Bruja, Rompe La Maldición.

Elias encontró a Emilia llorando en una de las salas del palacio, así que se detuvo para ayudarla si era necesario, así que no dudo en preguntar si estaba en alguna clase de problemas o si alguien la había molestado, y vaya sorpresa que se llevó al escuchar como Eldritch la ignoro y que la princesa Chevalier la había intimidado.

—¿en verdad su alteza desea desposar a una mujer tan cruel?— pregunta entre sollozos.

—es importante para formar alianzas, pero prometo hablar con ella para que se disculpe.— asegura.

—e-esta bien...y sobre su excelencia...¿habré hecho algo que lo enojara?, ha sido cortante conmigo.— expresa preocupada.

—tal vez solo esta pasando por un mal momento.— le sostiene la mano.— Eldritch la quiere mucho, usted es importante para él, solo, sea paciente.

Emilia asiente ante lo dicho por el príncipe, confía en que sus palabras son ciertas y que Eldritch solo esta bajo mucho presión.

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Por otro lado, Eldritch y Aleksey van llegando a la mansión del archiduque después de haber pasado a un restaurante a comer. La archiduquesa al verlos llegar juntos, se emociona, pues a diferencia de la santa, la princesa le parece una dama más agradable. Para la archiduquesa la santa es una niña mimada, que jamás podría cumplir sus responsabilidades si llegase a casarse con Eldritch.

—jóvenes, bienvenidos, ¿han comido?, si gustan puedo pedir que sirvan algo.— se acerca la archiduquesa con gran alegría.

—se lo agradezco señora, pero, su excelencia y yo, ya hemos comido fuera. Aunque, aceptaría disfrutar de un postre en su compañía.— Aleksey se porta amable con la mujer, ya que este, es agradable y no es falsa como otras damas.

—me encanta la idea, vamos, tu también hijo mío, nos tienes que acompañar.— la archiduquesa llama a los sirvientes para que preparen té y postres.

—su madre es...una dama muy peculiar, pero honesta.— le comenta Aleksey a Eldritch.

—disfruta la vida, lo cual es bueno, aunque su humor es algo cambiante, en especial cuando se acuerda de mi maldición.— deja escapar un leve suspiro.

—es normal su preocupación...supongo...mis padres nunca han tenido que preocuparse por cosas así.— no es que no la quieran, pero ellos saben que su hija sabe cuidarse bien.

—creo que lo comprendo, no creo que corra peligro, por el contrario, usted es el peligro. ¿Cierto?—

—puede que sea cierto...— sus ojos se mantienen fijos en la mirada del azabache.

Delante de ellos, la archiduquesa sonríe gustosa ante esa escena de miradas coquetas.

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Esa noche, Elias llegó a la mansión de Eldritch, diciendo que buscaba a la princesa, pues se ha organizado una cena en el palacio con los otros representantes y ella también debería estar presente, así que, era él quien la escoltaría hasta el palacio.

—no se me informo de esta cena, alteza, así que, estaba ya por irme a descansar.— Aleksey estaba en la sala ya con un vestido más cómodo, pues ya planeaba dormir.

—me disculpo, fue algo de imprevisto, y no se preocupe, yo la espero, puede tomarse su tiempo para arreglarse.— responde Elias.

—no iré, estos eventos se avisan con tiempo, así que si me disculpa, me retiro a descansar.— Aleksey luce desinteresada en ir a ese evento.

—por favor alteza, asista, yo, espero poder contar con su compañía.— insiste.

—la próxima avíseme desde la mañana o con un día de anticipación.—

Aleksey le resto importancia a la insistencia del príncipe, pues ella ha notado que no es diferente a otros nobles, que solo buscan su estatus creyendo que de esa manera, serán importantes pero, olvidan el detalle más importante de la familia Chevalier, el veneno que corre por su sangre y saliva. La albina se fue de esa sala subiendo las escaleras, mientras que a Elias, no le quedo de otra que retirarse, pero, estaba furioso, ¿como se atreve esa mujer a despreciarlo de esa forma?, pero no puede rendirse, otros nobles también han mostrado interés en la joven.

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Eldritch estaba en el jardín, bebiendo una copa de vino, pues la noche era tranquila y fresca, desde su lugar, vio pasar a Elias, iba a pasos pesados y por su expresión, sin duda, estaba enojado. Eldritch sonríe con burla, seguramente la princesa se había negado a verlo.

—¿es acaso usted una criatura nocturna, excelencia?— pregunta Aleksey.

Escuchar la voz de la albina, le hizo mirar a un lado, y ahí estaba ella, de pie, luciendo encantadora bajo la luna, inclusos sus ojos parecían brillar, justo como cuando la vio la primera noche.

—me gusta disfrutar de la tranquilidad.— responde.

—le doy la razón, la noche es calmada.— Aleksey se acerca quedando de pie ante el archiduque.

Eldritch se pone de pie, dejando su copa sobre la banca.— la noche le sienta bien, luce más hermosa que la luna.

—que halagador, excelencia.— la albina levanta las manos tocando el rostro del archiduque.

Eldritch se sobresalta al sentir el roce, pero, antes de poder apartar sus manos, puede ver a la albina dejar escapar un suspiro al sentir como su energía era drenada. Eldritch le sostiene de las muñecas, tocando desde la manga del vestido de la joven para evitar que siga drenando su energía y le aparta las manos.

—no debería hacer eso, su vida se pondrá en peligro.— le advierte.

—si quiere mi ayuda, debe comprender la magnitud de la maldición.— responde con una sonrisa ladina.

—creo que en realidad no esta estudiando la maldición, solo le gusta el riesgo.— comenta y es que, esa fue su impresión el día que ella toco su mano.

Como olvidar ese momento tan erotico, la princesa sin duda estaba disfrutando al sentir que su energía es drenada, esa noche incluso tuvo un sueño húmedo con la princesa, es una vergüenza tener esos sueños a su edad, debe de ser por la frustración del cuerpo.

—es verdad, me gusta el riesgo, lo disfruto, y, esa sensación que causa al ser drenada mi energía, es en realidad satisfactoria...— deja escapar un suspiro. Y muestra sus palmas.— adelante, tome mis manos.

—me gusta su sinceridad, pero no lo haré, si algo le pasa, no solo yo estaré en problemas, también mi madre podría perder todo.— pues las leyes no han cambiado mucho, y si alguien comete un crimen, su familia también puede sufrir un castigo.

—no se preocupe, no me pasará nada, si siento es demasiado le avisaré.— responde la albina.

Eldritch se lo piensa, no puede arriesgarse, la princesa podría no conocer sus límites y salir herida, y lo que menos desea, es verse convertido en enemigo de los Chevalier.

—alteza, dígame, ¿puede usted romper la maldición o sabe si existe una forma de romperla?— pregunta con curiosidad.

—la maldición es de una bruja y cada bruja crea sus propios hechizos, es decir, no, otra bruja no puede romper la maldición de otra...— explica.

Y Eldritch parece decepcionado al escuchar esa respuesta, significaba que tendría que permanecer con esa maldición toda su vida sin poder disfrutar de una vida plena y sin poder tener herederos.

—pero...existe alguien que si podría romper la maldición, pues su poder es más grande que el de una bruja.— agrega con una sonrisa ladina.

Y esto, le da una esperanza a Eldritch, escuchar aquello le devolvió el alma al cuerpo, pues existe una forma de tener una vida normal.

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