Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
NovelToon tiene autorización de Roberto Carlos López Escalona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Pequeños Secretos
5 minutos antes del encuentro.
Ethan caminaba nervioso por el parque, el corazón latiéndole con fuerza. Había esperado este momento durante tanto tiempo, y ahora que estaba a punto de ver a Lian, los nervios y la emoción se mezclaban en su pecho. Al girar la esquina, lo vio. Lian estaba allí, de pie junto al lago siendo entretenido por Aiko, con una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor.
Sin decir una palabra, Ethan se acercó y lo abrazó con fuerza, sintiendo cómo todas las piezas de su vida volvían a encajar.
La calides de su piel me hizo sentir como en la primavera, la robustés de sus manos me hacía sentir tan protejido, su voz me derretía, me sentía tan bien que no quería voltearme, pero nececitaba ver si era quien yo quería que ir. Finalmente le devolví el abrazo, susurrando su nombre con ternura. Nos separamos solo lo suficiente para mirarsnos a los ojos, y en ese instante, todo el tiempo enhelado pareció desvanecerse.
Mis niños decidieron pasear por el parque, tomados de la mano, disfrutando de la simple compañía del otro. Ethan señalaba los lugares que habían visitado juntos antes, recordando anécdotas y riendo como si nunca se hubieran separado. Se detuvieron en un pequeño café, donde compartieron una taza de chocolate caliente, sus miradas encontrándose constantemente, llenas de amor y promesas silenciosas. — pensaba Aiko mientras los miraba.
Más tarde, caminaron hasta un mirador desde donde se podía ver toda la ciudad. Ethan se detuvo y, sin soltar la mano de Lian, le habló de lo mucho que lo había extrañado, de cómo cada día sin él había sido un desafío. Lian lo escuchaba atentamente, sus ojos brillando con la misma emoción contenida.
La tarde se desvaneció en un suave crepúsculo, y mientras el sol se ocultaba, Ethan y Lian se sentaron en un banco, observando cómo las luces de la ciudad comenzaban a brillar. Ethan apoyó su cabeza en el hombro de Lian, sintiendo una paz que solo él podía darle. Hablaron de sus sueños, de sus planes, y de cómo, a pesar de todo, su amor había perdurado.
Ethan y Lian continuaron su paseo, disfrutando de la brisa fresca de la tarde. Llegaron a un puente que cruzaba el río, un lugar que siempre había tenido un significado especial para ellos. Tomados de la mano, caminaron lentamente, disfrutando del sonido del agua y del canto de los pájaros. Ethan sentía que cada paso que daba junto a Lian era una reafirmación de su amor perdido, un amor que se había resistido por paso del tiempo y la distancia.
Mientras cruzaban el puente, se reencontraron con Aiko la cual les había perdido el paso, la hermana de Ethan y mejor amiga de Lian. Aiko los observó con una sonrisa radiante y se acercó a ellos.
—¡Qué hermoso verlos juntos,, pero no me dejen atrás de nuevo!—exclamó, abrazando a ambos—Siempre supe que este día llegaría, nos hemos esforzado mucho para poder tenerte aquí. Ustedes dos son perfectos el uno para el otro.
Ethan sintió una oleada de gratitud y felicidad al escuchar las palabras de su hermana, todo sus esfuerzoss daban frutos. Sabía que ella había sido un gran apoyo y una gran ayuda para ambos durante su tiempo separados.
Aiko asintió, sus ojos brillando con emoción.— Estoy tan feliz de verlos así. Disfruten cada momento juntos, se lo merecen.
Después de despedirse de Aiko, Ethan y Lian continuaron su paseo, deteniéndose de vez en cuando para admirar la vista desde el puente. Ethan se giró hacia Lian y, con una sonrisa, —Este lugar siempre ha sido especial para nosotros, ¿verdad?
Lian asintió, no tenía idea, pero poco le importaba ya él era feliz, apretando suavemente la mano de Ethan.
—Sí, y ahora lo es aún más. Cada momento contigo es un regalo.
Cuando Ethan y Lian llegaron a la casa de Lian, Ethan sintió un nudo en el estómago. Aunque había estado en la casa de Lian muchas veces, esta vez era diferente. Había algo que quería mantener en secreto, al menos por un rato más. La tarde había sido perfecta: un paseo por el parque, una cena ligera en el camino y una caminata bajo las estrellas. Pero ahora, al cruzar el umbral de la casa de Lian, Ethan no podía evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo.
Al entrar, Lian se dirigió hacia su cuarto, pero Ethan, con una sonrisa nerviosa, lo detuvo suavemente.
—Oye, ¿por qué no te das una ducha rápida? —sugirió Ethan, tratando de sonar casual—. Debes estar cansado después de todo el día.
Lian, sin sospechar nada, asintió con una sonrisa.
—Buena idea. No tardo.
Mientras Lian se dirigía al baño, Ethan respiró hondo, aliviado. Tenía unos minutos para prepararse y asegurarse de que todo estuviera perfecto. La intriga lo consumía, pero sabía que debía mantener la calma para que Lian no sospechara nada.
