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El Imperio De Las Rosas

El Imperio De Las Rosas

Status: Terminada
Genre:Completas / Venganza / Intrigante / Enemistad nacional y odio familiar / Fantasía épica
Popularitas:18.2k
Nilai: 5
nombre de autor: Niela

Bellefleur es una familia reconocida en la nobleza por ser cercanos a la familia imperial, la avaricia del archiduque lleva a sacrificar a su única hija quien es preparada desde pequeña para volverse la princesa heredera. Esta al llegar el momento de conocer al príncipe Arthur antes de anunciar su compromiso no se imagina que realmente el que llega es su hermano, Richard quien cae profundamente enamorado al verla, deseando poseerla a ella, matará a quien sea necesario.

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008

Faltaba un día para el momento tan esperado en el archiducado. Era la última práctica de baile de Ellie y esta vez sería con su padre; estaba nerviosa por no querer hacer el ridículo frente a él.

“Señorita Bellefleur, el archiduque ya se encuentra aquí”. Su padre entró por la gran puerta del salón; el rostro de Ellie estaba serio, al igual que el de él. Ambos poseían la misma mirada de determinación.

La música empezó a sonar, ambos hicieron una reverencia y empezaron a bailar: movimientos elegantes y a la vez delicados por parte de Ellie, mostrando seguridad y seducción, mientras el archiduque mostraba determinación, seguridad y, sobre todo, superioridad. Eran la combinación perfecta, padre e hija, tal para cual.

Cada paso estaba calculado a la perfección hasta que finalizó la canción. La maestra de Ellie no dejó de aplaudir junto con la doncella; era digno de admirar. Ante los ojos de ambas, cada paso que ellos daban parecía dejar una marca.

Ellie estaba mareada, extasiada por el baile; se sentía fuera de sí misma, pero esta vez no de mala manera, sino por la intensidad del baile. Su padre le soltó la mano y en ese momento volvió a la realidad; quería aferrarse más a él, pero sabía que no podría; solo se limitó a observar y escuchar la breve conversación que tenía con su maestra.

En la mente de Dietrich no paraba de repetirse la misma pregunta: ¿En qué momento Ellie había crecido tanto? Su cintura era más pequeña, su rostro más fino y ya no era el rostro de una niña, sino de una mujer.

Pudo notar la desesperación de Ellie al apartarse de su lado. Había algo de ella que todavía no cambiaba y era el amor incondicional que sentía hacia él; una sonrisa apareció al instante en el rostro del archiduque.

“Estuvo bien por hoy”. Esas palabras, que parecían tan banales, tuvieron un gran efecto en Ellie; no pudo evitar sonreír. Su corazón se llenó de alegría y atesoró ese momento, encontrando la calma en su desesperación.

.........

Ya era el día. Julieth parecía estar incluso más emocionada que Ellie por el debut de su señorita; todo debía salir perfecto. Abrió las cortinas y dejó entrar al sol a la habitación de Ellie, quien se despertó al instante.

“Señorita, su baño ya está listo. Hoy el archiduque desayunará con usted”. ¿Qué? Ellie sentía que estaba soñando, que era una ilusión de su mente. Era la primera vez, después de tanto tiempo, que sentía tanta felicidad al solo despertar.

La rubia se dejó preparar por sus doncellas; sentía tanta felicidad que su corazón podría salir de su pecho en cualquier momento. Al fin, un momento de padre e hija.

.........

“Buenos días, padre”. El archiduque solo asintió y se levantó con una elegancia que parecía desafiar el paso del tiempo; él se levantó con una gracia silenciosa. Antes de que Ellie pudiera procesar el gesto, él ya había retirado la silla, invitándola a tomar asiento. La silla se deslizó sin esfuerzo alguno; la emocionada joven se sentó sonriendo. Extrañaba esto.

El desayuno transcurrió con tranquilidad; estaban los platillos favoritos de Ellie en la mesa, lo cual solo le hizo más ilusión en su corazón. El archiduque debía asegurarse de tener totalmente dominado el corazón de su hija esa noche, así no dudaría al actuar.

