Novela finalizada. Escribo con amor, por lo que espero lo mismo de ustedes.
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Cap 13
Una reunion interesante.
No puedo evitar observar cómo se curvan las esquinas de sus labios cuando sonríe. Me atrae más de lo que quisiera admitir, pero mantengo mi expresión neutral, aunque más relajada.
—Tu amiga debe tener una muy buena opinión de mí entonces —dice Klaus, con un tono ligeramente burlón, pero hay una curiosidad genuina en sus ojos oscuros.
—Digamos que... tenía algunas suposiciones interesantes —respondo, sonriendo levemente al recordar la conversación con Emilie. Ella siempre ha sido directa en sus opiniones.
Klaus inclina la cabeza, sus ojos fijos en mí, esperando que continúe. Hay algo en su mirada que me hace sentir que no puedo escapar de su escrutinio, pero trato de no demostrarlo.
—Pensaba que no te alejarías fácilmente, que encontrarías la forma de involucrarte en mi vida —añado, encogiéndome de hombros como si no fuera gran cosa. Pero ambos sabemos que lo es. —Yo, a diferencia de Em, no soy tan confiada.
—¿Y tú qué piensas, Samantha? —pregunta él, su voz baja y profunda, mientras entrelaza las manos sobre la mesa.
Tomo un sorbo de agua para ganar tiempo. Klaus no es alguien que acepte respuestas superficiales, y su persistencia es lo que me tiene aquí, compartiendo más de mi vida de lo que esperaba.
—Creo que mi amiga tenía razón —digo finalmente, mirándolo a los ojos—. Pero también creo que hay mucho más. No sé nada de tu vida, de dónde vienes, ni qué haces, además de querer seducir a mujeres embarazadas recién divorciadas.
Bromeo para aligerar el ambiente, y él sonríe, pero esta vez hay algo más en su expresión, algo más profundo y complicado.
—Supongo que tendrás que averiguarlo por ti misma —responde, con un tono que sugiere que no será tan fácil como parece.
Eva entra despues de pedir permiso en ese momento con el almuerzo, interrumpiendo la tensión que se estaba construyendo entre nosotros. Coloca los platos en el amplio escritorio y sale sin decir una palabra, dejándonos en un silencio que se siente más cargado que antes.
Mientras comenzamos a comer, no puedo evitar que las palabras de Klaus resuenen en mi mente. Me he mantenido firme, decidida a no dejar que nadie, especialmente un hombre como él, se acerque demasiado. Pero algo en su manera de ser, en la forma en que me observa y me escucha, me hace dudar de mis propias reglas.
Klaus, por su parte, parece disfrutar del almuerzo, completamente relajado, como si no acabáramos de tener una conversación que removió más de lo que probablemente imaginaba. Tal vez Klaus es más peligroso de lo que parece, no porque me haga daño, sino porque me hace sentir cosas que no había sentido en mucho tiempo.
—Entonces, Samantha —dice de repente, rompiendo el silencio—, ¿qué piensas hacer a partir de ahora?
Lo miro, preguntándome a qué se refiere exactamente, pero antes de que pueda responder, él continúa.
—Has pasado por mucho, pero ahora estás aquí, libre, con toda una vida por delante. ¿Qué planes tienes para ti y... para el bebé?
Su pregunta me toma por sorpresa. He estado tan centrada en el presente que no he pensado mucho en el futuro, pero sé que no puedo evitar esa realidad por mucho más tiempo.
—Lo primero es asegurarme de que mi hijo nazca en un entorno seguro y lleno de amor —respondo con sinceridad—. Después... bueno, después supongo que seguiré haciendo lo que mejor sé hacer, trabajar duro y construir algo de lo que pueda estar orgullosa.
Klaus asiente, como si aprobara mi respuesta, pero hay algo en su expresión que me dice que esto no termina aquí. Y sé que tiene razón. Lo que empezó como un simple almuerzo se está convirtiendo en algo más complejo, y aunque no quiera admitirlo, siento curiosidad por ver hasta dónde nos llevará esto.
—Bien, ahora cuéntame de ti. ¿Quién eres realmente, Klaus Bulgari?
Ahora sonríe y aparta su plato vacío, con una expresión de satisfacción que parece desarmar cualquier tensión que quedara en el aire.
—Pensé que jamás lo preguntarías. Ya me estaba preocupando, ¿sabes? ¿Cómo iba a hacer que te enamoraras perdidamente de mí si no me conoces? Mi madre me desheredaría. Pregunta todo lo que quieras, y yo prometo contarte todo sin restricciones.
Una sonrisa espontánea aparece en mis labios, y siento una ligera oleada de alivio. La idea de conocer más sobre Klaus es atractiva, y hay algo en su actitud despreocupada que me hace sentir más cómoda. Me doy cuenta de que, a pesar de esa fachada, hay una chispa genuina en sus ojos que parece invitarme a descubrir más.
—¿Preguntas y respuestas? Perfecto —digo, sintiendo que mi curiosidad se mezcla con una inesperada emoción de entusiasmo.
