Nerea, luego de terminar con una relación por más de diez años, se ve en la obligación de buscar otro prometido antes de que su familia se entere que ya no se va a casar.
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capítulo 7
Al llegar al departamento de mi amiga, luego de saludarla le conté todo lo sucedido en estos días, su cara era todo un poema. No podía creer todo lo que le contaba. Cada giro en esta historia la tenía más y más sorprendida, al terminar de hablar dije.
— ... No sé qué voy a hacer mañana cuando vuelva a la empresa, sé que todo mundo ya sabe lo que pasó entre Dylan y yo en ese viaje.
— Nena no sé que decirte, estoy sumamente impactada. No puedo creer lo que Mateo hizo. Eso sí que no me lo esperaba.
— Créeme yo tampoco. Aunque ahora estoy un poco menos afligida. Tal vez te parecerá loco, pero me alivio saber que había un motivo por el cual él estaba haciendo todo esto. No te digo que no me duele, pero me estaba volviendo loca intentando buscar una explicación a su decisión.
— Pero no notaste nada raro, ¿Cómo pudo ocultarte algo así?
— No lo sé, aún no lo entiendo, pero ya no me importa, Mateo en mi vida es alguien de mi pasado.
Veo la mirada de mi amiga y al ver que me estaba poniendo incómoda pregunta.
— ¿Y qué hay con tu jefe?
— ¿Qué hay de qué?
— ¿Podrás fingir estar en una relación con él?
— No lo sé, pero ese fue el trato.
— Ay cariño, no lo sé... tú estás muy sensible en estos momentos, espero que ese hombre no se aproveche de eso para enredarte en su trampa.
— Sarah no estoy para hombres en estos momentos, lo que menos quiero es otra relación y mucho menos con alguien como Dylan.
Veo como mi amiga me mira y contesta.
— Claro, porque un hombre como él, rico, guapo, heredero y exitoso lo encuentras en cualquier esquina.
Sonrió al oír sus palabras y agregó.
— No te olvides de sus mejores atributos, mujeriego y mentiroso. Acabo de terminar una relación con un completo farsante, no quiero, ni tengo ganas de meterme con otro hombre así.
Veo como mi amiga me mira sin creer en mis palabras, pero aun así no toca más el tema. Tal vez parezca algo ingenua, pero no volveré a caer con otro hombre como Mateo.
Luego de estar conversando por un rato más, decidimos salir a cenar y después volvimos a su departamento, me había insistido en quedarme hasta que consiguiera otro lugar donde vivir.
***
Al día siguiente.
Me levanté temprano como siempre y luego de ir a correr volví a preparar el desayuno para ambas, Sarah era escritora, manejaba sus tiempos desde la comodidad de su casa y es por eso que no estaba acostumbrada a madrugar, aun así había hecho un gran esfuerzo para levantarse temprano y mientras desayunábamos dijo.
— ¿No te pondrás el anillo que te dio Dylan?
— No, tengo miedo de perderlo, mi familia es rica, pero yo vivo de mi sueldo y mis ahorros. Si pierdo ese anillo no me va a alcanzar la vida para pagarlo. Además, que tiene valor sentimental, pertenecía a su madre.
— Pues creo que deberías ponértelo. Cuando llegues a la empresa hoy todos estarán pendiente a eso, si no quieres que los demás duden de ustedes deberías llevarlo.
Mirando seriamente a mi amiga, pienso en sus palabras y tomando mi bolso saco el anillo de uno de sus bolsillos.
No estaba segura de si era lo mejor, pero aun así lo coloque en mi dedo y al ver como ella también quedaba sorprendida por la gran roca que tenía el anillo dije.
— Lo sé... es demasiado grande, seguramente su madre tenía gustos algo caros.
— ¿Es de verdad? — Veo como Sarah toma mi mano y observando la piedra de cerca agrega. — Vaya sí que confía en ti... con esta roca podrías comprarte una casa.
Sonrió por lo exagerada que es mi amiga y luego de hablar de algunas cosas más, tome mis cosas y me dirigí a la empresa. Debía enfrentar a todos tarde o temprano y aunque no me gustaba mucho ser la comidilla de nadie, debía actuar normal por el bien de nuestro acuerdo. Al cabo de unos minutos llegue al estacionamiento y en cuanto estaba por bajar, la llamada de Dylan sonó en mi celular, tome mi teléfono y contestando dije.
— Bien día...
— Buen día, Nerea, ¿ya llegaste?
— Sí acabo de estacionar en el parqueadero de la empresa...
— Bien, espérame ahí... ya estoy llegando.
Sin poder preguntar nada más, colgó la llamada y no paso mucho cuando su auto llegó al estacionamiento. Me acerque a él y al ver como este al verme me saludo con un beso en la mejilla quedé fría. No pensé que desde el primer momento en la mañana nuestra actuación comenzaría. Veo como rodea con sus brazos mi cintura y atrayendo hacia él dice.
— Mi padre nos está observando, venía justo detrás de mí.
Al oír eso subo mis manos a su cuello y sonriendo acomodo el cuello de su camisa para luego decir.
—Pudiste habérmelo dicho en la llamada. — Veo como sonríe aún más y acercándose un poco a mi rostro contesta.
— No sería divertido.
De reojo puedo ver como el presidente se acerca a nosotros y actuando tímidamente me separó de Dylan y lo saludo.
— Buenos días, señor. – Veo como me mira intensamente como intentando entender que estaba pasando entre nosotros, pero aun así dice.
— Buenos días, señorita Palmer. No estaba al tanto que ustedes se conocían...
— Bueno papá yo diría que nuestra relación es algo más profunda. Pero no hablaremos de eso aquí, quiero invitarte a cenar esta noche, Nerea y yo tenemos que darte una gran noticia.
Veo como Dylan toma mi cintura nuevamente y pegándome a su cuerpo sonríe mientras me mira con ¿Ternura? La verdad es que cada vez me quedo más impactada por la facilidad que tiene este hombre para mentir.
El señor Felipe al igual que yo mira a Dylan y asimilando sus palabras dice.
— Muy bien hijo, envíame la hora y el lugar de a donde quieres ir.
Al ver que la conversación ya estaba por terminar me adelanto antes que se vaya y digo.
— ¿Señor podría mantener esto entre nosotros por ahora? – Veo como su mirada se agudiza y agregó – Hablaremos con mis padres cuando vengan la próxima semana, quiero que ellos también escuchen de nosotros lo que tengo que decir.
El presidente asiente levemente a mis palabras y sin más se despide de ambos para luego dejarnos a solas. Miro a Dylan y completamente avergonzada digo.
— Viste como nos miró... Creo que no esperaba vernos juntos.
— Eso parece, pero tú sigue con el plan y estaremos bien. Bueno te veo más tarde en la junta de proyecto.
Asiento y despidiéndome de él, camino hasta llegar a la entrada de la empresa y dirigiéndome a mi oficina puedo sentir las miradas de todos a mi alrededor, aun así intento no prestar atención y sigo mi camino. Debía concentrarme en mi trabajo y nada más.