Un simple detalle como este estaba lleno de dobles intenciones por parte del archiduque, quien conocía a su hija a la perfección y sabía que esto le daría alegría a su corazón, lo cual le beneficiaba.

“Tu debut quedará grabado en los anales del tiempo, y tú, emergiendo como la dama más noble. Haz alianzas que sean tanto distinguidas como provechosas”, dijo el archiduque mientras se levantaba de la mesa y mantenía su mirada fija en su hija. “Tu doncella tiene una lista; memoriza los apellidos. Serán tus objetivos”.

.........

La doncella terminaba de preparar a Ellie, colocando su collar de zafiro en su cuello. Su señorita era genuinamente perfecta. Faltaban minutos para que debieran irse y la tensión del ambiente ya se había aliviado; Ellie no había dejado de repasar los apellidos en esa lista junto con sus expresiones faciales.

“Ya está lista, mi señorita”. Ellie se observó a sí misma en el reflejo del espejo; todo estaba perfecto. La belleza entre la nobleza era un estatus para las mujeres, mientras más bella eras, más querida; a menos que estuvieras pasando por un problema económico.

Ellie tomó los gemelos que había preparado para su padre, sintió una ola de nerviosismo pasar por su cuerpo pero la ignoró. Salió de su habitación y fue hasta el salón, donde se encontró a toda la servidumbre, a excepción del mayordomo, junto a parte de los soldados de su padre.

“Nuestra señorita ya es toda una dama”, dijo uno de los cadetes casi llorando y todos los demás solo se limitaron a asentir. Se sentía por primera vez en la mansión Bellefleur un ambiente cálido que resultó incómodo tanto para el padre como para la hija, que no comprendían lo que es el querer genuino.

Ellie se hizo al lado de su padre y le entregó los gemelos, los cuales poseían el mismo color de los ojos del archiduque; rojos. Su padre se los colocó en las mangas de su traje; podía permitirse complacer a su creación hoy.

Ambos subieron al carruaje, yendo en camino al palacio de la emperatriz.

.........

Mientras el sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de tonos dorados y carmesí, la expectación en el aire era palpable. La plaza del palacio de la emperatriz estaba adornada con estandartes que ondeaban al viento y alfombras de pétalos de flores que trazaban el camino por donde la familia imperial haría su entrada.

Los nobles de las casas más distinguidas se alineaban a ambos lados, sus atuendos brillando con hilos de oro y plata, sus rostros una mezcla de orgullo y nerviosismo por encontrarse en un lugar tan prestigioso. Los músicos comenzaron a tocar una melodía que hablaba de antiguas glorias y futuras promesas, una bienvenida digna de la sangre real que pronto pisaría esos suelos.

Y entonces, con la majestuosidad de la diosa Hestia, la familia imperial apareció. El emperador, una figura imponente con su manto bordado con el águila bicéfala y la rosa teñida de sangre en su pico, símbolo del imperio; la emperatriz, cuya belleza era realzada por las joyas que adornaban su vestido de seda; y el príncipe heredero, conocido por su elegancia, cada uno reflejando la grandeza de su linaje. A excepción del segundo príncipe, quien no se encontraba.

El maestro de ceremonias avanzó, su voz resonando con claridad y respeto: "Hoy, bajo la mirada de nuestros ancestros y la bendición de los cielos, damos la más calurosa de las bienvenidas a nuestra venerada familia imperial. Que su presencia traiga prosperidad a nuestras tierras y paz a nuestros corazones."

La multitud se inclinó en una reverencia profunda, el gesto unánime de lealtad y honor. La familia imperial asintió con benevolencia, sentándose en sus tronos a la espera de los protagonistas de esta noche.

El gran salón del palacio estaba bañado en una luz dorada, reflejando la grandeza de la ocasión. Los invitados susurraban entre ellos, sus voces un murmullo de anticipación, llenos de admiración y otros de envidia. La familia Bellefleur, anfitriona de la noche y aliada cercana de la corona, se destacaba por su dignidad y su porte regio.

