Un hombre que es muy poderoso y dueño de todo un imperio tendrá que lidiar con una mujer que al principio le parecía la espía o enemiga sin saber que pronto se enamoraría de ella.
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Capítulo 8: Sombras del Pasado
Las primeras luces del amanecer se filtraban por las ventanas de la mansión Calderón, proyectando sombras alargadas que parecían susurrar secretos antiguos. Isabella despertó con la sensación de que el día traería revelaciones importantes. La tensión de los últimos días aún pesaba sobre ella, pero la exitosa operación había reforzado su determinación y ganado algo más de la confianza de Alejandro y Mateo.
Esa mañana, mientras desayunaban, Alejandro recibió una llamada que lo hizo fruncir el ceño. Se levantó de la mesa sin decir una palabra y se dirigió a su despacho, dejando a Isabella y a Mateo mirándose con curiosidad y preocupación.
Unos minutos después, Mateo se levantó. "Voy a ver qué está pasando. Tú deberías seguir con tus tareas de hoy, Isabella."
Ella asintió, aunque sabía que la curiosidad la iba a seguir todo el día. Se dirigió a la biblioteca, donde había estado investigando algunos documentos antiguos sobre la organización Calderón, esperando encontrar pistas sobre sus enemigos y traidores. Mientras revisaba los archivos, sus pensamientos volvían una y otra vez a Alejandro y la misteriosa llamada que había recibido.
Horas más tarde, Isabella decidió que no podía esperar más. Se dirigió al despacho de Alejandro, donde lo encontró hablando en voz baja con Mateo. Ambos levantaron la vista al verla entrar.
"Isabella," dijo Alejandro, su tono más serio de lo habitual. "Parece que hemos recibido información importante. Algo que podría cambiarlo todo."
Isabella se acercó, intrigada. "¿De qué se trata?"
Alejandro la miró con intensidad antes de hablar. "Parece que alguien de nuestro pasado ha reaparecido. Alguien que creíamos muerto."
Isabella sintió un escalofrío recorrer su espalda. "¿Quién?"
"Ricardo Fernández," respondió Alejandro. "Un antiguo aliado que se volvió contra nosotros y desapareció hace años. Pensamos que estaba muerto, pero ahora hay indicios de que ha vuelto y está detrás de algunos de nuestros problemas recientes."
Mateo asintió. "Si Ricardo está de vuelta, debemos estar preparados. Era un hombre peligroso y muy inteligente. Podría ser la mente maestra detrás de los intentos de sabotaje que hemos sufrido."
Isabella comprendió la gravedad de la situación. "¿Qué planean hacer?"
"Primero, necesitamos confirmar esta información," dijo Alejandro. "Mateo y yo vamos a investigar más a fondo. Isabella, necesito que te concentres en asegurar nuestras operaciones aquí. No podemos permitirnos ningún error."
Isabella asintió, aceptando la responsabilidad. "Lo haré. Pero, ¿cómo planean encontrar a Ricardo?"
"Tenemos algunas pistas," respondió Mateo. "Contactos que podrían saber algo. Iremos a hablar con ellos esta noche."
Esa noche, después de que Alejandro y Mateo partieran, Isabella se sumió en su trabajo, organizando las defensas y asegurándose de que todos los aspectos de las operaciones de la mansión estuvieran bajo control. La mansión estaba más vigilada que nunca, pero ella no podía dejar de pensar en Ricardo y en la amenaza que representaba.
Horas más tarde, cuando Alejandro y Mateo regresaron, sus rostros reflejaban preocupación pero también determinación.
"Ricardo está en la ciudad," dijo Alejandro. "Nuestros contactos lo confirmaron. Está reuniendo fuerzas y planea un ataque. Necesitamos estar un paso adelante."
"¿Qué sugieren?" preguntó Isabella, sintiendo la urgencia en el aire.
"Vamos a organizar una reunión con nuestros aliados más cercanos," dijo Alejandro. "Necesitamos una estrategia para enfrentarlo antes de que haga su movimiento."
Al día siguiente, la mansión se llenó de actividad. Los líderes de la organización Calderón comenzaron a llegar, cada uno aportando su experiencia y recursos para enfrentar la nueva amenaza. Isabella observaba y participaba activamente, impresionada por la rapidez con la que todos se movilizaban.
La reunión se llevó a cabo en la gran sala de conferencias, con Alejandro al frente, liderando la discusión. "Ricardo ha vuelto, y debemos estar preparados. Necesitamos saber todo lo que podamos sobre sus movimientos y sus aliados."
Uno de los líderes, un hombre robusto llamado Santiago, intervino. "Tengo contactos que podrían darnos información. Haré algunas llamadas y veré qué puedo averiguar."
Otro líder, una mujer elegante y astuta llamada Valeria, asintió. "Yo también. Además, podemos reforzar nuestras defensas y asegurarnos de que nuestras rutas de suministro estén protegidas."
Isabella tomó nota de todo, admirando la eficiencia con la que se coordinaban. Sabía que cada paso era crucial y que no podían permitirse ningún error.
Mientras la reunión continuaba, Isabella sintió una creciente determinación. Sabía que esta era su oportunidad para demostrar su valía y avanzar en su objetivo de venganza. Pero también comprendía que el peligro era mayor que nunca y que un solo error podría ser fatal.
Al terminar la reunión, Alejandro se acercó a Isabella. "Buen trabajo hoy. Necesito que sigas coordinando con los demás y asegurándote de que todo esté bajo control."
Isabella asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. "Lo haré. No te defraudaré."
Esa noche, mientras todos se preparaban para el inminente enfrentamiento, Isabella se retiró a su habitación, reflexionando sobre todo lo que había sucedido. Sabía que la aparición de Ricardo complicaba las cosas, pero también le daba una nueva oportunidad de demostrar su valía y avanzar en su misión de venganza.
Se prometió a sí misma que no dejaría que nada la detuviera. Estaba decidida a enfrentar a Ricardo y a cualquier otro obstáculo que se interpusiera en su camino. Porque en el mundo de la mafia, solo los más fuertes y astutos sobrevivían. Y ella estaba decidida a ser una de ellos.
La noche se sumió en un silencio inquietante, y las sombras del pasado se cernían sobre la mansión. Pero Isabella sabía que estaba lista para enfrentarlas. Con cada paso que daba, se acercaba más a descubrir la verdad y a cumplir con su destino. Porque en el juego de la mafia, no hay lugar para los débiles. Y ella estaba decidida a demostrar que era más fuerte de lo que nadie podía imaginar.