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Lucymomhistorias...
Wellia una hermosa gimnasta pone sus ojos en una persona que traerá muchos conflictos entre su madre y su hermana que se han hecho cargo de ella.
Una historia donde la verdad parece mentira y la mentira parece la verdad.
la historia dará un giro inesperado tras un suceso que marcará a la familia Zanetti.
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Capitulo 7
Willow:
Había demasiada clientela, no dejaban de llegar los clientes por donde me mirara estaba repleto.
Mis compañeras estaban de la misma manera como pulpos tratando de llevar las charolas sin que se nos cayeran ni uno sola.
Delia: Willow… aquí está el festejado.
Sonreí asintiendo con la cabeza, miré que se trataba una de las mesas que siempre se llenaba con los chicos que a mi punto de vista siempre venían por una de mis compañeras.
Gerente: TODOS APLAUDIENDO… QUE NUESTRA ESTRELLA FELICITARÁ A UNO DE NUESTROS CLIENTES FAVORITOS.
Me encantaba mi trabajo, siempre un ambiente donde nosotras nos sentíamos a gusto sin ni un solo cliente mañoso o peor de esos que solo quieren llamar la atención, por consiguiente todos nos conocían a nuestra manera de celebrar.
El bartender llenaba las copas de manera divertida, todos estábamos atentos para el efecto de la noche que le gustaba llamar la atención.
Los aplausos empezaban a escucharse, el juego de las botellas en las manos de Roberto hacía más emocionante la espera, muchos clientes se acercaban para ver los trucos en que las iba llenando, mi compañera y yo empezábamos a dejar los hielos fluorescentes donde con la luz casi sin dejar de ver hacia que tomaran sus colores correspondientes.
- Eso.
- Bravo.
- Genial
- El mejor lugar.
- Diversión absoluta.
Uno de los clientes me tomó de la cintura dando vueltas en forma de baile, extendí mis manos con él haciendo un ligero movimiento de cadera…
Voz: VAMOS MUCHACHOS A ENCENDERNOS ESTA NOCHE QUE AUN EMPIEZA.
El cliente me soltó, las 10 camareras, pasamos al frente, los clientes se iban apartando dando espacio para bailar con el festejado que animadamente venía hacia nosotras dando pasitos chistosos, nuestras risas y carcajadas se podían escuchar a pesar de la música a todo lo alto.
Todos contaban en cuenta regresiva… Los chicos de las batucadas se estaban preparando levantando sus baquetas de la mano derecha. Las luces se encendieron de muchos colores, empezaron a sonar sus tambores…
El festejado demasiado animado estaba al frente, hasta sus amigos estaban aplaudiendo, emocionado, nosotras movíamos nuestros cuerpo al son de los batucazos, nos íbamos de un lado y del otro, teníamos que levantar el ambiente, aunque realmente no era tanto la necesidad de nosotros ya que siempre estaban los mismos que ya nos conocían.
Uno de los amigos del festejado se acerco tomando mis manos, sostuve las suyas motivando a que siguiera mi ritmo, él negaba con la cabeza pero le asentía para que lo intentara. Pasó su mano por mi espalda atrayéndome un poco.
Ni él ni yo dejamos de bailar. Así que correspondí a su gesto de dar vueltas mientras bailábamos.
Chico: Veo que estas comprometida.
Necesitaba acercarse demasiado para poder escucharlo, negué con la cabeza ya no lo había logrado escuchar a la perfección.
Willow: No te escuché.
Chico: Tu mano. Tu sortija.
Sonreí mirando mi sortija, la llevé a mis labios dejando un beso sobre ella.
Willow: En dos meses me caso.
Chico: Ohhh, perderemos a nuestra mesera favorita y ya no podremos bailar así.
Le di unas ligeras palmaditas en las manos. Lo solté llevando hacia las bebidas que ya iban a empezar a repartirse, el mesero jugó un poco más al servirlas, acercó un poco de fuego, donde cubría por encima de ellas, cada uno de sus amigos sostuvieron sus vasos, ellos nos entregaron las nuestras. Negué con la cabeza, pero hasta el cumpleañero asintió con la cabeza. Total que sería una.
Ellos las bebían hasta el fondo, le di un buen sorbo. Sacudiendo con la cabeza, me había bebido la mía de un solo trago. Mis manos ventilaban mi cuerpo del calor y de lo que me estaba quemando por la garganta.
Solo vi cuando al chico salió del otro lado cayendo, miré hacia donde lo habían empujado, el gerente se metió viendo que se trataba de Darío. Él negaba con la cabeza, me apresuré llegando hacia él.
Willow: ¿Qué te sucede?
Darío: ¿Crees que no estaba viendo desde la entrada?
Los del bar hasta tuvieron la necesidad de detener la música, negué con la cabeza sosteniendo su mano, él la apartó dándose media vuelta.
Gerente: ¿Qué fue eso Willow?
Willow: No lo sé.
Me di la media vuelta mirando por ambos lados, no lograba en dar con Darío, él nunca se había comportado de esta manera y menos conociendo mi trabajo donde realmente no estaba haciendo nada malo.
