Mário, Mariano y Marisa son tres hermanos que viven en São Paulo. Mário y Mariano son gemelos, lo que hace que uno esté bastante ligado al otro. Mientras uno de ellos tiene su rutina de fiestas y chicas todas las noches, el otro se queda en casa junto con su hermana, que, por la ausencia de los padres que están viajando por trabajo, se ve obligada a cuidar de la casa y de sus dos hermanos.
Los padres de los chicos trabajan con las mayores industrias, productoras de papel higiénico y otras de chocolates y café. En un día común, Mário sale a una de sus fiestas, Mariano se queda en su cuarto acostado en su cama, y en cuanto el hermano regresa con otra de sus chicas, terminan discutiendo. Al día siguiente, los hermanos van a la escuela, y una vez más Mário está con resaca.
En la escuela hay un chico en particular con el que a los dos hermanos les encanta practicar bullying: Erick, un muchacho tierno y dulce, que sufre tanto en su casa como en la escuela. Pero un día su vida cambia de rumbo cuando es invitado a ir a una fiesta.
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Capítulo 8
Erick Narrando
Pasé el resto de mi día viendo películas en la sala de estar, mi hermana se quedó dentro de la habitación. Después de algunos minutos, mi madre llega del trabajo, y tan pronto como se da cuenta de que estoy en el sofá, pone su pequeño teatro en acción.
- Buenas noches, mamá - dije sonriendo y siendo ignorado como siempre.
- Alice, ya llegué - gritó la mujer haciendo que su voz resonara por toda la casa.
- Hola, mamá, ¿cómo te fue en el trabajo? - preguntó mi hermana apareciendo en la escalera.
- Muy cansado, hijita, necesito unas vacaciones - dijo la mujer sentándose a mi lado en el sofá.
- Pronto todo se arreglará - dijo Alice sonriendo.
- Mana, voy a salir a tomar un poco de aire - dije llamando la atención de Alice.
- ¿Quieres que vaya contigo? - preguntó ella mirándome.
- No es necesario, no voy a ir muy lejos - dije sonriendo.
Me levanté del sofá y seguí hacia la puerta, abriéndola y saliendo justo después. La noche era maravillosa, había muchas estrellas en el cielo. Comencé a caminar por algunos minutos, y más adelante en el semáforo había una señora, probablemente estaba intentando cruzar, me acerqué rápidamente a la mujer y sonreí.
- ¿Necesita ayuda, señora? - pregunté llamando la atención de la mujer.
- Joven, si pudiera ayudarme sería maravilloso, mi visión no es tan buena como antes - dijo ella dando una leve carcajada.
Tomé el brazo de la señora y esperé a que el semáforo cerrara, lo que pronto sucedió, tranquilamente pasé con la mujer por la calle, y tan pronto como llegó al otro lado, ella sonrió.
- Dime tu nombre, joven.
- Me llamo Erick - dije sonriendo.
- Joven Erick, eres un chico de oro, vas a conseguir todo lo que deseas, tu vida va a mejorar de la noche a la mañana - dijo la mujer alisando mi mejilla - Muchas gracias por haberme ayudado.
- No fue nada, yo te agradezco por las bellas palabras - dije sonriendo.
La mujer fue hacia otro camino, y yo continué caminando por allí. Más adelante había un muchacho sentado en un banco, y me estaba pareciendo familiar.
Me acerqué y percibí que quien estaba sentado allí era Mário, se notaba que estaba levemente embriagado.
- Mário, ¿estás bien? - pregunté llamando la atención del chico que forzó la vista para verme.
- Hola, puedes ayudarme, bebí demasiado, y no puedo volver a casa - dijo él enredándose con las palabras.
- ¿Por qué no puedes? - pregunté curioso.
- Rompí la promesa que le hice a mi hermano, soy una persona horrorosa - dijo él dejando caer algunas lágrimas.
No sé lo que estaba sucediendo, pero ver a Mário en ese estado, estaba tan vulnerable que podría hacer lo que quisiera allí en ese momento.
- Te voy a ayudar, pero tengo que hacer una llamada, espera aquí - dije sonriendo y distanciándome.
Saqué mi celular que estaba en el bolsillo, y marqué el número de mi hermana, y luego ella contesta.
Llamada on
Alice- palito, ¿qué pasó? ¿Sucedió algo? - preguntó preocupada.
- Mana, estaba caminando aquí en la calle y encontré a Mário totalmente borracho.
Alice- me llamaste para ayudarte a traerlo para acá, palito sabes lo que va a suceder si mamá se entera.
- Ella no se va a enterar, él se va a quedar en mi cuarto, y mamá también va a trabajar de madrugada.
Alice- ok, tráelo, voy a estar esperándote aquí en la puerta de entrada.
- Gracias, linda.
Alice- hasta luego, palito.
Llamada off
Me acerqué al chico que estaba casi cabeceando, y llamé su atención.
- Por favor, ayúdame a ayudarte, ¿puedes ponerte de pie? - pregunté viendo que él afirmaba positivamente con la cabeza.
