Ivis vivía con du madre, se tenían una a la otra y vivían de la venta de fritos; cuando Ivis cumplió los 18 comenzó a buscar trabajo para ayudar a su madre y pagar sus estudios, pero nada le salía como quería.
Por otro lado había otro joven de 20 años casi en la misma situación, con la diferencia que ella tenía casa propia, el también por medio de su abuela, pero por alguna razón la pierden.
Descubre que pasa desde el inicio hasta el final.
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UN DIA MAS
El no podía creer que le estuviera cobrando por llevar a su propia madre al hospital de emergencia, sabía que no eran una familia unida, pero no esperaba que también lo fueran en un momento de emergencia por salud. Cuando llegaron a la casa Abel fue a la habitación que compartía con su abuela a buscar dinero para pagarle a su tía, Nirida confirmó que ella no era importante para sus hijos, al único que ella le importaba de corazón era a su nieto Abel.
Nirida vio como su hija tomaba el dinero sonriente, después dio la vuelta y se fue a su habitación dejándola parada junto a Abal quien la miró sonriente y le dijo.
ABEL: Ven abuela, vamos para que descanses un poco.
NIRIDA: Gracias mi niño, gracias por estar pendiente de mi siempre.
ABEL: No tienes nada que agradecer, yo soy el que tengo que agradecerte por haber cuidado de mi desde que mis padres partieron de este mundo.
NIRIDA: Tu padre era tan diferente, tenía un buen corazón, no como tus tíos.
ABEL: Acuéstate abuela ¿porque mi tío y mi tía son así?
NIDIA: Los crié a todos por igual, les di todo mi amor, les enseñé a ser personas educadas, pero no se en que falle, no se porqué cambiaron tanto.
ABEL: El cambio ya fue decisión de ellos, tu cumpliste con ser una buena madre, así como también eres una buena abuela.
NIDIA: Eres el único que lo dices, tus primos no dicen lo mismo, también están como sus padres.
ABEL: Bueno, entonces ya sabes que somos los dos, voy a cocinar.
Abel cocinó para él y su abuela ese día, quería encontrar un mejor trabajo para mejorar sus condiciones de vida, pero no tenía una carrera profesional.
Al día siguiente antes de irse a trabajar le dejó el desayuno listo a su abuela, cuando iba camino a su trabajo vio a algunos de sus vecinos salir a trabajar en oficinas, sabía que eran profesionales y se dio cuenta que estudiar hacia la diferencia, comprendió que los trabajos más duros eran para quienes no tenían una carrera profesional, aunque también habían profesionales ejerciendo trabajos pesados porque no habían encontrado, pero tenían esperanzas de conseguir algo mejor; pero él por él momento se iba a conformar con lo que Dios le había dado, pero iba a luchar para seguir adelante.
Por otro lado, Ivis ayudó a su madre y después salió nuevamente a buscar trabajo, no quería rendirse tan fácil, esa mañana camino por varios almacenes de ropa, calzado, de electrodomésticos, pero no encontró nada.
Ivis resignada ese día regresó a su casa a la once de la mañana, al llegar se desplomó sobre el sofá de la sala, que compartía espacio con la cocina; la madre la vio y dijo.
ANTONIA: ¿Cómo te fue mi reina?
IVIS: Bien porque regrese a casa con buena salud, pero de trabajo no conseguí nada.
ANTONIA: No te desesperes hija, algo bueno llegará.
IVIS: Dios te escuché mami.
ANTONIA: Ya está el almuerzo, si quieres comer te sirvo.
IVIS: No mami, todavía no.
ANTONIA: Me avisas, o te sirve, voy a recostarme un rato.
IVIS: Si mami, ves descansa tranquila.
La madre se fue dejándola sola, Ivis entró a mirar las redes sociales que muy poco utilizaba, miro por unos minutos y después se quedó profundamente dormida. Antonia también se había dormido, después de una hora se levantó sobresaltada sin saber qué hora era, miró el reloj confusa; ya eran las doce y más, salió de su habitación para saber si su hija ya había almorzado, pero la encontró dormida en el mueble.
Antonia no quiso despertarla porque sabía que su pobre hija estaba cansada de tanto caminar buscando trabajo, le dolía ver que su hija no le salían las cosas como quería, y se preguntaba por qué, no entendía las razones, su hija era una buena persona, una excelente hija. Antonia la miró con tristeza, pero a su hija no le iba a demostrar eso, al contrario, la iba a animar a seguir adelante sin rendirse porque nada en la vida era fácil para las personas que querían seguir adelante siendo de escasos recursos.
Ivis se levantó con más energía, miró a un lado y vio a su madre sentada en una mecedora leyendo un libro, se sentó u mirandola pensó. 💭 y... ¿si busco trabajo en casa de familia? me podría dar tiempo para estudiar por las noches, voy a intentar esta opción.
Al dia siguiente después de cumplir con su ayuda, Ivis salió a buscar trabajo, se fue a unos de los barrios de estrato alto a buscar trabajo en casa de familia, un día más buscando trabajo, pero sentía una corazonada que iba a conseguir algo, caminaba relajada por la calle del barrio de alta sociedad sorprendida por sus edificios, y casas inmensas
Ivis vio a un portero de unos sesenta años, se acercó a él muy espontánea y dijo.
IVIS: ¡Buenos días señor!
PORTERO: Buenos días señorita, ¿en qquéle puedo ayudar?
IVIS: Ufff, estoy buscando trabajo, ¿no sabe si alguien necesita una empleada?
PORTERO: No… no he escuchado nada en este edificio, pero si gustas me dejas tu contacto y si sé algo te aviso.
IVIS: Se lo agradecería mucho.
PORTERO: ¿No estás estudiando?
IVIS: NO... por eso busco trabajo, para poder estudiar, yo solo tengo a mi madre y lo que trabaja nos alcanza para los servicios y comer, no me quejo, pero quiero superarme y salir adelante con mi madre.
PORTERO: Me alegra que pienses así, no todas piensan lo mismo
IVIS: Voy a seguir buscando, gracias por todo.
PORTERO: Qué te vaya bien niña, ojalá consigas algo pronto.
Ella siguió caminando, pero las casas estaban cerradas, los porteros de los edificios no estaban afuera, ella se detuvo un momento y se dijo.
IVIS: ¡Qué boba eres Ivis! Los porteros no van a estar en la entrada esperándote, tienes que llegar o de no, no vas a conseguir nada.
Ella comenzó a llegar a la puerta de los edificios, los porteros salían muy amablemente, pero todos le decían que no habían escuchado nada.