El maestro de ceremonias avanzó, su voz proyectándose con autoridad y respeto: "Nos honra sobremanera recibir en esta celebración a la ilustre familia Bellefleur, cuyos lazos con nuestra augusta familia imperial son tan fuertes como las mismas murallas que protegen nuestras tierras. Y en especial, rendimos homenaje al patriarca de esta noble casa, conocido en los campos de batalla y en los corazones de nuestro pueblo como el dios de la guerra, cuya valentía y estrategia han asegurado la paz y la prosperidad que hoy disfrutamos."

Los aplausos retumbaron en el salón mientras la familia Bellefleur asentía con gracia. La mirada del padre de Ellie, llena de orgullo y poder, recorría la sala, un recordatorio silencioso de su legado y su importancia para el imperio.

La música se elevó, una composición épica que parecía contar la historia de victorias pasadas y futuras glorias, mientras Ellie hacía su entrada, su figura una visión de elegancia y promesa, la encarnación viva del honor y la historia de su familia.

El salón se inundó de silencio al escuchar la voz del emperador, quién le daba la bienvenida a la familia Bellefleur: “En este día de celebración, alzamos nuestras copas en honor a la señorita Ellie y la venerable familia Bellefleur. Que los lazos que unen a esta noble casa con la corona se fortalezcan y florezcan, tejidos con hilos de lealtad y enriquecidos con la promesa de un futuro próspero. A la salud de Ellie, cuyo esplendor y gracia reflejan la grandeza de su linaje y la profunda alianza entre nuestras familias. ¡Por la fortaleza y prosperidad de nuestro imperio y la familia Bellefleur!”

Los nobles empezaron a murmurar, las palabras del emperador iban en clara referencia hacia el compromiso entre el príncipe heredero y Ellie; quien ha sido preparada desde pequeña para ser la próxima emperatriz, no era secreto para nadie. Su padre la aisló haciendo que solo se centrara en estudiar y ser digna de Arthur.

El príncipe heredero no había apartado en un solo momento la vista de su prometida, era la primera vez que la miraba. Ellie se había convertido la joya más preciosa del imperio para él, la deseaba para él; no podía estar más contento con su compromiso.

La música volvió a sonar, dando inicio a la noche. Los primeros en bailar fueron Ellie y su padre, ya que eran los protagonistas de la noche; sus pasos perfectos y elegantes conquistaron el corazón de todos, llamando la atención de los nobles y la familia imperial.

A finalizar de bailar dieron una reverencia a la familia imperial y procedieron a retirarse de la pista de baile, su padre dejó a Ellie sola y esta ya sabía que debía hacer. Cazar a sus objetivos.

Al momento en que Ellie fue por una copa fue acechada de los jóvenes nobles quienes no podían la curiosidad ante el misterio que envolvía a la protagonista del debut. Cada movimiento que daba la rubia era observado por toda la familia imperial, quienes sentían una curiosidad especial por ella.

“Daisy Monkfort, mucho gusto”. La joven hizo una referencia ante Ellie quien sonrió satisfecha, el primer apellido que se encontraba en la lista que le había otorgado su padre había llegado hasta ella sin tener que hacer ningún movimiento.

Ellie hizo una reverencia al escuchar su apellido, dándole una sonrisa cálida. Las demás jóvenes empezaron a presentarse de igual manera, la rubia no les prestó atención, pero de igual manera respondió a sus saludos.

“Escuché que el segundo príncipe no pudo llegar debido a que está conquistando Amperion”. Las expresiones de sorpresa entre los jóvenes no era ningún secreto puesto que, Amperion era el único territorio independiente del norte. Más de una vez se intentaron adueñar de este, pero en todas no tuvieron éxito.

La atención de Ellie se había ido a ese comentario al escuchar la mención de ese territorio, pero fue descartado por su mente al instante, quizás solo intentaba demostrarle su valía al emperador.

Había sido una noche agotadora, convivir con tantos nobles y establecer conversaciones vacías le resultaba cansado a Ellie, pero debía de hacer el esfuerzo por su padre. Se encontraba en el jardín observando las estrellas, esta noche no se encontraba la luna adornando la oscuridad del cielo.

“¿Qué hace aquí una dama tan hermosa?”. Ellie volteó su rostro y pudo reconocer quién era, un rostro tan hermoso y sus ojos, uno color café y el otro blanco. Símbolo que era poseedor del poder de la diosa Hestia.

