La Guerrera Del Aire

NIGEL

- Te ves muy bien hermano – me dice mi hermanita quien entra en mi habitación mientras termino de arreglarme - con casi 12 años Aura es una joven hermosa, de cabellera rubia, como nuestro padre a diferencia de la mía que es de color lila y sus ojos rosas, como los de mi madre y los míos, Aura es una auténtica belleza.

- Gracias hermana – le digo con una sonrisa amarga.

- Sonríe, son solo unas horas y después no la verás por al menos una semana – me dice mi hermana en un intento por levantarme los ánimos, y bueno lo logra, porque sí, debido a mis deberes, solo suelo ver a mi tormento una vez a la semana.

- Tú si sabes cómo hacerme sentir mejor – le digo a mi hermana, a quien le doy un beso en la frente y salgo de mi habitación para enfrentar las peores horas de mi vida.

Llego a la mansión Rivotra y allí me espera Auretta para hacer su entrada. Con disgusto dejo que se cuelgue de mi brazo y le brindo la sonrisa más falsa del mundo, aunque a los ojos de cualquiera luce auténtica, y es que mi nana me ha enseñado bien.

- Felicidades, señorita Auretta, hoy luce especialmente hermosa – la elogio a lo que ella finge estar apenada, y sí, se ve superfalso, se nota que no tiene ni  la mitad de la astucia de su trepadora madre.

- Gracias Nigel – me contesta ella, dejando de lado el protocolo y los modales básicos, una muestra más de sus deficiencias.

Hoy no solo es el cumpleaños de Auretta, sino también de su hermana, la joven Rakia, cuando ambas jovencitas tenían 12 años, yo fui la pareja de Auretta en su fiesta y pregunte por su hermana, puesto que nadie la había visto desde que fue llevada al templo con 8 años, al mencionar a la joven Rakia, pude ver como los ojos de Auretta se llenaban de odio.

- Ella es muy enfermiza, así que está descansando – me contesto en esa ocasión Auretta, y puede notar como su voz estaba llena de rabia contenida, por temor a que tomara represalias contra la servidumbre o peor aún contra de su hermana, alabe exageradamente su consideración por su hermana, así como cualidades que es obvio que no tiene, desando así que olvidara mi pegunta.

Y es que a pesar de solo ser una plebeya con suerte, la actual duquesa y su hija disfrutan de humillar a todo aquel que consideren inferior y sin apoyo en esa casa, me preocupa la integridad de la joven Rakia, pero poco puedo hacer, puesto que mi madre nunca me dejaría intervenir, si no se lo dejo hacer a la condesa Yobana, quien como petición pidió la custodia de la niña, menos a mí.

Debía a su actitud nefasta no dudo que maltraten a la servidumbre o la verdadera señorita de la casa, puesto que eso es Rakia, hija de la legítima duquesa, una mujer más que admirable, Rakia es la legítima heredera del ducado Rivotra, pero no creo que la arpía de su madrastra la deje tomar el lugar que por derecho le pertenece

Debo de admitir que muchas veces soñé con que Rakia fuera mi prometida y no Auretta. Algo en mí me decía que aquella joven, a la que nunca había visto, era todo lo contrario a su hermana y por ende eran una mujer con la que sí me veía compartiendo mi vida.

Pase el resto de la noche diciendo mentiras, es decir, alabando a Auretta, y después de 2 horas llegue a mi límite, por lo poniendo como excusa que debía de descansar, puesto que tenía que salir mañana temprano a hacer un recorrido por algunos pueblos, algo que era verdad, pero debido a mi estricto entrenamiento, necesito descansar menos que la mayoría de las personas, pro lo que podía quedarme más tiempo sin problemas, pero ya no lo soportaba, así que después de disculparme por mi apresurada partida deje aquella casa, con una sensación desagradable sobre mí y solo podía cuestionarme sobre mi futuro, si apenas y puedo aguantar dos horas a lado de Auretta, no podía encontrar la manera de convivir toda mi vida con ella.

RAKIA

La fiesta termina a altas horas de la madrugada, una de las sirvientas de la casa me hace saber que esta ya ha terminado y de muy malos modos, me saca de la habitación, aun cuando no era necesario, puesto que yo ya iba de salida, y me lleva hasta las cocinas, donde espesara mi trabajo.

Al ver el desastre yo solo puedo suspirar y comienzo con mi trabajo, para mi mala suerte no hay comida por ningún lado, seguramente las muy zo**as la movieron toda de lugar para que yo no pudiera comer aunque sea un poco, son unas desagraciadas, pero ya me las pagaran, una vez salga de aquí, y me reúna con mi madre, iré hasta el templo del aire, y les diré la verdad, así como la gran Águila, y líder del templo por derecho, tomaré sus soldados y haré sufrir a todos los que habitan esta casa, los haré pagar por todo lo que nos hicieron a mi madre y a mí.

Una vez terminó con la cocina, me dirijo hacia el comedor, donde el desorden es grande, y nuevamente no hay nada que pueda comer, así que resignada, continuo con mi trabajo, dejando por último el salón, siendo este el que suele estar más limpio y por ende me da menos trabajo.

Llego al salón y efectivamente no está tan mal, por lo que comienzo con mi trabajo, entonces, me detengo frente a una de las paredes del salón, siendo esta un gran espejo y aunque no me queda mucho tiempo, me detengo a contemplarme un poco, y la verdad me veo horrible, es claro que mi salud no es muy buena, estoy demasiado delgada y mi piel tiene un pésimo color, a eso debemos agregarle que para nada luzco como alguien que acaba de cumplir 17 años, luzco más joven, en parte es por mi estatura, soy muy baja, en parte es porque no tuve la alimentación correcta durante mi crecimiento, pero lejos de eso, la verdad es que soy muy bonita, y eso debo agradecérselo a mi madre, puesto que mi mamá Celeste, siempre me dijo que me parecía a ella, mi cabello es de un azul muy claro, casi blanco y mis ojos son de un color gris muy claro, más claros de lo que eran los de mi madre.

Con mis ánimos un poco mejor, puesto que admirarme frente al espejo siempre me ha ayudado a levantar mis ánimos, termino de limpiar el salón justo a tiempo, la pu**a de Kapheira entra a revisar mi trabajo, y aunque no tiene razones para quejarse, aun así lo hace, y me castiga dejándome sin desayunar, y me manda a limpiar los establos, maldita bruja, dejo el salón muy enojada, pero nada sorprendida y me dirijo a los establos, el lugar está algo lejos, y no hay mucho personal allí, talvez pueda dormir un poco antes de comenzar, además los caballos son mucha mejor compañía que las personas, por lo que tal vez mi mañana no sea tan mala, y mientras comienzo con mi trabajo, solo puedo darme ánimos.

- Solo un poco más, ya pronto encuentras tu boleto de salida – me digo a mí misma y es que hace unos días encontré un escondite dentro de la habitación de la Kapheira, pero no tuve tiempo de abrirlo ni mucho menos de revisarlo, pero sé que allí está lo que necesito y tarde o temprano tendré la oportunidad de revisarlo y al fin podre irme.