Lian, por su parte, no tenía idea de lo que pasaba por la mente de Ethan. Se metió en la ducha, disfrutando del agua caliente, sin saber que su novio estaba en la otra habitación, luchando contra sus propios nervios y emociones. Ethan se movía rápidamente, revisando su mochila para asegurarse de que todo estaba en su lugar. Sacó una pequeña caja envuelta en papel brillante y la colocó cuidadosamente en la mesita de noche de Lian.
Mientras tanto, en el baño, Lian dejaba que el agua caliente relajara sus músculos. Cerró los ojos y dejó que sus pensamientos vagaran. Pensaba en lo afortunado que era de tener a Ethan en su vida, alguien que siempre sabía cómo hacerlo sentir especial. No tenía idea de lo que Ethan estaba planeando, pero confiaba plenamente en él.
Ethan, por otro lado, estaba en una montaña rusa emocional no se permitiría a si mismo dejar ir a Lian. Sabía que lo que estaba haciendo era importante, y quería que todo saliera perfecto. Se acercó a la ventana y miró hacia afuera, tratando de calmar sus nervios. La vista del jardín de Lian, iluminado por la luz de la luna, le dio un poco de paz. Respiró hondo y se dijo a sí mismo que todo tenía que salir bien.
De repente, escuchó el sonido del agua detenerse. Lian había terminado su ducha. Ethan se apresuró a asegurarse de que todo estaba en su lugar. Se sentó en la cama y trató de parecer relajado, aunque su corazón latía con fuerza.
Lian salió del baño con una toalla alrededor de la cintura, secándose el cabello con otra toalla. Sonrió al ver a Ethan sentado en la cama.
—¿Qué haces aquí tan tranquilo? —preguntó Lian, acercándose a él.
Ethan sonrió, tratando de ocultar su nerviosismo.
—Solo estaba esperando a que terminaras. ¿Te sientes mejor?
Lian asintió y se sentó junto a Ethan en la cama.
—Sí, mucho mejor. Gracias por sugerir la ducha. Realmente la necesitaba.
Ethan tomó la mano de Lian y la apretó suavemente.
—Me alegra escuchar eso. Hay algo que quiero mostrarte.
Lian lo miró con curiosidad mientras Ethan se levantaba y tomaba la pequeña caja de la mesita de noche. Se arrodilló frente a Lian y le entregó la caja.
—Esto es para ti —dijo Ethan, con la voz temblorosa.
Lian tomó la caja, sorprendido. La abrió lentamente y sus ojos se iluminaron al ver el contenido. Dentro había un colgante.
—Ethan, es precioso —dijo Lian, con la voz llena de emoción.
Ethan sonrió, sintiéndose aliviado al ver la reacción de Lian.
—Quería darte algo especial para recordarte cuánto te amo. Este anillo es un símbolo de nuestro amor y de todo lo que hemos pasado juntos.
Lian se inclinó y besó a Ethan suavemente en los labios.
—Es perfecto. Gracias, Ethan. —lo lamneto Lian de este universo, pero te tocará aguantar.
Ethan sintió que sus nervios finalmente se desvanecían. Había logrado distraer a Lian y hacer que se sintiera especial. Después de un momento decidió bajar.
Ethan se acercó al cesto azul que estaba en una esquina de la habitación. Había una flor en particular que había llamado su atención desde la primera vez que la vio, claramente la flor también había viajado, pero él no se permitiría que Lian la tocara.
—He esperado por él. Tu papel ya está hecho.
Con delicadeza, Ethan tomó la flor y la observó por un momento, sintiendo una mezcla de emociones. Sabía que esta flor tenía un poder especial, un umbral que reflejaba los más grandes deseos del corazon.
Con cuidado, escondió la flor en un lugar donde Lian nunca la encontraría. La colocó detrás de unos libros en la estantería, asegurándose de que quedara bien oculta. La intriga lo consumía, pero sabía que debía mantener este secreto.
A medida que la noche avanzaba, se acurrucaron juntos en la cama, disfrutando de la compañía del otro. Las velas seguían ardiendo suavemente, llenando la habitación con su cálida luz y su aroma relajante. Ethan se quedó dormido con una sonrisa en el rostro, sabiendo que había hecho lo correcto.
Lian, por su parte, se quedó despierto un poco más, mirando colgante en su cuello y pensando en lo afortunado que era de tener a Ethan en su vida. Cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, sintiéndose amado y seguro.
La mañana siguiente, Lian se despertó primero. Se estiró y sonrió al ver a Ethan a su lado, todavía dormido. No tenía idea de lo que había sucedido durante la noche, ni del secreto que Ethan había escondido.
Ethan se despertó poco después, sintiéndose más relajado. Sabía que había tomado la decisión correcta al esconder la flor. Había algo especial en mantener ese pequeño secreto, algo que hacía que su amor por Lian se sintiera aún más profundo y significativo.