Sinopsis
Emilia Bernade fue forzada a casarse con el duque Mazheón, quien era descrito por todos como alguien cruel y de corazón frío, ella atemorizada por el futuro que le esperaba decidió acabar con su vida, no obstante alguien reencarnó en su cuerpo, sin saber absolutamente nada de su anterior vida, cargando consigo pequeños fragmentos de como había muerto. Esa nueva Emilia para no estar sola decidió aferrarse al duque a pesar de sus rechazos.
¿Se ganará su amor o su odio?
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Me confundes
Había llegado el día de la fiesta, Katelyn me estaba peinando mientras me encontraba frente al tocador. Luego de ese día no volví a hablar con el duque, él tampoco me buscó; yo no le importaba y esa vez lo dejó muy en claro. Nunca debí imaginar que podría cambiarlo, esas cosas simplemente sucedían en las historias y en los cuentos con finales felices. Mi tobillo se encontraba mejor, en los anteriores días se me dificultó caminar incluso a la cocina.
—Señora… ¿Se encuentra bien?
Arrugué un poco las cejas, Katelyn se había pasado los últimos días preguntando sobre mi estado de ánimo.
—No te preocupes, estoy bien. —Le respondí como las veces anteriores, a través del espejo noté como formó una pequeña sonrisa, pero luego volvió a verme con preocupación. —En serio estoy bien. —Intenté convencerla.
—Hum.
Antes de salir de la habitación me observé en el espejo, el vestido turquesa contrastaba perfectamente con mi piel marfil, llevaba pendientes con incrustaciones de Larimar y un collar de oro.
—Está bellísima, —Katelyn me elogió y me permití sonreír un poco. Ambas nos dirigimos al carruaje que estaba esperándonos en frente de la mansión, subimos e Ian cerró las puertas para luego poner a los caballos en marcha.
El trayecto fue tranquilo, estaba tan perdida en mis pensamientos que el viaje se me hizo corto. Cuando llegamos a la residencia del conde, bajamos luego de que Ian abriera la puerta, miré a mi alrededor observando una hermosa fuente donde algunos patos jugaban en el agua.
La vivienda de los condes era hermosa, una gran casa con un enorme jardín principal, varios carruajes aparcados y bastantes sirvientes atendiendo a las visitas. Una mujer vestida de mucama se acercó mostrándome el camino, los pasillos estaban impecables y los cuadros que adornaban eran hermosos. Antes de llegar al salón de la fiesta me encontré con el duque, era un hombre joven, ambos nos saludamos y él siguió en dirección contraria.
—Bienvenida duquesa, —la condesa sonrió feliz al verme, —Es usted muy hermosa, es la mujer perfecta para el duque. —No supe como responder a eso, ella pareció notarlo porque embozó una sonrisa e intentó cambiar de tema. —Mi hija acaba de cumplir la mayoría de edad, quería hacerle algo especial, gracias por asistir a la pequeña fiesta.
Asentí con una sonrisa, luego miré las decoraciones lujosas, los manteles finos que cubrían las mesas, las flores agregaban un toque dulce al ambiente, había de varios colores.
—Gracias a usted por invitarme.
—Escuché lo que le sucedió, es una pena que perdiera los recuerdos. Pero no se preocupe, confío que de ahora en adelante vas a crear buenas memorias. —Asentí nuevamente, esperando que sus palabras se cumplieran. La duquesa me presentó con su hija, era una joven hermosa, sus ojos eran azules y estaba peinada elegantemente, su color de cabello se me hizo interesante, era rojo con toques dorados.
La duquesa se retiró dejándome con su hija un momento, ella me invitó a tomar asiento a su lado.
—¿Me permite ser más cercana a usted?, la verdad no tengo amigas y me gustaría hablar de algunos temas íntimos.
—Sí, está bien señorita Julen. —Respondí embozando una sonrisa.
—Llámame solamente Julen, ¿Puedo hacer lo mismo? —Asentí en respuesta.
—Disculpa por preguntar, si quieres no respondas. ¿Tú y el duque se casaron por amor? Estoy muy interesada en ese sentimiento y me da pena hablar con mi madre sobre eso.
Me quedé un momento en silencio y luego miré fijamente las flores sobre la mesa antes de responder.
—No es el caso, mi matrimonio fue arreglado por mi padre. ¿Te gusta alguien? —Pregunté interesada. Ella se sonrojó bajando la mirada tímidamente.
