Rome Fantasy

A la mañana siguiente, la fiesta terminó.

En una habitación del palacio, el aire era sombrío.

-...

Esta aura fue emitida nada menos que por Drina, quien tenía los brazos cruzados y se le formaban arrugas en la frente.

-¿Estás enojada, Drina? ¿O estás cansada?

Mario piensa mucho, no entiende por qué Drina está tan enojada.

-Por el amor... debo... matar...

Julia, que parecía haber oído hablar de los asuntos de la noche anterior, miró a Drina. Tenía la mano sobre la daga oculta bajo su túnica como si de repente fuera a sacarla y matar a Drina.

-Ah... quiero irme...

Mario quería desesperadamente salir corriendo de la habitación.

Se había olvidado el propósito original de la reunión, se suponía que discutirían como tratar con el ejército imperial.

*EXPLOSIÓN DE FONDO*

El sonido de una explosión a lo lejos sonó como si viniera de afuera.

-¡¿Qué fue eso?!

-¡¿Qué pasó?!

Mario quedó conmocionado por el repentino sonido.

Todos corrieron al balcón, donde se puede obtener una mejor vista de la ciudad para confirmar lo sucedido.

La vista que vieron estaba más allá de la imaginación de Drina.

-No puede ser... ¿Cómo pudieron atravesar las defensas?

Una de las puertas tenía un enorme cráter abierto.

-Sorprendente... parece como si una bomba hubiera explotado... tiene que ser obra de algún héroe.

Mario quedó atónito por los acontecimientos, que solo se produjeron debido al murmullo de Drina.

-¡Marius! ¡Mira!

Julia señaló al otro lado de la puerta.

-¿Qué es?

Cuando Mario dijo eso, una mujer vestida con una túnica y un velo blancos estaba delante del ejército enemigo.

La mujer dio un paso adelante, llevando consigo un bastón mientras recitaba un hechizo.

Después de terminar el encantamiento, golpeó su bastón contra el suelo.

Una gran cantidad de círculos mágicos aparecieron frente a la mujer. Cuando señaló a los legionarios que adoptaron una posición defensiva frente al hueco de la puerta, relámpagos salieron de los círculos mágicos e impactaron contra los legionarios.

Después de confirmar la muerte de varios cientos de legionarios, la mujer se retira entre los soldados enemigos.

Después de eso, las tropas imperiales comenzaron a marchar hacia la ciudad.

-Esto es malo...

-Debo ayudarlos.

Antes de que Mario pudiera siquiera empezar a caminar, lo bloquearon.

-¿A dónde vas?

Quien detuvo a Mario fue Drina.

-Mi gente me necesita. Voy a ayudarlos.

-Si te vas, ¿qué pasará si mueres y el enemigo entra en la ciudad? ¿Dejarás que gente inocente en la ciudad mueran?

-Lo siento, pero es algo que debo hacer.

-¡Hey, espera! ¡La comandante soy yo! ¡¿Vas a desobedecerme?!

Drina, que se dio cuenta de que sus habilidades de persuasión no estaban funcionando, intentó evitar que Mario se fuera.

-Cierto. Pero soy romano, no de Brigan. Por lo que no tengo que escucharte... lo siento, Drina.

Las palabras de disculpa al final pronunciadas por Mario parecieron incómodas.

-¡¡Hmph!! ¡Sí es así, puedes irte!

Mario hizo una sonrisa irónica ante la reacción de Drina, antes de salir de la habitación.

Pronto, Drina se quedó sola en la habitación.

-No mueras Marius, el hombre que se robó mi primer beso... regresa sano y salvo...

Drina estuvo deseando la seguridad de Mario todo el tiempo.

* * *

Mientras Drina esperaba por la seguridad de Mario. Él, Julia y sus guardias salían del palacio.

-Marius, espera.

Mientras Marius se preparaba para ir al frente. Teodora estaba desesperadamente de que Mario no fuera; sin embargo, no escuchó.

-¡¡Pero Marius!! ¡¡Eres el único insustituible!! ¡¿Qué haríamos si murieras?!

-¡¡Julia!!

Mario interrumpe a Julia con un tono fuerte.

-Julia, como comandante. No puedo simplemente enviar fácilmente a mis soldados a un lugar peligroso, mientras me relajo de forma segura en otro lugar... por favor, entiende.

-Marius...

Julia, que había escuchado las palabras de Mario, lo miró con inquietud. Sin embargo, aparentemente tomando una decisión, ella asintió.

-Por favor perdóname, mi César. Te seremos leales incluso si tenemos que acompañarte hasta el mismo Tártaro.

-Julia...

-¡Vamos! ¡Qué Marte no de la fuerza para vencer al enemigo!

-¡¡Waaagh!!

Teodora gritó deliberadamente las últimas palabras para inspirar a las tropas, a lo que los legionarios gritaron en voz alta mientras levantaban sus espadas apuntando al cielo.

Mario, que había visto el estado de Julia y sus tropas, relajó su expresión y mostró una sonrisa.

-Ahora, vayamos a la batalla. ¡¡Por Roma!!

-¡¡Por Roma!!

Inmediatamente después de dejar el palacio, corrieron hacia el centro de mando.

Lo que vieron fue una escena espantosa, heridos y muertos por todas partes.

-¿Cuál es la situación, Caudex?

-¡¿Mi César?! Oh, sí... actualmente el ejército de Owary ha estado presionando contra nuestro frente. Pero hasta ahora hemos podido aguantar.

Aunque aún algo afectados por el repentino ataque, los legionarios aún mantuvieron la línea gracias a su disciplina. Lo que obligó al enemigo a retirarse de nuevo.