UN AMOR DE VERDAD

Dos días habían transcurrido desde que Anya se había entrevistado con el magnate Leonardo. No le contó nada a su familia de aquel suceso. No valía la pena, eso que él le propuso nunca iba a suceder.

Sin embargo, se sentía inquieta. La manera como él la miraba, su proximidad, su atractivo físico, su perfume… Le pidió ser su esposa, vivir con él las 24 horas del día. Pero había otra cosa aún más cautivadora: De ser verdad, él le iba a pagar TRES MILLONES DE DÓLARES.

Cuando él le estaba diciendo estas cosas, ella lo tomó como una burla, algo poco creíble. Pero ¿y si hay algo de cierto en lo que este empresario le ofreció? ¿Y si es verdad que él necesita una falsa esposa para heredar su fortuna?

Anya no lograba apartar estos enmarañados pensamientos de su cabeza. Estaba sola en su veterinaria. Necesitaba concentrarse en su trabajo. Ya había saludado a sus peluditos pacientes, les había dado de comer y había limpiado y preparado el lugar para recibir su primer “paciente”.

Una suave música deleitaba sus sentidos y apaciguaba algunos animales que esperaban turno para su tratamiento. Puso sus codos sobre su escritorio, tomó su rostro con sus manos y lanzó un fuerte suspiro. Cerró sus ojos y su mente se fue de nuevo a aquella moderna y elegante oficina donde conoció a Leonardo.

No podía evitar estremecerse con solo recordar el hermoso rostro y el escultural cuerpo de aquel atractivo empresario. ¡Qué guapo! ¡Esos ojos tan azules como el cielo! ¡Esa barbita! ¡Sus cabellos desordenados! ¡Ummmm todo un bombón! ¡Lástima!

¡Ay! Si no fuera tan controversial ese hombre. Estoy segura que debe tener un grupo de amigos desquiciados que se divierte a costillas de las pobres ilusas que responden su estúpido anuncio. “Busca mujer para fingir casarse por dos años y por ello paga tres millones de dólares “.

¡Vaya! Nunca había escuchado tal ridiculez. ¿Qué será lo que verdaderamente se trae entre manos este hermoso ejemplar? En fin, no me importa. ¡Basta ya! Asunto olvidado. El timbre sonó. Llegó mi hermoso gato al que debo castrar.

En el momento que Anya se dirige a abrir la puerta, suena su celular. —Número desconocido. ¿Responder o no responder? Umm responder.

Abre la puerta y permite que pase la señora con su hermoso gato. —Permítame un momento, le dice a la elegante señora. Respondo esta llamada y ya vamos a atender al sr don gato.

📱¿Quién es?

📱Anya buenos días. Soy Tina, la jefe de personal donde viniste a buscar empleo. ¿Tienes dos minutos para atenderme?

📱Bueno estoy un tanto ocupada, pero te puedo escuchar. ¡Dime!

📱Escucha Anya, la oportunidad que estabas buscando para trabajar en esta empresa, se acaba de presentar. Por favor no me interrumpas.

📱La secretaria del sr Diego, uno de nuestros directivos, acaba de presentar su renuncia irrevocable debido a complicados problemas de salud que ha venido arrastrando desde hace algún tiempo.

📱Hace unos minutos me dieron la orden de buscar una sustituta a la mayor brevedad posible. En la primera que pensé fue en ti. Si aún estás interesada, debes venir el próximo lunes a primera hora, ya que el sr Diego no puede trabajar solo, necesita de una asistente con urgencia. ¿Estás dispuesta?

📱Gracias Tina por pensar en mi nuevamente, pero hay algo que no me queda claro. ¿La secretaria de él, no debe pagar preaviso? Cómo es que hoy presenta la renuncia y hoy mismo se va, no entiendo.

📱Sí, sí. Comprendo tu duda. Lo que sucede es que después de entregarle la renuncia al sr Diego, ella se desmayó y hubo que llevarla de emergencia al hospital.

📱Allí se expuso la gravedad de sus problemas, por eso él tomó la decisión de que es mejor que no regrese a su trabajo sino que se tome su tiempo relajadamente para que recupere su salud.

📱Fue unánime la decisión de que esto es lo mejor para ella. Por eso se tomó la decisión imprevista de buscar inmediatamente su reemplazo.

📱Entonces Anya, ¿Qué me dices? ¿Aceptas ser la nueva secretaria del sr Diego, con un espléndido sueldo y muchas otros beneficios y garantías, o debo seguir buscando?

📱Tina, te agradezco mucho que me hayas llamado a mi para ofrecerme la oportunidad de trabajar para ustedes, pero sabes, la última vez que estuve por allí, me sentí defraudada. No fue para trabajar como secretaria precisamente para lo que ustedes me habían llamado, sino para un ofrecimiento absurdo de un contrato falso de matrimonio con el sr Leonardo.

📱Te entiendo Anya. Lo siento que te hayas quedado con una mala impresión. Seguramente, no era la intención del sr Leonardo incomodarte. Lo conozco desde hace muchos años y te puedo decir con total honestidad que él es todo un caballero tanto en su trabajo como en su vida privada.

📱Si él te ofreció ese contrato es porque tiene verdaderas y grandes razones para hacerlo. Seguramente él vio en ti a la mujer indicada para que lo ayudara, pero si no aceptaste, no hay problema. Ya buscará a otra.

