Me Recordarás

 - ustedes se ven muy bien juntos -- comentó Alfonso.

  - lo sé, cualquier persona se vería bien al lado de Ana -- agregó Gonzalo.

  - ustedes dos son muy coquetos, hicieron el curso en el mismo lado-- bromeó Pamela y todos reímos.

  - pero Alfonso se graduó con honores, así que ten mucho cuidado, no te vayas a enamorar --

  - ¿Por qué, luego tienes pareja?-- yo sabía que mi amiga no se iba a quedar con la duda.

  - No, somos dos hombres felizmente divorciados-- dijo.

  - Que bueno saberlo -- Pamela le guiñó un ojo a Alfonso y el sonrió de vuelta, ese gesto no pasó desapercibido.

  - bueno, tu y yo vamos a bailar, dejemos a los tortolitos solos-- me dijo Gonzalo estirando su mano para que yo la tomara.

Acepté y fuimos a la pista nuevamente, bailamos hasta que nuestros pies comenzaron a arder, al regresar a la mesa, percatamos miradas incómodas y nerviosas, Gonzalo apretó mi mano con suavidad, yo entendí lo que me quería decir, asentí y nos sentamos uno al lado del otro, era buena idea dejarlos solos para que se conozcan.

  - Pam-- le hable a mi amiga --Gonzalo me invitó a dar un paseo-- lo mire brevemente y guiñe un ojo-- nos vemos en la casa, por favor no llegues tarde y me escribes si necesitas algo -- le dije y ella sonrió.

  - Amigo, por favor se un caballero -- le advirtió Gonzalo a Alfonso.

  - No necesitas decírmelo, se cómo tratar a las mujeres -- miró a mi amiga -- y más a alguien tan especial como Pamela --

  - bueno, nos vemos, diviértanse -- les dije y agarré mi cartera, salí con Gonzalo tomada de la mano, me sentí extraña pero las mariposas de mi estómago estaban alborotadas.

Caminamos por el andén, aún con nuestras manos entrelazadas.

  - Entonces, ¿No recuerdas nada de tu pasado?-- rompí el silencio.

  - a veces me llegan imágenes, pero realmente no recuerdo, incluso es extraño, desde que tú llegaste he tenido más seguido episodios donde se viene imagines a mi mente --

  - ¿Y tú quieres recordar?-- pregunté.

  - No se si mi vida era exactamente igual, o si había algo diferente, cuando Corina me encontró tirado en la playa, ella me dijo que llevaban días buscandome, que salimos de paseo y simplemente caí por la borda del yate, no se si realmente fue así, si de verdad amaba a esa mujer, pero terminé cansandome y luego divorciado y con una hija --

  - cuánto llevabas de Casado con ella -- indague.

  - a los quince días de haberme encontrado nos casamos, su padre me dió sus apellidos, pero todo fue realmente extraño, ¿cómo es que no tenía una identidad propia?, aunque no tuve fuerzas para cuestionar nada, el hecho de que no pudiera usar mis propios apellidos porque nadie los sabia y ellos tampoco, no habían documentos que ayudarán a mi identificación, ahora que analizó todo, es realmente extraño y abrumador, si investigo no se que podría descubrir, y te confieso que tengo miedo, mucho miedo, no se que hallare -- yo escuché detenidamente sus palabras, entonces pare en seco y el giró hasta quedar frente a mi.

Puse mis manos en sus mejillas y acerqué mis labios y lo besé, lo tomé por sorpresa pero aún así me correspondió, luego nos separamos.

  - No tengas miedo, quizás tú pasado no sea tan malo, y al contrario de tu presente, sea mucho mejor -- le dije.

  - probablemente, Pero lo que más temo es pensar en Ana-- me confesó.

  - porque en ella, ¿Que pasa con tu niña?--

  - porque en plena conciencia nunca me acosté con Corina, es que ni siquiera un beso, y cuando desperté en aquella playa, a las semana, ella me dijo que estaba embarazada de mi, pero que obviamente no iba a recordar nada, claramente no necesito de una prueba de ADN para que me digan que es mi hija, no necesita tener mi sangre para serlo, es mi niña y nadie me la va a quitar, pero sería muy duro para mí enfrentar ese momento -- me reveló.

Me quedaba más que claro que Ana no era su hija biologica, era su hija de corazón, sabía lo que le estaba agobiando, así que alcé mis brazos y rodeé su cuello hasta arroparlo en un abrazo, el se aferró de mi cintura.

Seguimos caminando un buen tramo, hasta que nos detuvimos en una área bastante solitaria.

  - No te había dicho lo hermosa que estás hoy ¿Cierto?-- me preguntó y yo negué.

  - No, y puse mucho empeño para verme linda-- dije.

  - No necesitas mucho esfuerzo, te he observado mucho y hasta sin maquillaje te ves preciosa -- me dijo y yo sonreí, en ese momento mi celular sonó, yo lo mire y era mi hija.

Contesté la llamada y hablé un rato con ella, solo llamaba para confirmar que ya habían comprado los tiquetes, luego colgamos.

  - ¿Estás emocionada por ver a tu hija?-- preguntó.

  - si, mucho, me hace mucha falta -- le respondí.

  - ¿Solo tuviste una hija?-- me preguntó haciendo que mi pecho se apretara de dolor al recordar a mi pequeño Salomón.

  - No-- un nudo se formó en mi garganta y mis ojos se dilataron -- tengo un angelito que me acompaña desde el cielo, mi pequeño Salomón -- dije.

  - Sa.. ¿Salomón, dijiste?--

  - si, así se llama mi niño, que partió de este mundo dejando un vacío enorme aqui-- dije poniendo una mano en mi pecho -- en mi corazón... cumplió 6 años este año -- finalicé.

  - Lo siento mucho, pero te voy a contar algo, he tenido sueños con un niño, y en ellos me dice que se llama Salomón, por eso me sorprendió un poco, contigo todo es una casualidad, te llamas Ana, igual que mi hija, y ahora me dices que tú niño se llama Salomón como el que aparece en mis sueños, solo falta que tú hija se llame Samara, como el nombre que a veces llega a mi cabeza de la nada -- dijo.

  - ¿Cómo sabes que mi hija se llama Samara?-- pregunté realmente sorprendida.