—Creo que es un amor imposible, no es alguien noble como nosotros. —Dijo moviendo los dedos de manera inquietante, se notaba nerviosa al hablar.
—Oh, ciertamente es complicado. ¿Pero a ti te importa su estatus? No deberías rendirte tan fácilmente.
Ella sonrió contenta tomando mis manos, me miró a los ojos.
—Gracias, tu consejo me llena de valor. ¿Podemos seguir en contacto, ser amigas?
—Por supuesto, —En ese momento otras mujeres vinieron a saludar, la mayoría eran treinta añeras casadas o una que otra viuda. Por esa razón Julen estaba sin amigas, su madre siempre la juntaba con puras viejas. La fiesta fue divertida, me sorprendieron lo chismosas que podían ser algunas, pero no fue desagradable escucharlas. Tomé varias copas de vino en el proceso y cuando estaba regresando al carruaje, me sentía muy mareada, Katelyn tuvo que sostenerme del brazo para que no sucediera un accidente.
—¿Por qué bebió tanto? —ella me preguntó preocupada. Su voz se escuchaba suave y tranquila, no tan emocionante como siempre lo era.
—No sé —dejé salir una risita divertida. —Supongo que extrañaba ese sabor, tengo tiempo sin beber vino.
—Pero recuerdo muy bien que usted odiaba el vino, ni siquiera podía soportar el olor.
Arrugué mis cejas, seguramente Katelyn hablaba de la verdadera Emilia; me acostumbré tanto a esa nueva vida, que no había caído en cuenta de que yo era un remplazo, suspiré cansada.
—¿Oh, es así?
Salimos afuera, el jardín estaba siendo iluminado por la luz lunar, no me di cuenta de cuando se había hecho de noche, en ese momento los pasos de Katelyn se detuvieron y miré al frente sorprendiéndome al ver al duque parado frente al carruaje.
Él se acercó a nosotras con la expresión seria, me sostuvo del brazo atrayéndome hacia él. Ian le hizo una seña a Katelyn para que se alejara y aunque dudó unos segundos al final se retiró subiéndose en el carruaje en el que llegamos anteriormente, después de unos segundos se pusieron en marcha.
—¿Por qué no me dijiste que ibas a salir? —Intenté alejarme pero él me sostenía fuertemente. Su ceño estaba fruncido, parecía estar molesto; no comprendía, mi cabeza estaba dando vueltas.
—¿Debía hacerlo? —chasqueé la lengua mientras miraba a otro lado que no fuera su cara. —No quise molestarlo, ¿qué hace aquí? —él tardó unos segundos en responder.
—¿No tengo el derecho de recoger a mi esposa? —Mi corazón se paralizó, ¿acaso olvidó eso?
—Esposa… sí, tienes el derecho, déjame ir por favor.
—Estás borracha, ni siquiera puedes pararte derecha. —No dije más, él me llevó al carruaje; durante el trayecto no hablé, ni siquiera le dirigí la mirada. Mi mente estaba tan nublada, me estaba cuestionando sobre el accionar del duque, él me confundía bastante. Verdaderamente, era alguien cruel, ¿acaso le gustaba humillarme?
Al llegar a la mansión él me ayudó a bajar del carruaje, intenté ir a mi habitación pero él me cargó repentinamente, cerré los ojos algo cansada sin saber donde me llevaba exactamente. Enrollé mis brazos alrededor de su cuello, su olor era agradable, me gustaba. El sueño me fue arrastrando poco a poco, lo último que recordaba era sentir como él me acariciaba la cabeza suavemente… luego ver su silueta alejándose en medio de la noche.
Al día siguiente Katelyn me preparó un té para la resaca, ella se sentó en la silla al lado de la cama viéndome preocupada. Tomé un sorbo del líquido e hice una mueca de asco al sentir el sabor.
—Señora, debería descansar hoy.
Asentí en respuesta, mi cabeza estaba palpitando, no tenía muchas ganas de salir tampoco. Le entregué la taza y volví a acostarme arropándome con las sábanas.
En ningún momento el estuvo enamorado de Elena, solo le gustó
sigue sin gustarme el duque, por qué no aclara las cosas desde el principio y se hace la víctima
Debe salir conocer mejor donde está, seguir con sus negocios, aprender magia y combate cuerpo a cuerpo, entrenar físicamente.
Salir de ese matrimonio, que lo único que hace el duque es actuar de manera inmadura. ni el sabe que siente..
Cuando va dejar al duque, se deja envolver por él