Erick un antiguo detective retirado es una persona obsecionada con un caso de desapricion del pasado resibe una misteriosa llamada anonima que lo llevara a volver al caso, el inicio que comenzo con esta llamada lo metera a los planes de una organizacion que nos dice que el secuestro de laura no es tan simple como parece
La historia está hecha para que te preguntes si hubieras seguido las decisiones que Erick toma a lo largo de la historia
NovelToon tiene autorización de JH NOVEL para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Tu mirada sobre una niña
Con dedos firmes, pero cuidadosos, desprendes el brazalete de la muñeca de la mujer. El cuero está desgastado, casi pulverizado en algunos puntos, y se desintegra ligeramente al contacto. El olor a lavanda, que antes era sutil, se intensifica al manipularlo. Debajo del cuero desgastado, descubres una fina inscripción grabada en la piel del brazalete, casi invisible a simple vista.
Necesitas la mejor iluminación para poder descifrarla, sin embargo, distinguen algunas letras: "... 8... L..." el resto es ilegible. El cuero está tan deteriorado que cualquier intento de limpiar la inscripción podría dañarlo aún más.
El brazalete, a pesar de su apariencia frágil, se siente sorprendentemente resistente. Detectas una pequeña pieza metálica incrustada en el cuero, apenas perceptible al tacto, que parece una especie de cierre o broche. Está oxidada y cubierta de una fina capa de suciedad, haciendo imposible distinguir su forma exacta. La sensación de los restos de cuero entre tus dedos es inquietante; el material se desintegra como polvo.
El aroma a almendras amargas persiste, y la mezcla con la lavanda crea una extraña paradoja olfativa que te intriga. Un escalofrío recorre tu columna, no de frío, sino de una repentina comprensión parcial, un vago presentimiento que no puedes precisar aún.
Dejas el brazalete sobre una roca seca, procurando no dañarlo más. La imagen de la mujer, serena en su muerte, permanece grabada en tu mente. El silencio de la cámara subterránea pesa sobre ti, denso e inquietante. La combinación de olores –almendras amargas, lavanda, y el persistente olor a tierra húmeda– crea una atmósfera opresiva que te hace sentir observado, a pesar de la soledad del lugar. Te sientes presionado por el peso de los descubrimientos, las piezas del rompecabezas se unen lentamente, pero aún falta una gran parte de la imagen. El número '3' del collar, el '8' del brazalete, la combinación parcialmente legible del candado… cada pieza te conduce a otra, en un laberinto de pistas que se entrelazan, pero no se resuelven completamente.
El diario, con su escritura femenina, y la nota marginal roja y fresca aún te perturban. La descripción de una decisión terrible, un evento violento reciente... ¿Es la mujer que yace ante ti la autora del diario? ¿O una víctima de la persona que escribió la nota? El juguete de Laura, el retrato descolorido, los zapatos rotos… todos estos objetos te hablan de una infancia interrumpida, de un mundo oscuro que se esconde tras la fachada de un tranquilo suburbio.
La sensación de urgencia se intensifica. La búsqueda de Laura Miller se ha transformado en algo mucho más grande, más complejo y peligroso. No solo se trata de encontrar a una niña desaparecida, sino de desentrañar una red de secretos, de destapar la verdad que se oculta tras la aparente tranquilidad de Willow Creek. El peso de tu obsesión se hace más pesado, y el frío, húmedo aire de la cámara subterránea parece penetrar hasta tu alma.
Sacas la lupa de tu maletín, un objeto tan familiar como una extensión de tu propia mano. Con movimientos lentos y precisos, típicos de tu meticulosidad obsesiva, examinas el brazalete de cuero desgastado. La luz tenue de tu linterna se refleja en la superficie rugosa del cuero, acentuando las grietas y las marcas del tiempo. La inscripción, apenas visible, se revela con mayor claridad bajo la lupa: "...8...L...A...". La "A" final es clara, sin duda alguna. Un pequeño escalofrío te recorre la espalda. Laura. ¿Es posible? El brazalete perteneció a Laura. O, al menos, a alguien que conocía a Laura, y que compartía algo con ella.
El componente metálico oxidado, sujeto al brazalete con un pequeño remache, también merece tu atención. Lo desprendes con cuidado, evitando cualquier daño adicional. El óxido es tan denso que es casi imposible discernir su forma original. Lo limpias con un paño suave, revelando un símbolo diminuto grabado en su superficie: un trébol de cuatro hojas. Un símbolo irónico, considerando la falta de suerte que parece haber rodeado a Laura y a quienquiera que llevara este brazalete.
El olor a almendras amargas, ahora más tenue, se mezcla con el aroma penetrante de la tierra húmeda y el metálico dulzón de la sangre seca. Te obliga a inhalar profundamente, un acto que normalmente evitarías debido a tu TOC, pero hoy, la necesidad de analizarlo todo, de comprenderlo todo, supera tu aversión. La mezcla de olores te recuerda a una tienda de dulces, una vieja tienda de dulces cerca del parque donde Laura solía jugar... ¿Una conexión fortuita? ¿O otra pista que te ha pasado desapercibida?
El silencio de la cámara subterránea te envuelve de nuevo, una opresión que te recuerda la magnitud de la tarea que tienes ante ti. La combinación del candado, el diario, el collar… todo parece converger en este punto. Laura. La mujer en la cámara subterránea. El trébol de cuatro hojas. ¿Qué conexión existe entre todos ellos? La tensión en tu cuerpo es palpable; el reloj parece marcar un ritmo implacable. El peso de tu obsesión te aplasta, pero también te impulsa. La verdad te llama, y no puedes ignorarla.
Con la fuerza controlada de tus dedos, sujetas el remache del brazalete. Lo giras con firmeza, sintiendo la resistencia del óxido. Con un pequeño clic, el remache cede, separándose del componente metálico. Debajo, descubres una pequeña cavidad, apenas perceptible a simple vista. Dentro, anidada en la oscuridad, encuentras un pequeño pergamino enrollado.
Está hecho de un papel extremadamente fino y quebradizo, casi translúcido. Con mucho cuidado, lo desenrollas, evitando cualquier daño adicional. La tinta, de un color sepia muy tenue, apenas se distingue, pero, bajo la luz de tu linterna, consigues descifrar unas pocas palabras garabateadas: "Iglesia…reloj…medianoche…". El resto del mensaje está ilegible, borrado por el tiempo o deliberadamente destruido. El pergamino está impregnado con un aroma peculiar: un suave olor a vainilla, completamente ajeno a los otros olores presentes en la cámara.
Esta nueva pista, tan enigmática como las anteriores, te deja con una sensación de inquietud, una mezcla de esperanza y frustración. La iglesia, el reloj, medianoche... ¿Qué significan estos fragmentos? ¿A qué iglesia se refieren? El enigma se profundiza, y la presión sobre ti aumenta.