La rubia quería huir, matarlo o reclamarle por todo lo que le había sido arrebatado por culpa de su familia, pero se reprimió a sí misma y solo le sonrió, sonrisa que quedó grabada en los recuerdos del príncipe.

“Adentro es asfixiante”. Arthur se acercó más a su prometida, asintiendo ante sus palabras. Desde pequeño había sido expuesto a este tipo de eventos y lo único que podía sentir por parte de los nobles era la hipocresía y el interés hacia su lugar en el trono.

No podía evitar observar el rostro de Ellie, era una belleza surreal, demasiado hermosa para ser de este lugar. Sin duda alguna, se sentía orgulloso de sí mismo por su nueva adquisición. Quería tocarla.

Quizás era el alcohol, el deseo de protegerla o una mezcla de ambas lo que provocó el impulso de acariciar la mejilla de Ellie quien se encontraba horrorizada ante el toque tan íntimo del príncipe. ¿Qué mierda le pasaba?

Arthur se encontraba extasiado al sentir la piel tan tersa y suave de Ellie, llevando su dedo pulgar hasta su boca. La rubia rápidamente apartó la mano del príncipe de su rostro, dándole una cachetada en el transcurso.

“¿Con qué derecho me tocas?”. Estaba totalmente asqueada, sentía sus ojos picar y su cuerpo ser llenado de ira; pero no debía hacer nada. El príncipe estaba mudo, tocando su mejilla golpeada, no sabía como reaccionar; era la primera vez que una mujer lo golpeaba. Humillante.

A los lejos, la escena era contemplada por Esteban, el mayordomo quien hizo de inmediato presencia. Ellie todavía no era capaz de manejar emociones fuertes.

“Mi señorita, el archiduque la está buscando”. Lo cual no era totalmente falso, hace unos momentos los nobles se estaban retirando y ya era momento de irse.

Ellie se fue con Esteban hacia donde estaba su padre, no sin antes despedirse del confundido príncipe, quien no sabía como había llegado hasta esa situación. Lo único que no salía de su mente era el sentimiento tan humillante de haber sido golpeado por la rubia.

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moon 1
/Shy//Shy//Shy/la casarán con un primo???/Shame//Shame//Shame//Shame/están enfermos/Puke//Puke//Puke//Puke/
moon 1
suena a palabras de un pedófilo, o alguien mentalmente inestable /Gosh//Gosh//Gosh//Gosh//Gosh/
Alex
Pero el destino dijo que ellos son compañeros 🤨🤔
Alex
Su padre será Dios???
Alex
Igual de malvado que el archiduque 🤬🤬🤬
Alex
😲😲😲😲
Alex
🥺🥺🥺🥺
Alex
Por fin!!! Ojalá abra los ojos, se de cuenta de la verdad y empiece a vivir para ella
Alex
Y aún así piensa en castigarla!!!! 🤬🤬🤬🤬
Alex
Es un maldito!!! 🤬🤬🤬🤬
Alex
😲😲😲 Quién será su amo???
Alex
Wow!! Qué clase de magia tiene que puede revivir a su caballo???
Maria Garrido: magia de demonio?
total 1 replies
Cele Recabarren
las tima que no este terminada
Lisa Estigarribia
esperando /Plusone//Pray/
Liliana Barros
Es una pena que no esté completa la historia. Es muy buena.
Liliana Barros
Me gusta mucho la nueva Elly
Valentina Diaz
Tu padre ni sangre real tiene we!
Valentina Diaz
Entonces tu mamá era la princesa, tu padre que! El no tiene vela en ese entierro, en la tercera o segunda ya vienes tu!
Tu padre que emperador, ni cual emperador el esta es cegado de poder que nunca fue suyo! Apuesto a que tu madre era la segunda en linea de sucesión, porque su hermano mayor (emperador actual) era el principe heredero por ser mayor, si él fallecía ahí venia tu madre, pero no este loco diciendo que le han quitado algo que ni en pedo es suyo
luck - ya no anónimo
Guapo
shamira
El maltrato que sufrió :(
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