📱Pero, en esta ocasión, no se trata del sr Leonardo. Se trata del sr Diego quien está necesitando con urgencia una secretaria. Piénsalo un poco y dame una respuesta lo más pronto posible. Si aceptas, el próximo lunes deberías comenzar. Yo de ti no desaprovecharia esta oportunidad de oro Anya.

📱Sabes Tina, en otras circunstancias te diría que no acepto. Pero la vida no es fácil. Acabo de perder a mi padre y ahora soy yo quien debe asumir la difícil responsabilidad de llevar adelante el bienestar de mi familia.

📱Por lo tanto, quiero creer que esta es la oportunidad de mi vida. Seguramente detrás de ese puesto deben haber cientos de excelentes candidatas, pero tu has pensado en mi.

📱 Será un honor trabajar para esa multinacional Tina. Daré lo mejor de mí. El lunes a primera hora estaré allí. Mil gracias.

Feliz pero a la vez desconcertada por aquel paso que cambiaría su forma de vida, Anya castró el hermoso gato y dio las debidas recomendaciones a su dueña. —Quedará un poco adormilado durante las primeras 24 horas, pero luego volverá a sus travesuras con bastante rapidez.

—También verá señora, que su hermoso gato se volverá más manso y tranquilo. Vaya tranquila a casa, tendrá gato para rato, la esperanza de vida de un gato castrado es más larga que la de uno no castrado.

—Gracias dra. Usted es igualita a su padre. Se les nota a leguas el amor por los animales. Feliz día.

Una vez que la elegante señora salió, Anya volvió a su escritorio. Se sentó estirando sus piernas y echando su cabeza hacia atrás. No dejaba de preguntarse, cómo sería trabajar al lado de ese atractivo hombre que últimamente le estaba perturbando sus más profundos pensamientos.

Era jueves, debía elegir el momento más adecuado para relatarle a su madre, a Angie y a Joseph la decisión que había tomado. Algunas cosas cambiarían obviamente.

El sábado en la mañana, Anya, su madre y Angie prepararon un rico almuerzo. El invitado especial era el dr Joseph, el veterinario.

Hacia el medio día él llegó cargado de flores, caramelos y un rico vino.

Luego de almorzar entre risas y buenos comentarios, fueron hacia un pequeño pero acogedor balcón desde donde se divisa gran parte del pueblo y las hermosas montañas que lo circundan.

Joseph siempre ha vivido enamorado de Anya, así que lo que ella tiene que decir lo tiene inquieto. Presiente que es algo que no le va a gustar.

—Madre, Joseph, Angie, los he reunido en este rinconcito donde mi padre solía tomar el sol, para anunciarles algo que cambiará un poco nuestras vidas: A partir de la próxima semana empezaré a trabajar en la multinacional más importante de este país.

—Comienzo el lunes. ¿Qué les parece? ¿No es una excelente noticia?

Las mujeres aplauden, se abrazan, lloran, ríen y saltan de la emoción. Joseph, en cambio, esboza una sonrisa un poco forzada.

—¿Ya no volverás a la veterinaria? Pregunta…

—Quizás solo los sábados por la mañana Joseph. Aún hay muchas cosas por esclarecer, pero a simple vista, creo que trabajarás solito.

—Más adelante, nos tenemos que sentar y hablar de números, pero querido doctor, tu llevarás ahora las riendas de la veterinaria. Sin tu apoyo el legado de mi padre se perdería. ¿Y tú no quieres eso verdad?

—Anya, teníamos tantos proyectos juntos. Por ejemplo buscar un galpón para construir una perrera, crear competencias entre los perros más ágiles del pueblo. Todo eso son ideas tuyas que le gustan mucho a la gente y que harían más próspero el pueblo. ¿Ya lo olvidaste?

—Joseph, no lo he olvidado. No estés triste. ¡Por supuesto que esas ideas se realizarán! Sabes que amo y me preocupo mucho por los animales. Buscaremos juntos la manera de que nuestros sueños no se vean truncados. Nunca lo dudes. Es solo cuestión de organizarnos. No te preocupes, levanta ese ánimo.

Para que Joseph y Anya sigan hablando de sus asuntos, las dos mujeres se van a limpiar la cocina y los dejan solos conversando. Entonces Joseph se acerca con cariño a Anya y la toma de la mano.

—Anya, hay otra cosa que me preocupa.

—Dime…

—Allí donde vas a trabajar, seguramente habrán muchos hombres. Los verás todos los días. Compartirás mucho tiempo con ellos.

—Tú eres muy linda. Tú y yo casi ya no nos veremos tan seguido…. Toda posibilidad de conquistar tu amor la veré reducida…

—Oh Joseph, mi buen Joseph. Yo no voy en plan de conquista a esa empresa. Conoces mi manera de pensar: He evitado los compromisos formales e informales. Prácticamente mi único amigo hombre eres tú.

—Eres mi confidente, apoyo y compañero. Nos conocemos desde pequeños. ¿Me has visto en el plan de mujer fatal y devoradora de hombres alguna vez?

—No, pero… nunca se sabe. Tengo el temor de que se cruce en tu camino algún riquillo buen mozo y te caliente la oreja. Tú eres fuerte de carácter, pero eres tan dulce e inocente. Siempre has vivido dedicada al bienestar de tu familia, por eso me da miedo que con su palabrería barata alguno te engatuse y te engañe.

Anya se conmueve y no lo piensa dos veces. La preocupación de Joseph la ha enternecido. Lo abraza y lo tranquiliza prometiéndole que solo va en busca de trabajo para garantizar un buen futuro para su madre y hermanita.

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