Ya Te Olvidé

al anochecer, unos golpes fuertes en la puerta despertaron a Orlando, aun somnoliento y con el cuerpo dolorido por dormir en el suelo abrazando el camison, se incorporo lentamente.

—mi señor —dijo el primer oficial smith, entrando con respeto pero con cierta incomodidad—, he revisado todos los lugares que nos indico… y no hemos encontrado a la duquesa, señor.

El duque lo miro con los ojos cargados de ira y cansancio, y con voz firme le dijo..

—Smith, revisa todos los documentos que dejo la duquesa… quiero que cada detalle sea examinado.

el oficial asintio y comenzo a pasar las hojas con cuidado, su ceño se fruncio al notar ciertas anotaciones y papeles que claramente implicaban al conde Nahin en asuntos dudosos, sobornos y transacciones sospechosas.

—mi señor… esto… esto es muy serio —dijo Smith, sorprendio—, la evidencia es contundente, podria implicar al conde directamente… ¿es necesario seguir buscando a la duquesa?

Smith lo miro unos segundos, esperando una respuesta clara, pero Orlando permanecio inmovil, la ira y la confusión peleaban en su rostro. finalmente hablo, con la voz baja pero tajante..

—busquenla —dijo—. no basta con tener la evidencia, quiero que vuelva… quiero que vea lo que le quite su padre, que vea como todo se desmorona a su alrededor. pero —añadio, la voz se le quiebro un instante—, no la lastimen… aun no se —pauso, respirando hondo— aun no se si quiero destruirla o que me pida perdon.

Smith asintio, sorprendido por la mezcla de ordenes contradictorias, y salio de la habitacion dando las instrucciones.

Orlando se quedó inmovil, la carta a sus pies y las manos temblando, mientras una y otra imagen lo asaltaba sin piedad..las noches de pasión, los besos robados en la penumbra, las risas que creian solo suyas, hasta las palabras suaves que le habia susurrado antes de dormir, todo volvía como un golpe frio en el pecho.. pensó en mil castigos, en humillaciones, en hacerla pagar por cada mentira, pero al instante siguiente la imagen de ella recostada en su pecho lo paralizaba.

[¿como herir a alguien que una vez sintió tan dentro de su piel?]

el deseo de vengarse chocaba con algo mas primitivo, mas doloroso, un anhelo absurdo de retroceder el tiempo, de enmendar las mentiras con la verdad. se llevo las manos al rostro y sintió que por primera vez su orgullo flaqueaba, que la idea de perderla para siempre le pesaba mas que cualquier triunfo.. pero luego un recuerdo oscuro irrumpio en su mente, la noche en que su familia fue destrozada, las palabras y la cara del conde Nahin como si el tiempo se clavara en esa escena, y algo en Orlando se endurecio otra vez.

[mi padre… todo lo que paso fue por culpa de ese hombre y Ruby, no era mas que la pieza necesaria para acabar con él… solo eso..]

sus manos se apretaron, la decision tomo forma lenta y fria; podia sentirse dividido, pero aquella ira ancestral por su familia hablaba mas fuerte que la nostalgia. [si eso significa usarla para derribar al conde, que asi sea]

—que se vaya… —dijo, la voz ronca— a mi ya no me importa, tengo lo que queria, la evidencia, la prueba contra el conde… eso es suficiente.

se repitio esas palabras varias veces, apretando los puños, intentando borrar la furia y el deseo de tenerla cerca, recordando que cada sonrisa, cada beso, cada gesto de Ruby ya no podia cambiar el hecho de que habia perdido el control, y que ahora lo unico que le importaba era su venganza, aunque doliera reconocerlo..

[no me importa que se vaya y se case con alguien mas]

pero al imaginarla en los brazos de alguien mas una furia lo derribo… se levantó de un salto empujando la silla, la imagen de Ruby entre los brazos de otro le golpeo el pecho como un puñal, sintió que la sangre le hervia y que todo su control se desvanecia,

[no eso no… no puede ser de otro.]

la rabia se mezclo con los celos y con una sensación amarga de pérdida, quiso arrancar de su memoria cada recuerdo dulce, pero era en esos mismos recuerdos donde ahora veía a otra persona entrando en su lugar, eso lo enloquecía.. los recuerdos de lo que ella le hacia debajo de las sabanas comenzaron a torturarlo, cada gemido, cada suspiro, cada caricia que habia sentido parecia quemarlo desde adentro, su mente no podia escapar de esas imagenes.

[y si ella ahora se enamoraba de alguien mas? y si esos besos que alguna vez fueron solo para él, ahora eran para otro? y las risas… sus risas, esas que habia creido solo suyas… no, eso yo no lo puedo permitir]

un nudo de rabia y celos lo hizo apretar los puños con fuerza, golpeando el escritorio varias veces, respirando agitadamente mientras murmuraba entre dientes:

—no… nadie mas… nadie mas la tocara… nadie mas tendra lo que era mio…

la mezcla de deseo, ira y desesperacion lo consumia, y en el silencio de la habitacion, comprendio que la ausencia de Ruby no habia disminuido nada de lo que sentia, sino que lo habia hecho mas oscuro, mas intenso y mas urgente…

orlando se levanto de golpe, la botella rodó por el suelo y con el rostro desencajado gritó, su voz retumbando en la habitación vacía..

—¡nunca vas a estar en brazos de otro! ¡siempre serás mi esposa! ¡solo mía!

sus ojos brillaban de furia y celos, las venas del cuello marcadas mientras apretaba los puños.

—ya no eres una Ellsworth —escupió con rabia— ahora eres una Miller, ya no tendrás lazos con esa maldita familia… ¡ahora eres mía!

el eco de sus propias palabras rebotó en las paredes, mezclado con su respiración agitada. por un instante, el silencio posterior le hizo darse cuenta de lo que había dicho, de lo profundo y desesperado que sonaba. pero en lugar de calmarse, apretó los dientes y repitió en voz baja, casi como un mantra que intentaba convencerse..

—eres mía… mía… mía…

el cuarto, destruido, olía a vino, a sudor y a la ausencia de ruby, y esa mezcla lo volvió aún más salvaje por dentro.