Ethan, un mensajero que todos trataban como basura, traicionado por su novia y despedido por su jefe. Justo cuando estaba al borde de la muerte, un anciano le revela su verdadera identidad.
Ahora, ya no es la basura inútil de antes: ¡es el Domino, el rey del mundo!
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Capítulo 19
Los ojos de Ethan casi se le salen de las órbitas. "¿Qué acabas de hacer?", espetó en voz alta.
No creía que el cheque fuera falso, confiaba en Harold.
Pero, ¿por qué el cheque no era válido? ¿Sería posible que Harold le hubiera dado un cheque falso? ¿Debería empezar a desconfiar de él?
Bueno, el amigo de su padre una vez lo traicionó. ¿Qué más necesitaba saber? Aun así, el miedo a la verdad era mayor que la realidad.
Robert resopló y se volvió hacia Pamela. "¡Llama a seguridad ahora mismo y echa a este hombre de aquí!".
"¡Usando un cheque falso, llamaré a la policía y te demandaré por fraude!", se rió Robert.
La puerta detrás de ellos se abrió rápidamente y Ethan se inclinó para recoger los trozos del cheque. Sus manos temblaban a los lados mientras apretaba los puños con ira.
Los guardias de seguridad comenzaron a acercarse y Ethan pensó rápidamente en qué hacer.
La puerta se abrió de nuevo antes de que pudiera hacer nada y un aroma familiar a perfume llenó el aire. Ethan se enfureció aún más y todo lo que quería hacer era golpear a Robert, aunque tal vez tendría que volver con Harold para pedirle otro cheque.
"¡¿Qué está pasando aquí?!", gritó Simon de repente. Parecía reconocer a Ethan por su lenguaje corporal.
Ethan respiró hondo varias veces para calmarse. Tal vez no tenía que molestarse ahora que Simon había llegado.
Robert se volvió hacia él con una expresión más tranquila. "Siento que tengas que ver esto. Es solo una pequeña perturbación que se resolverá pronto".
"¿Podemos avanzar ahora? Quiero ver a su gerente", recordó el hombre rico detrás de Robert en un tono molesto.
Simon le dirigió una mirada fulminante y los ojos del hombre se abrieron con sorpresa. "Yo seré quien vea al gerente", ordenó, con los ojos aún fijos en el hombre rico. Y parecía saber quién era realmente Simon.
La gente de la mafia siempre se reconoce entre sí.
"Oh, está bien", el hombre se dio la vuelta y se dio cuenta de que el hombre rico ya se había retirado. "¿Podemos irnos ahora?".
En realidad, Simon parecía un jefe de la mafia que no andaba con rodeos.
"Pregúntame eso otra vez y no te gustará el resultado", su voz era grave y llena de autoridad.
"Él vendrá conmigo, y tú también", Simon terminó su frase con una voz que no dejaba lugar a la discusión. Comenzó a subir las escaleras y Ethan lo siguió en silencio. Robert también permaneció en silencio, preguntándose qué estaba pasando realmente.
Simon se detuvo frente a una oficina y se volvió hacia Robert. "Tú espera aquí mientras él viene conmigo".
"Pero él es solo un mensajero", replicó Robert. "Y está usando un cheque falso. Ya he llamado a la policía".
Simon se volvió bruscamente hacia él, "¡Di una palabra más y tu lengua también saldrá volando!", sonrió.
Robert lo miró como si Simon estuviera bromeando. Pero sabía lo cerca que estaba Simon de Davis, el gerente. Y enfadar al gerente podría significar perder su trabajo.
Robert bajó un poco la cabeza. "Bien, lo haré, señor".
Simon sonrió levemente. "Chico listo", se dirigió hacia la puerta y miró a Ethan, que había estado observando todo en silencio.
En realidad, Ethan estaba observando cómo iba a terminar esta situación. Por lo que sabía, Simon era uno de sus hombres y estaba trabajando encubierto. Por lo tanto, Simon no permitiría que nadie avergonzara a su jefe. Especialmente Simon, a quien no le gustaban los problemas.
Simon y Ethan entraron en una gran habitación llena de mesas y sillas. Había montones de documentos en los escritorios y estanterías.
Un hombre que probablemente rondaba los cincuenta años estaba escribiendo rápidamente en la computadora. Pero tan pronto como Simon cerró la puerta de golpe, el hombre levantó la vista.
Al ver quién era, se levantó de inmediato, lo que sorprendió un poco a Ethan.
Salió de su asiento para encontrarse con Simon a mitad de camino. "Simon, ¿qué te trae por aquí?".
Simon lo miró por un momento con los dientes apretados. "Davis, vine por negocios, pero me encontré con algo más importante. ¿Sabes quién es él?", señaló a Ethan.
Davis giró el cuello en dirección a su dedo. Miró a Ethan por un momento y sus ojos se abrieron con sorpresa.
"¡Qué demonios!", exclamó en voz baja y se acercó a Ethan.
Ethan también lo miró, preguntándose qué iba a hacer el hombre.
"¿Es él Dominus?", las palabras salieron de su boca en un tono extraño que Ethan nunca había escuchado antes.
"¿Quién es él?", preguntó Ethan mientras Simon los miraba a ambos.
"Él es el sexto y último anciano del mundo de la mafia, donde tú eres el jefe, Dominus", presentó Simon.
¡Vaya! ¿Así que el gerente del lugar donde trabajaba Robert era en realidad su subordinado? Qué interesante.
Simon se enderezó al instante. "Cuánto tiempo sin verte, Dominus. ¿Qué te trae por aquí?".
Dominus suspiró. "Estoy aquí encubierto. Por favor, siéntense", hizo un gesto y finalmente vio a Davis ponerse de pie. "No apareceré en público hasta que llegue el momento".
Davis asintió de inmediato. "Estoy muy contento de verte con vida. Estoy seguro de que podemos superar esta tragedia juntos", dijo con convicción.
Simon asintió. "Lo hará. Sin embargo, antes de eso, quiero que te encargues de la humillación que tus empleados le han infligido a Dominus, ¡porque no la toleraré!", gritó.
Ethan no dijo nada. No había nada que decir cuando sus hombres ya lo estaban defendiendo.
Davis se volvió para mirar a Simon, luego volvió a mirar a Ethan con las cejas fruncidas. "¿Quién de mis empleados?".
Ethan abrió la palma de la mano y dejó que los trozos del cheque volaran al suelo. "Robert le hizo esto a mi cheque", explicó brevemente.
Davis respiró hondo como si intentara contener su ira. Se dirigió a la puerta y la abrió para llamar a Robert.
"¡Entra!", dijo con firmeza y luego volvió a entrar.
Robert entró y se paró junto a Ethan mientras seguía lanzándole miradas rencorosas.
"¿Por qué rompiste el cheque de este hombre?", preguntó Davis con voz suave.
Robert parpadeó una vez. "¡Pero él es un mensajero y el cheque es falso! ¡No encontré ninguna información en nuestro sistema!".
"¿En serio?", Davis parecía muy sorprendido.
Ethan se rió entre dientes. "Es un tipo testarudo".
Robert miró a Ethan, ya que era un centímetro más bajo. "¿Qué acabas de decir?".
"Toma los papeles y pégalos de nuevo. Si fallas, considera que has perdido tu trabajo", dijo Davis con firmeza.
"¿Sabes de quién es el cheque?".