Salí del bar viendo que él caminaba hacia su auto, corrí desesperada, quería una explicación de saber lo que estaba pretendiendo con esa actitud.
Willow: DARÍOOOO.
Pasó de mis palabras, viendo que se iban aparcando unas camionetas negras, abrió la puerta de su auto. Negué con la cabeza llegando hacia él.
Willow: ¿Qué te sucede? ¿Por qué hiciste eso?
Darío: Nunca pensé que te prestaras a este juego Willow.
Willow: ¿Qué juego?
Darío: siempre he confiado en ti, por que me has dicho que tu empleo te gusta y te la pasas de lo mejor. PERO ESO WILLOW, TE ESTABA TOQUETEANDO.
Cubrí mis labios con mis manos, pasé mi atención al grupo de personas que nos miraban al escuchar que nos habían levantando la voz, habían mujeres y hombres tomados de la mano, ellos se miraron entre si, negué con la cabeza.
Willow: Sabes como es mi trabajo.
Darío: claro, lo sabía hasta vi que permites que te manoseen.
Willow: Eso no fue así.
Darío: Vine para estar contigo, para tener un rato a solas por el tanto trabajo que tengo, pero miro que no valió la pena en venir y presenciar como otro… otro manosea a mi prometida y ella lo permite, no sé que tanto has permitido.
Me acerqué dando pasos grandes, levanté mi mano soltando una cachetada, tan fuerte que sentía como mi mano empezaba a latir… él ladeó su cabeza sosteniendo cuando se tambaleó…
(Escuchen- Tessa, Era)
Mis ojos me ardían demasiado… contenía el dolor de sus palabras sin prueba alguna.
Willow: No vuelvas a faltarme al respeto. Me extraña que a esta altura, juzgues mi empleo cuando has estado presente en todo momento cuando he tenido los invitados de los que cumplen años. NO ESTABA HACIENDO NADA MALO.
Darío: Para ti no es nada malo, por que veo que ya te acostumbraste. Me has decepcionado Willow.
Entreabrí mis labios, trataba de controlarme, no iba a dejar caer ni una sola lagrima demostrando que me afectaban sus palabras, no lograba entender por que se comportaba de esta manera acusándome de algo que siempre ha sabido como se maneja.
Me miró abriendo la puerta del auto, se subió cerrando, no lo iba a detener, tengo la consciencia tranquila que las cosas no son como él cree. Solo era mi trabajo y no afectaba para nada mi relación, encendió el auto, dio reversa a gran velocidad avanzando, caminé hacia el frente viendo como doblaba en una de las esquinas desapareciendo por completo.
Mis lagrimas empezaron a caer, no podía creer que se comportara de esa manera, solté un gran respiro apartando mis lagrimas, quizá no era el momento y menos el lugar para hablar de lo sucedido, los ánimos estaban calientes y más por algo que él mismo se creó sin escuchar…
Me di la media vuelta, miraba hacia la entrada del bar donde ya hasta habían puesto música más tranquila para relajar, caminé sin preocupación alguna, tomé mi libreta mirando a mi gerente.
Gerente: ¿Todo bien?
Willow: Si, hasta el momento si. Lamento lo sucedido.
Gerente: sé que si, nunca había hecho eso Darío.
Willow: Ha tenido un estrés terrible en el trabajo con más casos de chicas asesinadas, pero…
Apretó mi hombro, negué con la cabeza bajando la mirada, sus manos sostuvieron mi cuerpo abrazando con fuerza.
Willow: Nunca se había comportado de esa manera. Él sabe como es mi trabajo. Sabe lo que hacemos con los invitados, no lo entiendo. No lo entiendo. En verdad que no lo entiendo.
Mis manos se afianzaron tanto de Roberto. Podía sentir su apoyo y para mi era un excelente amigo más que el bartender y el gerente, siempre al pendiente de todo lo que pudiéramos necesitar o si alguien se quería propasar él estaba en todo momento para nosotras. Se apartó levantando mi barbilla, pasó su dedo sobre mis mejillas apartando mis lagrimas.
Gerente: Tranquila, como dices solo fue un mal momento.
Asentí con la cabeza pasando ambas manos sobre mis mejillas, era muy extraño que derramara lagrimas, más que cuando falleció mi padre, de ahí, por ningún hombre lo hubiera hecho, pero las cosas con Darío me afectaban por lo mucho que le había entregado mis sentimientos, sentimientos sinceros que hemos compartido casi 2 años.
Me hizo seña que entrara, negué con la cabeza, me daba una vergüenza terrible en llegar con el cliente y pedir disculpas por algo que no se tuvo la culpa.
Gerente: Has la mesa de los señores de la esquina.
Miré hacia la parte donde estaban esas personas, rodé los ojos al ver que se trataban de los que habían llegado justo cuando estaba mi discusión con Darío. Respiré profundamente. Asentí con la cabeza yendo hacia ese lado, no es que estuviera saltando de felicidad pero algunos de ellos podía reconocerlos, a otros no.
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Willow
Darío