Mário se puso de pie y pasó su brazo por mi cuello, y despacio comenzamos a caminar, después de algunos minutos llegamos frente a mi casa, y como Alice me había dicho por teléfono, ella me estaba esperando en la puerta de entrada.
Tan pronto como ella agarró a Mário, frunció el ceño.
- Sabes que vas a tener que darle un baño, está pura cachaza - dijo Alice llamando mi atención.
- Eso es fácil de resolver - dije dando una media sonrisa.
Entramos dentro de casa, y subimos las escaleras. Mi madre tiene el sueño pesado, entonces no se despertaría ni si la casa estuviera ardiendo.
Abrí la puerta de mi cuarto, y colocamos al chico sentado en la cama.
- Si necesitan algo, llámenme a mi cuarto. Buenas noches a los tortolitos - dijo Alice sonriendo y cerrando la puerta.
Me giré hacia el chico que estaba acostado en mi cama, su camisa estaba levemente levantada, se podía tener una noción de cómo era esa barriga.
El celular suena en su bolsillo, no sabía si podría contestar. Pero algo me mandó contestar, lo agarré y en la pantalla estaba escrito "mano", contesté y me lo llevé al oído.
Llamada on
Mariano - dónde estás, bandido, me prometiste que no ibas a beber.
- Él no está borracho.
Mariano- Erick, ¿qué le hiciste a mi hermano?
- Nada, él llegó aquí a casa, estábamos conversando, y mi madre dijo que era tarde para que se fuera.
Mariano- eso me está oliendo a mentira.
- No estoy mintiendo.
Mariano- ¿por qué mi hermano iría a tu casa a conversar contigo?, él nunca hizo eso.
- No sé, él solo apareció en mi puerta.
Mariano- ok, mañana le pregunto a él para saber lo que está sucediendo, creo que es bueno cuidarlo, o tu cabeza va a rodar.
- Él está en buenas manos, puedes estar despreocupado.
Llamada off
Coloqué el celular encima de mi escritorio, y me acerqué al chico adormecido. En su pantalón estaba un volumen un tanto rígido, estiré mi mano, y cuando estaba bien próximo de esa región, retrocedí para atrás.
- Esto es acoso - pensé.
Ahuyenté esos pensamientos, y me senté al lado del chico.
- Mário, sé que tienes sueño, pero necesitas tomar un baño antes - hablé llamando la atención del chico.
- No quiero, puedes abusar de mi cuerpecito - dijo él con voz de niño.
- Créeme, yo nunca haría eso - hablé sonriendo.
- Vas a querer hacer - dijo él sentándose en la cama.
Ayudé al chico a quitarse la camisa, y luego enseguida me quité su pantalón. Mirar ese cuerpo me dejó en estado de shock. Mário tenía un cuerpo perfecto, sin ninguna mancha, su barriga tenía algunos cuadritos, y su pectoral era levemente musculoso.
- Puta madre - pensé en voz alta.
- No es necesario quedarse solo mirando - dijo él sonriendo pícaro.
- No, yo... Eh.. Yo te voy a dar un baño - tartamudeé.
Él extendió las manos hacia mí igual que un niño, lo llevé hasta el baño y prendí la ducha.
- Cabe más uno aquí adentro - dijo él sonriendo pícaro.
- ¿Por qué esto ahora?, siempre me trataste como si fuera una nada - pregunté curioso.
- Eres muy tonto, siempre estuve enamorado de ti, tú nunca percibiste eso.
No estaba consiguiendo creer en lo que había acabado de escuchar, Mário estaba allí en mi frente declarándose, creo que morí y no lo estoy sabiendo.
- Mário, estás borracho, no sabes lo que estás hablando - dije sonriendo.
- Puede ser que esté borracho y mañana pueda ser que olvide todo lo que dije. Pero apenas piensa un poco, ¿por qué crees que siempre te molesté?, ¿por qué te salvé ese día en la calle siendo que podría haber dejado que el carro te atropellara?, son muchos porqués y pocas respuestas para ellos - dijo él frotando su barriga y sonriendo para mí.
Se notaba que él me estaba provocando, y yo estaba cayendo como un patito, pero hasta que él tenía razón en las palabras. Pero apenas el Mário sobrio podría confirmarme todo eso.
- No sabes lo que estás diciendo, cuando despiertes vas a percibir que todo esto es efecto de la bebida - dije sonriendo.
- Pues bien, ya terminé aquí - dijo él apagando la ducha.
Entregué las prendas de ropa que había agarrado en mi guardarropa, y entregué un calzoncillo que no había usado todavía.
- Creo que va a quedar un poco apretado, soy un poco más pequeño que tú - hablé sonriendo.
- Es apenas temporario - dijo él sonriendo también.
El chico salió del baño tambaleándose, y cayó en mi cama. Agarré todas las ropas que estaban por el suelo, y las coloqué dentro del cesto de ropa sucia.
Apagué la luz y me acosté al lado del chico que ya estaba roncando. Mário me abrazó haciendo que pegara mi cuerpo al de él, aquello estaba pareciendo escena de una película o sueño, si fuese con toda certeza yo no iría a querer despertar nunca.