En contra de su voluntad, Sara, una joven dulce, amable y ciega, al ayudar a su hermana Lize a escapar del matrimonio, se ve obligada a reemplazar a la novia y termina casándose con Adam, un multimillonario considerado por todos como un hombre atractivo, pero también extremadamente frío y cruel.
Lo que comenzó como una unión por conveniencia pronto se revela como un inmersión inesperada en emociones profundas y desconocidas.
En este matrimonio inesperado, los opuestos se enfrentan a desafíos imprevistos y secretos reveladores. Entre el hielo de la obligación y la llama de la esperanza, surge la incertidumbre: ¿podrá el amor nacer entre dos personas tan diferentes?
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Capítulo 13
Adam: Sara, ¿qué estás escondiendo?
Sara no levanta la cabeza, la analizo por unos instantes y noto que está buscando las palabras para huir de la respuesta.
Si vas a mentir, ¡mejor no digas nada!
Sara: Lara tiene razón, Adam sabe leer a las personas y parece entender que iba a inventar alguna excusa.
No me siento segura para abrirme contigo Adam, no confío en que vas a creer en mí y mucho menos que vas a protegerme de lo que tengo miedo.
Adam: Si te di esa impresión, estás equivocada Sara, te prometí un infierno en el momento de la rabia y te lo di, pero jamás dejaría que alguien te hiciera daño. Puedo ser cruel en el odio, pero no soy un monstruo.
Sara: Respiro hondo y me quedo pensativa.
Nunca supe leer a las personas, incluso cuando veía, era constantemente engañada, ciega fue peor, porque vivir en la oscuridad cuando se es miedosa no es bueno. Necesito un tiempo, te contaré cuando consiga formular esa frase sin sentirme sofocada y cuando confíe en ti para eso.
Adam: Podemos desmarcar la fiesta si no estás bien.
Estoy completamente loco, ni siquiera creo en las palabras que salieron de mi boca.
Sara: No es necesario, quiero saber cómo es una fiesta en la piscina. Viví presa Adam, me limité por la deficiencia y no conozco nada.
Adam se queda en silencio, ni sé lo que está haciendo. Siento que me sujeta la mano.
Adam: Decido bajar con Sara después de oírla decir que es eso lo que quiere.
Vamos a bajar entonces. Sara, habrá mucha gente aquí hoy y mis amigos son medio despistados, así que no te alejes de mi lado. Fui honesto cuando dije que no voy a permitir que nadie te haga daño.
Sara: Apenas concuerdo con la cabeza y bajamos de la mano. Escucho muchas voces, el sonido no está muy alto y Adam empieza a presentarme a algunas personas. Él me sienta en su regazo y me siento muy avergonzada.
¿Necesitas eso?
Adam: Como te dije, aquí hay mucha gente despistada, no voy a dejarte suelta con ese traje de baño pegado marcando cada curva de tu cuerpo. Ya bastan estos imbéciles comiéndote con los ojos.
Sara se siente incómoda, la siento incómoda sentada en mi regazo. Josiane pasa mirándome fijamente, esa mujer no conoce su lugar. Dejo a Sara de lado en mi regazo, y pongo la mano en su espalda, no la toco de modo irrespetuoso en ningún momento. Mis amigos se están divirtiendo, a cada rato viene uno a hablar conmigo y no dejo de notar el modo en que miran a Sara.
¿Quieres entrar en la piscina?
Sara: No sé nadar Adam.
Adam: Estaré contigo.
Sara concuerda, incluso con miedo. Siento a Sara en el borde de la piscina, entro y la agarro por la cintura. Ella se pone nerviosa y pasa las manos alrededor de mi cuello. Odio cómo me siento con esta aproximación, pero la puse en la piscina y voy a quedarme al lado de ella del modo en que ella se sienta más segura. Noto que está sonriendo mientras camino con ella hacia la parte más profunda.
Sara: Sentí falta de eso, amaba los días de sol, incluso en lo poco profundo me parecía increíble estar en la piscina.
Siento la respiración de Adam, el aliento fresco de él. Él me dijo que no iba a beber para estar al tanto de mí y cumplió, está tomando solo bebidas sin alcohol conmigo.
Adam: Alan llega gritando y se tira directo en la piscina. El salto de él asusta a Sara.
Es solo el tonto de Alan queriendo llamar la atención Sara.
Sara: Estoy cansada Adam, voy a acostarme un poco.
Adam: La casa de la piscina está llena, pero nadie entra en la casa principal, voy a llevarte hasta el cuarto.
Sara: Adam me lleva hasta el cuarto en silencio.
Adam: ¿Te estás sintiendo bien?
Sara: Físicamente sí. Gracias Adam.
Adam: ¿Quieres compañía?
Sara: No es necesario. Puedes bajar, quiero descansar un poco.
Adam: Salgo del cuarto y vuelvo a la fiesta, el idiota de Adam trajo a Ravena a la fiesta. Ravena es mi relación más larga.
(Ravena, ex amante de Adam)
Ravena: Tu esposa es linda Adam. Sé que conoces bien cuando miento, entonces sabes que estoy siendo sincera. ¡Me alegro de que alguien haya conseguido llegar a ese corazón congelado!
Adam: Sabes que nunca fui de quedarme conversando, siendo directo agradezco las felicitaciones, ¡pero ya puedes irte!
Ravena: Vaya, sigues siendo un grosero. Estoy de salida, Alan dijo que me quería aquí y solo por eso vine. ¡Adiós Adam!
Adam: Ravena se va y me siento incómodo con lo que ella habló, ¿cómo así Alan dijo que la quería aquí? Alan pide para aumentar el sonido y empiezo a buscarlo en la fiesta, ya oscureció y soy parado a cada paso con mis amigos queriendo conversar.
En el cuarto de Adam...
Sara: Escucho pasos furtivos y me asusto. Tiro de la cobija intentando cubrirme, no quise bañarme con miedo de que alguien entre en el baño y aún estoy en traje de baño.
¿Quién está ahí?
Alan: Subo sin que nadie se dé cuenta para el cuarto de Adam, me acuesto encima de Sara que patalea en vano debajo de mi cuerpo.
Hola cieguita.
Sara: Intento gritar, pero Alan cierra con fuerza mi boca. La mano de él es grande y tapa mi nariz. Lucho en vano, él es grande y fuerte, me pongo débil, él quita la mano cuando estoy casi desfalleciendo y siento que pone un cuchillo en mi cuello mientras lucho desesperadamente para respirar.
Alan: Si gritas te mato cieguita. Puede no saberlo, pero tengo el hábito de dividir los juguetes con Adam. Vamos a divertirnos un poquito y vas a quedarte calladita sobre eso.
Sara: Alan presiona el cuchillo y siento que perfora mi cuello. Él me besa de forma violenta, muerdo con fuerza los labios de él, sin chance alguna de defenderme el cobarde me da una bofetada que me hace sentir gusto de sangre y me deja aturdida. Él rasga la parte de arriba de mi traje de baño y sigo intentando desvincularme de él, implorando entre sollozos para que pare. Él recorre las manos asquerosas por todo mi cuerpo y siento una mordida fuerte cerca de mi clavícula, grito y él me da otra bofetada aún más fuerte.
Alan: ¿Te gusta morder perra? ¿Y de ser mordida? Iba a ser cariñoso e ibas hasta a gustar, pero ahora voy a cogerte como merece tu vagabunda.