Katty Velásquez, la nerd menos querida de la prepa, se transforma de una fea oruga en una hermosa mariposa, después de 10 largos años se encuentra con su amor platónico de quien solo Tiene recuerdos nada agradables, para su mala suerte su padre arregló un matrimonio con el.
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Cena.
Después de las amenazas de mi madre no tuve de otra que aceptar, la famosa cita para colmo era hoy a las 7 de la noche.
La hora estimada ya se estaba acercando y mis padres me estaban apresurando.
"Adelántense, yo les alcanzo en el restaurant".
Grité tras la puerta.
"¿Cómo sabemos que no hurirás?".
Cuestionó mi madre, esta mujer atractiva de 49 años tenía más carácter que mi noble padre.
"¡Madre te juro que vendré!, sólo que estoy nerviosa".
Hubo un silencio tras la puerta luego mi madre volvió a hablar.
"De acuerdo Hija, pero no me defraudes, esta ves confiaré en ti, no hieras mi confianza".
Dicho esto sus pasos se alejaron y yo quería enloquecer.
Tenía planeado huir, pero el sermón de confianza que mi madre me acaba de dar estrujó mi conciencia.
"¡Maldición que haré, no quiero volver a ver a ese individuo!".
El destino se declaró mi enemigo al hacerme esto.
Miré mi reloj de mano y eran las 6:30 de la tarde, y yo estaba de aquí allá dando vueltas en la habitación sin saber que hacer.
"Cariño ya nos estamos adelantando, no demores".
Escuché a mi padre tras la puerta.
"Descuida, vengo dentro de un rato, para que la situación sea interesante debo de hacerme de esperar ¿no crees? lo bueno siempre se hace esperar ¿verdad padre?"
Dije en tono divertido buscando ocultar mis nervios. Mi padre soltó un risa y se marchó.
Escuché el motor del Maybach encenderse y luego partir.
"¿Que hago? maldita suerte la mia".
Bufé con enojo mientras me sentaba y veía mi reflejo en el espejo.
Cogí mi maleta de cosméticos para empezar a maquillarme, cuando de pronto una gran idea se me vino a la mente y no pude mostrar los dientes de alegría.
Era una diosa del maquillaje profesional y lo que haría era pan comido.
Después de 20 minutos ya estaba lista y salí rumbo al restaurant Gustísimo.
Al llegar al lugar ubiqué su mesa y me acerqué con pasos firmes, mis nervios querían dominarme pero decidi que no iba a ser presa fácil.
"Hola".
Dije al llegar a la mesa de ese restaurant lujoso 10 tenedores.
Mis ojos se clavaron en ese individuo sexy, era el mismo tipo con quien había chocado por la mañana, estaba enfundado en un costoso traje negro con aura de rey dominante, muy serio junto a una señora gordita de unos 50 años, tambien muy elegante.
No había más dudas era ese maldito Daniel, los años lo volvieron aun más atractivo de lo que ha ya era. ¡Vaya injusticia! .
Hubiera deseado que una maldición le cayera como karma y se convirtiera en Shrek.
Al oir mi voz los ojos de todos se volvieron hacia mi con sorpresa.
{Perspectiva de Daniel}.
Mi sopresa fue grande que no podía disimular, mi futura esposa era realmente fea. Tenía la ilusión de que fuera alguien sexy y hermosa, por lo menos, ya que mi madre me está obligando a casarme. Sería muy afortunado si fuera tan hermosa como aquella desconocida con la que choqué por la mañana y me robó el corazón.
Pero esta chiquita estaba lejos de ser siquiera su sombra, con dos trenzas a dos lados y un suéter colorido muy holgado estaba frente a mi, la chiquita saludaba con una gran sonrisa dejando al descubierto sus brakets, aparte de fea, ciega, sus lentes negros a la antigua, se comían casi todo su rostro pecoso.
Sacudi mi cabeza y cerré la boca, tomé un poco de agua para disimular mi asombro.
{Katty}
Era evidente que mi plan dió al blanco al notar su incomodidad, así de fea ese tipejo de seguro me rechazaría.
Mis padres con los ojos abiertos se pusieron en pie como resorte.
"Querida ¿nos disculpas?, tenemos algo que hablar con mi hija".
Dijo mi madre muy incómoda y en seguida me jaló hacia el otro extremo a toda prisa.
"¿Qué crees que estas haciendo?"
Cuestionó mi madre muy enojada.
"¿Hija que intentas hacer?".
Mi padre también estaba muy sorprendido.
Me solté de su agarre y acomodé mis lentes que se habían movido por el buen estirón.
"Sólo quiero ver cuán puro es su corazón, lo estoy poniendo a prueba, la belleza sólo es superficial lo que importa es el interior, quiero comprobar si ese Daniel piensa lo mismo".
Dije con seriedad.
"Estas loca, ¡Katt quítate ese disfraz!".
Exigió mi madre a regañadientes cuidando el tono de su voz para no ser expuestas.
"No lo haré, y porfa Llámame Ammy, al fin y al cabo me lo estoy ganando ¿no?, ese diminutivo ME gusta".
Mi madre estaba enfureciendo y su rostro rojo lo decía, lo último que dije era como si lo desafiara y no le gustó para nada.
"¡Mocosa!, te voy a cancelar...".
"Querida dejemos que siga con esa dichosa prueba, al cabo que ya aceptó este matrimonio".
Agregó mi padre tranquilizándola, mi madre fingió una sonrisa y volvimos a la mesa.
Muchos éxitos, en su narrativa.
ves, inflexión del verbo ver
Idea muy trillada y novela, al fin de cuentas.
La hice empoderada, decidida a darle una lección de respeto por las mujeres y de manejo de negocios...
Pero no un amor cursi