Corro cansada y ya sin fuerzas la verdad es que ya no puedo más estoy completamente agotada y casi desmayada los golpes aún me arden, pero lo tenía que hacer nos separamos mientras huimos y después de un rato me doy cuenta de que al menos que nos separemos nos van a atrapar, corro al bosque y veo a la persona frente a mí, niega, pero después de mucho discutir le entrego algo seguro y escapa mientras que sigo distrayéndolos miro a la nada sonriendo satisfecha, porque solo alguien que sabe que es vivir la traición de parte de dónde menos lo esperas sabe lo que es proteger y cuidar a la única persona que sí estuvo allí.
Yo solía ser una princesa de esas que viven en una burbuja y quieren todo lo que pide, una chica que creía tener su vida perfecta, una joven que creía en un príncipe, en un cuento de hadas en el amor bonito, pero después de solo conocer el dolor te aferras a una rosa que sabes que aunque te va a pinchar quieres tener su aroma, o con el fuego que es asombroso pero te quema
NovelToon tiene autorización de Marines bacadare para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Las pruebas.
Odette.
Abro mis ojos, mi cuerpo me duele, me arde mi zona íntima, trato de levantarme y mis piernas se me doblan, camino agarrada de las paredes y al llegar al baño no hay agarre y caigo, pero en los brazos de Aleksander.
— Hey, cuidado, ¿por qué te levantas?— dice y me lleva a la tina donde esta vez me ducha él y no una de las sirvientas, toma la esponja y me limpia de manera delicada, este hombre no es el mismo demonio de siempre, no sé qué se hizo.
—¿Cómo te sientes?, no debí ser tan brusco, prometo que la próxima vez dolerá menos y seré más cuidadoso — dice y abro los ojos como sorpresa.
— Próxima vez... Tú quieres volver a estar conmigo — pregunté incrédula.
—Eres mi esposa y eres mía, solo mía — dijo y lo miré serena, pero mi corazón quería saltar de emoción.
—Vamos conejita, ya estás a salvo— dijo y me cargó hasta la cama, pidió mientras nos vestimos el desayuno y minutos después tocaban a la puerta con nuestra comida.
— Dime algo anoche hubieses tenido sexo con Antuan — preguntó y lo miré con un semblante serio.
—Tú me lo ordenaste, tú eres mi amo — dije y lo vi tensar su mandíbula.
—No me llames así, no sé qué me sucede contigo, por qué tuviste que proteger a esa mujer en vez de entregarla y ya, lo de mi hermana me supera y no me deja estar en paz contigo — dijo y lo miré muy seria.
—Mátame y ya, véngate, cuantas veces te lo tengo que pedir, no te diré a dónde se fue porque prometí cuidarla con mi vida— dije y se defendió.
—Prometiste serme fiel y casi te acuestas con otro—
—Tú me lo ordenaste— repliqué y rodó los ojos.
—No debes presentarte ante la orden, las torturas son muy fuertes—dijo tomando mis mejillas.
—Como si te importara lo que me suceda— dije con ironía.
—Claro que me importa, odie saber que eras tú la supuesta asesina y odio que no me quieras decir dónde está para acabar con esto y estar tranquilo contigo — dijo frustrado.
—Y tu amada Jimena, debe estar furiosa, debes ir con ella— dije y me besó.
—Estoy contigo y punto porque quiero, porque eres mi esposa y me importas— dijo tomando mi mandíbula con fuerza.
—Debo hacer lo que prometí y eso haré, fui criada de una manera diferente y si prometes algo lo cumples.— dije y me besó de nuevo, si es absurdo que este demonio me guste, pero lo hace, este momento de amabilidad me encanta y sé que pronto volverá a ser la bestia de siempre, pero no me importa.
Después de una mañana de miel llegaba la hora de pagar deudas y yo debía pasar por muchas cosas para poder ser líder junto a Aleksander y no, no se equivocan, pienso utilizar ese poder, pero primero me lo tengo que ganar.
Salgo de la habitación de la mano de mi esposo, Antuan me mira y me abraza ganándose el empujón de su vida.
—Cuida tus demostraciones de afecto y aléjate de mi mujer— dijo Alekc endemoniado de rabia.
—Qué, vas a decir que anoche regresaste, porque te surgió amor por tu esposa— le refutó Antuan.
—Eso a ti no te importa imbécil, es mi esposa — dijo este mirándolo con furia.
—Solo es el chivo al matadero para que tu gran amor, la mujer que te ama con su vida, no muera.— dijo con ironía y me tomó la mano.
