Entre el Amor y la Cordura

* Lian*

Cuando vi a Álvaro en el VIP, mi corazón casi se detuvo. Me puse muy feliz, pero luego me enfurecí mucho. ¿Cómo hace eso? Este es mi trabajo, puede que no sea nada para él, pero de ahí saco mi salario. No puede hacer esto en mi vida. Ahora estoy dentro de su coche, yendo no sé a dónde. El coche está en total silencio, estoy mirando el paisaje porque si lo miro a él, le aprieto el cuello. No es que vaya a lograrlo, porque es enorme, pero no me faltan ganas.

El coche entra en el estacionamiento de un edificio de lujo, se detiene en un estacionamiento privado. Él sale del coche y abre la puerta de mi lado.

Álvaro_ Sal.

No salgo, me quedo mirando su cara. Últimamente lo noto muy extraño, no sé qué más está pasando. No salgo, sigo en el mismo lugar.

Me mira, echa la cabeza hacia atrás y suspira y me mira de nuevo.

Álvaro _ Cerecita, sal del coche o te voy a echar al hombro…

No digo nada y salgo del coche, él va adelante y yo lo sigo.

Entramos en el ascensor que nos llevó al ático. Caramba, qué lugar tan lindo, solo he visto un apartamento así en revistas. Él cierra la puerta y va al centro de la sala y se quita la chaqueta. Cuando se gira hacia mí, veo que está armado, el arma está sujeta a su funda. Me giro y salgo corriendo hacia la puerta cuando lo escucho llamarme.

Álvaro _ Cerecita, ¿qué estás haciendo? ¿Qué está pasando? ¡Vuelve aquí!

Lian _ E_estás armado… (digo tartamudeando, ya casi llorando)

Álvaro _ Sí, pequeño, ando armado.

Él saca el arma y la guarda en un cajón y viene hacia mí, me da un beso y un abrazo fuerte.

Álvaro _ No tengas miedo, mi amor, no te voy a hacer nada.

Comenzó a besar mi cuello y a acariciar mi espalda.

Álvaro _ Te necesito, pequeño.

Vuelve a besar mi cuello y mi oreja y acabé soltando un gemido. Sus manos van hasta mi trasero y lo aprieta. Lleva las manos hasta mi cabello y tira, haciéndome mirarlo.

Álvaro _ Te quiero, mi cerecita, te quiero ahora, pero solo seguiré adelante si tú también quieres.

Él terminó asintiendo con la cabeza. Ya estoy tan desordenado que ni siquiera tengo fuerzas.

Álvaro _ Quiero oírte decirlo, pequeño.

Lian _ Yo quiero...

Me levantó y me entrelacé en su cintura, me besó y fue subiendo las escaleras conmigo en brazos. Llega al dormitorio y me acuesta en la cama, aún encima de mí. Sus manos pasan sobre mi cuerpo, yo hago lo mismo hasta que su mano llega a mi miembro. Él me mira y me da una sonrisa. Comenzó a quitarme la ropa. Cuando llega a mis calzoncillos, besa mi miembro por encima de los calzoncillos. No aguanto y suelto un gemido alto.

Lian _ haaa senadoooor

Él sonríe y se quita los calzoncillos. Se levanta y se queda de pie mirándome, observa todo mi cuerpo. Me da vergüenza y pongo las manos delante y él se quita la camisa y los pantalones, quedando solo en calzoncillos. Se agacha y abre mis piernas y comienza a pasar la lengua por mi entrada y hace un movimiento con la lengua penetrándome con ella. Comienzo a gemir sin parar hasta que él colocó mi miembro entero en su boca y comenzó a succionar. Luego fue a la cabecita y bajó de nuevo. Estuvo así hasta que me derrumbé en su boca. Él tragó y me dio una sonrisa traviesa. Me quedé sin gracia y sin fuerzas.

Lian _ Lo siento, no dio tiempo a quitarlo (digo con mis mejillas calientes y jadeando)

Álvaro _ Me encantó sentir tu sabor, cerecita, y hoy voy a embadurnarme contigo, voy a sacártelo todo hasta que no quede nada.

Me ataca una vez más.