EL PRECIO DE LA DESESPERACIÓN

Esmeralda no dejaba de verlo, no le creía y se hizo un silencio incomodo, hasta Caspian estaba que no se podía creer lo que acababa de decirla, pero los segundos pasaban y ya no lo soportaba, en ese momento él dice. – Todos en esta vida tenemos un precio y el tuyo es la vida de tu padre.

Tu precio es la desesperación por salvar la vida de la persona que más amas y yo estoy dispuesto a pagarlo, solo di si aceptas, si dices que no, ten por seguro que lo veras morir.

Esmeralda sabía que tenía razón, aunque se tratara de corrupción no podía dejar morir a su padre y para su mala suerte al parecer el único que podía ayudarla era él; respiro profundamente y dijo. – Tienes razón todos tenemos un precio y encontraste el mío.

Quiero la seguridad de que mi padre obtendrá el primer corazón que entre, que será el primero de la lista y necesito tener la seguridad de que así va a ser.

No quiero que me regales dinero, eso significa que te pagaremos la deuda, tu escucharas mi proyecto y si te conviene lo tomaras como forma de conseguir un plazo para pagarte la deuda en tres años.

No me vas a molestar con palabras de acoso, no me vas a tocar inapropiadamente y me vas a respetar.

Si tu aceptas estas tres cosas que te pido yo te ayudo con tu abuelo, fingiré que seré tu prometida por el tiempo que lo requieras

Caspian negó con la cabeza, pero en ese momento era más importante ver a su abuelo feliz; respiro profundamente y le dijo. – Esta bien acepto tus tres peticiones.

Ahora lo importante, mañana pasare por ti a tu casa, a las 7 am, para ir a desayunar con el abuelo, no se adónde va a querer ir, por eso te pido que te pongas algo formal no es necesario que se provocativo, pero si elegante.

Voy a tener que tomarte de la mano y tal vez abrazarte por la cintura, tienes que ser cariñosa conmigo, hasta te permito que me beses si tú quieres, pero tenemos que demostrarle que somo una pareja que se ama y creme cuando te digo que mi abuelo es un hombre bastante observador.

Si mañana actúas bien y me ayudas a convencerlo, el lunes me pongo a trabajar en el problema del corazón de tu padre, pero si mi abuelo descubre la verdad, te prometo que nunca recibirá el corazón tu padre.

Ya no hace falta hablar más, me tengo que retirar y tu prepárate para maya, trata de estar lista para cuando pase por ti, no me gusta esperar y odio la impuntualidad.

Una vez que dijo eso se puso de pie y salió de ahí dejándola sola, sentada pensando en lo que acaba de aceptar; para ella no iba a ser fácil, esto iba en contra de la educación que sus padres le dieron y se sentía mal consigo misma, pero mentalmente se decía «es para salvar la vida de mi padre, no hay de que arrepentirse»

Una vez que pudo controlarse salió de ahí, pero no fue a su casa, se fue a ese lugar donde podía escalar, quería olvidarse de lo que había pasado y eso le ayudaba a relajarse.

En la noche regreso a su casa, como siempre su hermano no estaba y eso solo le hizo recordar las palabras de Caspian; su hermano era realmente un problema, pero no podía hacer nada por el momento, lo bueno que ya había terminado sus dos licenciaturas, una vez que tuviera el titulo pediría a su padre que la pusiera como la presidenta, que sabía muy bien que lo iba hacer, solo de esta forma iba a poder mantener la empresa a salvo de las malas decisiones de su hermano.

Se fue a su habitación se metió a bañar, al salir se puso solo una platera larga, sus bragas y se recostó a dormir; era la manera en que le gustaba dormir, pero esta noche estaba bastante inquieta, la idea de fingir ser la novia de Caspian hacía que su estómago se le revolviera.

Fue difícil dejar de pensar en lo que iba hacer, pero al final logro quedarse dormida; se despertó a las 5 am, se metió a bañar, al salir se fue a su closet, estuvo viendo su ropa, no encontraba que ponerse, miraba sus vestidos, eran todos lindos, pero no se decidía por ninguno.

Tomo ropa interior, eran de encaje, bastante sensuales y cómodas, en ese momento recordó que había un hermoso vestido color rosa palo, que sus padres le regalaron en su cumpleaños pasado.

El vestido era de tirante grueso, un escote discreto, era pegado a su cuerpo y la falda era algo ancha plisas pequeñas, de larga a media pierna; se puso unos zapatos cerrados de color blanco, eran de suelo.

Sujeto su cabello en una cola alta y para las 6:50 ya estaba lista, en la sala esperando a que llegara, para su suerte llego 5 minutos antes; recibió un mensaje diciéndole que ya la estaba esperado en la puerta de su casa.

Se levanto y camino hasta la puerta que daba a la calle; su casa era grande, el patio de enfrente eran casi 15 metros, tuvo que caminar, pero era algo que no le molestaba.

Al salir mira un convertible color negro, parado enfrente de la puerta, se acercó y él rápido baja del carro le abre la puerta; para ella fue algo extraño, pero tenía su lado bueno y por un momento pensó que era un caballero hasta que lo escucho decir. – Te miras deliciosa.

Cierto quedamos en que no te iba a decir nada que te molestara, lo que quise decir es que te miras bien.

Ella hace una mueca de disgusto y dice. – Solo vámonos y deja las tonterías.

Manejo hasta salir de la ciudad y 30 minutos por la carretera, salió de la carretera, entro a una calle en medio del bosque y a los 20 minutos llegaron a una enorme mención.

En el momento que se estaciono enfrente de la mansión lo escucha decir. – Es la casa de mi familia, como abras visto no está en la ciudad, recuerda portante como una prometida amorosa y una cosa más tienes que usar este anillo de compromiso.

Esmeralda al ver el anillo se quedó sorprendida, era hermoso, un diamante grande, que parecía tener una gota roja en medio, era algo bastante caro y ella lo sabía, nunca lo había visto pero se rumoraba que había un diamante raro, que se había subastado hace muchos años en un valor multimillonario, que nadie sabía quién lo tenía.

Ella lo tenía enfrente y lo iba a tener que usar, eso sí le pareció una locura; se le quedo mirando indecisa de tomarlo, diciendo que no con la cabeza, pero sabia que él no iba aceptar un no como respuesta; resignada voltea a verlo a los ojos y le dice. – solo me pondré ese anillo, se al final de nuestro acuerdo me lo puedo quedar.

Sonríe con malicia, era imposible que le regalara ese anillo, tenía un valor incalculable, ninguna persona en su sano juicio regalaría algo así a una completa extraña y él seguro no iba querer perder tanto dinero en alguien que no pensaba darle todo lo que quería.