—Angelita, no actué rápido ayer porque mereces cariño y amor y me arrepiento el no haberte hecho mía, rápido, olvida todo esto, rechaza las torturas, tú solo di que no y yo te saco de este infierno ahora mismo.— dijo y me besó la mano.
—Maldito, idiota, ella es mía, desgraciado — dijo Aleksander golpeando su cara, caminó conmigo y me tomó las mejillas, se veía intranquilo.
—No le prestes atención, fui por ti porque me enloqueces y porque quiero que esto funcione, solo por eso, no hay Jimena, solo los dos— dijo y mi corazón casi se sale, llámenme idiota, pero después de tanto dolor estás migas de cariño me hacían sentir bien.
—No te preocupes, prometí cuidarte y eso haré — dije y sus labios chocaron con los míos, seguimos caminando hasta un gran salón donde estaba una mesa parecida a la de anoche, pero con más hombres esta vez, uno que parecía el jefe hablo.
—Yo soy el jefe de la orden y hoy será tu prueba, pero nada es obligado, así que te hago la pregunta, Odette Antonova aceptas tus pruebas o las rechazas.—
Mi mirada se cruzó con la de Antuan, quien me pedía que por favor dijera que no, lo miré con disculpas y hablé.
—Acepto las pruebas.— dije y dos hombres quitaron la bata que ya traía puesta y me giraron de espalda dejándome en ropa deportiva, mis manos estaban libres porque era por mi propia decisión, debía sostenerme a una barra y quedar como tres metros del suelo mientras los azotes venían, esto para mí era fácil mi amado esposo desde que llegué aquí me había hecho practicar.
El monje, como llamaban al responsable de mi paliza, comenzó con sus azotes, frente a mi cara en una silla estaba Antuan, los otros conocidos de ellos, Jimena y Aleksander, cerré mis ojos y en mi cabeza repetía las palabras de mamá.
"Una princesa es dulce pero muy fuerte."
"Una princesa hace lo que sea para proteger a su rey"
"Una princesa no demuestra sus lágrimas porque nadie más que uno mismo se las merece"
Decía en mi mente y luego comencé a bailar en mi cabeza, hacía Pilé, Tendu, Relevé, Grand Battement y una hermosa Pirouette.
Al terminar mi danza creada en mi cabeza escuché al monje decir 130.
—listo mi señora—
Dijo y a pesar de que me habían colocado un amarre que ni siquiera sentí, por si flaqueaba y soltaba la barra, mi agarre sería perfecto, la gente ve el ballet como algo bobo, pero necesita fuerza y disciplina y yo tuve a la mejor maestra mi hermosa madre.
Me bajaron y el del concejo volvió a hablar.
—podemos parar por hoy y seguir mañana o pasamos a las brazas, debes pasar ese camino de cinco metros llenos de brazas, no sé si corriendo o saltando, pero debes llegar al otro lado— dijo y Asentí con mi cabeza, mi espalda dolía, pero como dije mi esposo me había hecho esto tantas veces que era algo de costumbre ya.
Caminé al inicio del camino de brazas ardientes e hice una hermosa reverencia y con los pasos que realice en mi mente baile encima de estas brazas y ardía como la mierda, pero mi madre me dijo la vez que me rompí el brazo después de saltar de un trampolín para hacer una Piroutte imposible, ella dijo.
"El dolor es mental y si te gusta el ballet debes ser lo suficientemente fuerte para soportar y lo suficientemente delicada para tener la gracia necesaria para bailar."
Pasé el camino y como era un baile di pasos de más termine e hice mi reverencia, luego de eso el del consejo volvió a hablar.
—Debes meterte en esa cámara llena de tarántulas que dejan un dolor horrible por la sustancia que botan, aunque no mata a un humano, es capaz de causar un gran dolor—
Me dolía el cuerpo y los pies, pero lo dije, no tuve una crianza normal, mi crianza fue para forjar una guerrera.
Entré a la cámara casi queriendo llorar y solo porque odiaba a las arañas, pero agradezco que no fueran cucarachas o todo mi entrenamiento se iría a la mierda, una hora y cuarenta y cinco minutos, eso fue lo que transcurrió dónde ya no me dolía mucho, pues, el cuerpo estaba totalmente entumecido me sacaron con ayuda y fui cargada hasta mi habitación, Antuan, creo que fue él que lo hizo no lo recuerdo bien, desperté boca abajo con mucho dolor, estiré mi brazo para acomodar mi almohada y toqué un cuerpo duro como roca.
— Conejita... Vámonos de aquí, conejita, acabemos con esto, conejita, vamos — la voz de Alekc me sacó de mi ensoñación, le sonreí con dificultad y me levanté hacia el baño donde estuve rato en la tina y al salir me sentía ya mucho mejor.