El Paraíso De Adán

Apenas llegamos a ellos mis padres lo abordaron con cariño.

- Adán que felicidad verlos por aqui.- Mi padre lo abrazó y mi madre le siguio, hablaban de no se que cosa porque mi mente no estaba ahi, mi cuerpo tampoco queria estar ahi, pero era lo que debia, mantuve una sonrisa mientras mis padres pasaban de mi olímpicamente, el brazo de Adán se quedo en mi cintura asegurándose de que no fuera a correr lejos de ellos, los escuchaba parlotear sobre mi.

- Es verdad mi dulce Eva estas tan preciosa.- mi madre agarro mis manos entre las suyas y me miro, con el mismo rostro que les dedicaba a todos, como la maravillosa esposa trofeo de mi tonto padre.- te he extrañado tanto hija, porque no me has llamado.

- No he tenido tiempo, lo siento madre.- le dedique una de las tantas sonrisas que tenia en mi repertorio de falsedad.

- deben visitarnos pronto, la abuela Hilda cumplirá 90 este viernes, haremos una celebración en la mansion, los esperamos ahi.

Adán me acerco mas hacia el alejándome de las manos hipócritas de mi madre.- Ahi estaremos.- me miro sonriente y beso mi frente con dulzura.

- Hay miralos tan cariñosos, espero que estes cuidando muy bien de mi hija Adán.

- Claro, Eva es lo mas importante para mi.- Adán me miro a los ojos con una sonrisa, el maldito era buen actor, era un demonio en toda regla, sus ojos expresaban una dulzura tan creíble que si no supiera la verdad tambien me lo hubiera tragado.

Ese momento dulce lo rompió una de las voces que menos queria escuchar.

- Prima pero como has estado, no nos presentas a tu esposo.- venia agarrada del brazo de Andrés, tenia un vestido rojo con un escote abierto hasta el ombligo, demasiado vulgar para mi gusto.

- Claro, Esposo ella es Lina mi prima y su esposo Andres.- Adán le dio la mano Andrés y Lina se lanzo a el besando sus mejillas, no puede ser que mi madre y mi prima habian besado las mejillas de mi esposo y yo nisiquiera tenia permitido llamarlo por su nombre, pero que lindo empezaba la noche.

- Vengan siéntense con nosotros.- Mi madre nos invito a ir con ellos y Adán como todo caballero acepto, los seguimos a su mesa y ahi en la mesa estaba la unica persona que me amado de todo corazón en la vida, mi abuelita, estuve tan tentada de soltar la mano de Adán y salir corriendo a sus brazos, el camino hacia ella se sintio tan largo hasta que al fin llegamos.

- Evangeline mi niña.- solte la mano de Adán y me acerque a ella lo mas elegante y educado que pude, me sente en la silla que habia a su lado y tome sus manos.

- Abuelita te he extrañado tanto, no sabía que estarías aqui.

- Solo vine para verte hija y conocer a ese esposo tuyo, sabia que vendría aqui y como buen hombre de negocios obvio tenia que traer a su preciosa esposa.

- Estoy feliz de que estes aqui abuela.

- Y donde esta tu esposo traelo aqui.- Adán todavia no se habia sentado, Andres parecia enfrascado en una conversación con el que termino con Adán dandola una sonrisa bastante egocéntrica y Andres mirándolo con rostro desencajado, vino hacia nosotras con una sonrisa y se sento a mi lado.

- Usted debe ser la abuela de mi hermosa esposa, es un gusto conocerla, Eva me ha hablado mucho de usted

Mentiroso.

Mi abuela rio de sus palabras.- No lo creo pero hare como que lo crei.- Adán se rio con ella, mi abuela no era una mujer facil de engañar.

- Entonces señor Krimett, estas haciendo feliz a mi nieta?.- Mi abuela lo miro con esos ojos intimidantes que siempre me hacían decir la verdad, pero Adán, el era experto en mentir, en fingir, era perfecto en ser perfecto.

- Claro eso ni lo dude, la felicidad de mi esposa es primordial para mi.

- Me alegra escuchar eso.- mi abuela se quedo en silencio y el evento comenzo, presentaron el proyecto, estuvo magnífico a mi parecer, estaban haciendo una fusion de empresas presentando una nueva linea de electrodomésticos con tecnología avanzada, bastante sorprendente, cuando terminaron repartieron copas y todos brindaron, todos comenzaron a hablar entre ellos y Adán se alejo.

Mi abuela se acerco a mi oido.- Eres feliz mi niña.

Senti que la saliva se atoraba en mi garganta, si quiera sabia lo que era ser feliz?

- Si abuela soy feliz, Adán es un buen marido, vivo en un paraíso, que mas podria pedir.

- Aveces vivir en el paraíso no es suficiente Eva y se que muy en el fondo lo sabes, espero que esta vez de verdad puedas ser libre Evangeline.- Mi abuela dio unas palmadas en mis manos con dulzura y nos quedamos en silencio hasta que Adán volvio a mi lado.

- Esposa ven te necesito a mi lado.- me despedí de mi abuela y me fui con Adán, a cada lado donde llegábamos todos los trataban con respeto, las mujeres babeaban por el y los hombres lo alababan como si fuera el mismísimo dios, yo solo sonreí y bebi de mi copa, hable solo lo necesario, todos bendiciendo nuestro maravilloso matrimonio, tan hipócritas, en un momento de la noche al fin estábamos solos, Adán tomo una copa para mi y otra para el, bebimos en silencio mientras contemplábamos el lugar, la gente bailaba, bebia y se relacionaban con exuberante soltura.

Senti a Adán detras de mi, sus manos deslizándose por mi vientre y su boca posandose en mi cuello, todos los nervios de mi cuerpo se activaron, su boca subiendo por detras de mi oido, sentia que todo me daba vueltas, mi cuerpo vibraba a la sintonia de la musica, Adan me dio la vuelta y me miro a los ojos, sus ojos brillaban como dos diamantes preciosos.

- Bailas conmigo esposa?.- Asentí y el me llevo a la pista de baile, su mano posandose en mi espalda y acercándome a el, su colonia era tan varonil y exquisita, podia sentir su duro pecho pegado al mio, su mano grande encajada en la mia, dimos vueltas en la pista de baile, bailando tan coordinados, cuando la musica acabo y paramos, estaba agitada y podia ver que el tambien, todo mi cuerpo temblaba y mi corazon iba a una velocidad descomunal, Adán me jalo a el rápidamente y sus labios se pegaron a los mios, dejandome aturdida, era la primera vez que alguien me besaba, mis labios cosquilleaban sobre los suyos, su mano acariciando mi espalda, parados en el medio de la pista de baile, sus labios se quedaron sobre los míos por segundos que se sintieron eternos, no queria que acabara, pero como todo lo bueno tiene que acabarse rapido, Adan se alejo de mi, me dedico una mirada fiera, salvaje, sus ojos oscurecidos y su mandibula apretada.

- Es hora de irnos a casa mi dulce Eva.