Klaus se inclina hacia adelante acercando más su asiento, su sonrisa se ensancha, y sus hombros se relajan, dando la impresión de que está listo para revelar sus secretos. Hay algo en su postura que me hace sentir que estoy a punto de adentrarme en un terreno más personal y auténtico, y eso me resulta intrigante.
—Dispara de una vez —dice, su tono relajado y la forma en que cruza las manos sobre la mesa indican que está completamente dispuesto a compartir su mundo conmigo.
Siento una mezcla de anticipación y nerviosismo. Esta conversación, que empezó como una simple reunión de negocios, ha tomado un giro inesperado. La oportunidad de hacerle preguntas y obtener respuestas sinceras sobre Klaus me parece fascinante. A medida que lo observo, me doy cuenta de que estoy realmente interesada en descubrir quién es él más allá de la imagen que pretende mostrarme. Me preparo para las preguntas que tengo en mente, con la esperanza de que esta será una conversación que nos acerque aún más.
—Bien, entonces —empiezo con una sonrisa—. ¿Por dónde quieres empezar?
Se encoje de hombros.
—Eso lo decides tú, Samantha.
Ok, si eso es lo que quiere, comenzare con lo más fácil para relajarme y mi curiosidad me lleve a otros terrenos más personales.
—¿Cuántos años tienes Klaus? —Si lo sé, esa fue muy fácil y él sonríe.
—que tímida. Tengo veintiocho años. —Parecía de más edad, su porte es más maduro.
—No te burles que esto apenas empieza. Mencionas mucho a tu madre, ¿cómo es tu relación con ella?
Los ojos de Klaus brillan con un fulgor cálido y genuino cuando habla de su madre. Su mirada se suaviza, y una sonrisa tierna juega en sus labios. Es evidente que su madre es una de las personas más importantes en su vida.
—Mi madre es una mujer maravillosa, luchadora y un ejemplo de ser humano. Me tuvo a los veinte y prácticamente es como si hubiéramos crecido juntos. Es mi madre y mi mejor amiga. Se llama María, por cierto.
Mientras habla, Klaus se inclina ligeramente hacia adelante, sus gestos relajados y llenos de afecto. Sus manos descansan sobre la mesa con una suavidad que contrasta con la intensidad de su mirada.
—Eso es hermoso. ¿Y tienes hermanos?
La sonrisa de Klaus se ensancha, revelando una alegría sincera. Su expresión parece indicar que disfruta compartiendo estos detalles personales.
—Tengo dos hermanas, Ariadna de veinte años y Briseida de diecisiete. Son unas locas, pero son buenas chicas y se cuidan mucho una a la otra.
Sonrío al escucharlo. Me hubiera gustado tener un hermano, tal vez no me sentiría tan sola.
—Deben ser hermanas celosas.
Klaus suelta una risa franca y contagiosa, que lo hace soltar algunas lágrimas. Su risa es tan genuina que ilumina su rostro, haciendo que su porte serio se desvanezca momentáneamente.
—¿Celosas? Llevan años buscándome una novia para que me case, mi madre y mi abuela igual. Soy el mayor y por eso quieren que me asiente y forme una familia muy pronto. ¿Por qué crees que están tan felices de saber de ti? No era broma, Samantha. No me dejarán entrar a casa si no logro algo contigo.
Frunzo el ceño, sorprendida por lo que acabo de escuchar.
—Espera, espera… ¿estás diciendo que estás aquí porque tu madre y hermanas no te dejarán entrar a casa? Y de todos modos, ¿por qué no estás casado con tanta insistencia?
Klaus apenas se está recuperando de la risa, su expresión se vuelve más seria, pero aún hay un destello de diversión en sus ojos.
—Pues verás, Sam, no me iba a casar con alguien de quien no estuviera enamorado. Siempre me dije y se los prometí, que el día que encontrara a la mujer que me volviera loco, me aseguraría de que ella sea mi esposa. Cuando te vi en el ascensor ayer, lo supe. Eras tú, y no me importaba si eras la de las copias o la asistente de alguien. Me gustaste desde que me miraste a los ojos con esa chispa de curiosidad. ¿Sabes lo que festejé internamente cuando me preguntaste sobre mi perfume? Es el destino, Samantha.
—¿Entonces no sabías quién era yo mientras me seguías hasta el auto?
Klaus niega con la cabeza, su expresión es de sincera confusión.
—No, no lo sabía hasta que me dijiste tu nombre.
Es extraño, porque Klaus es el tipo de persona más inusual que he conocido en la vida.
Sigue la parte 2 ;)
muy buenos capitulos
no paro de leer 😸
se merece amar y que la amén con la misma intensidad
ojalá esté Klaus no sea otro "sapo"
intrigante
espero despierte de su tonto enamoramiento pronto
Derek no la merece para nada
tiene mas mérito como persona por todo lo que ha logrado por ella misma, que por la herencia de su padre
seguramente hasta mayor fortuna tiene que los que la desprecian