiernamente.
Estuvieron en aquella habitación hasta pasado el medio día, desconectados del mundo exterior, viviendo su gran amor.
Aurora agarró su teléfono para darse cuenta que lo tenía apagado, «seguramente se descargó durante la noche», pensó, dejándolo a un lado, fue a ducharse, ya que pronto tendrían que volver a la realidad. Sebastián corrió con más suerte, se teléfono si estaba cargado, tenía muchas llamadas perdidas y mensajes, en su mayoría era de su padre. Abriendo uno de los mensajes se dio cuenta que algo grave había sucedido, durante la noche el vehículo donde se suponía que iban él y Aurora había sufrido un atentado. Inmediatamente llamo a Augusto quien no dudó en contestar.
"¿Donde esta, hijo?" pregunto Augusto, su voz sonaba cansada.
"Estoy con Aurora en el hotel", respondió sin vacilar.
"Gracias al cielo, no te muevas de ahí, ya envío por ustedes dos", ordeno Augusto con voz firme.
Sebastián no le quiso decir nada a Aurora para no preocuparla. La noche anterior el había hablado con su asistente y le había pedido que llevara esos diseños a la habitación, todo era secreto no quería que nadie supiera que estaban ahí, él quería regalarle una noche especial a su esposa, lejos del trabajo y sin interrupciones, también le pidió al chófer que llevara a la mujer a su casa y que se tomará el resto de la noche y el día siguiente libre, pues el planeaba estar todo el día con Aurora, lo que nunca imaginó era que habían puesto una bomba en aquel vehículo y que la explosión del mismo había acabado con la vida del chófer y de su asistente, la familia Santos y los Ledezma pensaron que los dos pasajeros que iban en el vehículo eran Sebastián y Aurora.
"Estás muy extraño, ¿acaso pasó algo?", pregunto Aurora notando a Sebastián distraído desde que salió del baño.
"Voy a ducharme, viste rápido que tenemos que irnos", dijo Sebastián antes de entrar al baño.
Aurora estaba preocupada, algo había pasado y Sebastián no sabía cómo decírselo, unos minutos más tarde Sebastián salió de la ducha, estaba apurado vistiéndose muy rápido, Aurora ya estaba lista cuando tocaron a la puerta, ella iba a abrir, pero Sebastián la detuvo.
"Espera cariño, yo verifico quién es", dijo Sebastián caminando hasta la puerta con precaución.
"Señor soy el escolta que envió su padre", explico el sujeto que estaba afuera esperándolos.
"Ya salimos. Aurora, hora de irnos, agarra tus cosas por favor". Sebastián no daba explicaciones, él simplemente ordenaba como si fuera el jefe de la joven.
"¿Puedes decirme que está pasando?", pregunto Aurora molesta.
"Te lo explicaré todo, pero a lo que lleguemos a la casa, confía en mí", pidió Sebastián ayudando a Aurora a llevar sus cosas.
Ella vio que un grupo de hombres los habían rodeado y los estaban escoltando por el pasillo.
"El ascensor está por allá, ¿por qué tomamos este camino?", pregunto Aurora confundida.
"Es más seguro, por favor solo camina y mantente a mi lado", Sebastián estaba preocupando mucho a Aurora, su actitud la descorcertaba, el miedo se estaba apoderando nuevamente de la joven.