Aria y Devon son tan diferentes en su vida diaria, pero lo que no saben es que sus deseos son similares, sus fantasías una gota de agua.
Y ahora que Aria tiene a Devon en sus manos, él tiene dos opciones:
1. Denunciarla y alejarse de ella.
2.Dejarse llevar y ver qué sucede.
Y si somos sinceros la segunda opción lo tienta demasiado, sobretodo después de que ella despierta su lado más oscuro y perverso.
Por lo que ahora después de que algo más allá del deseo hizo click entre ellos, ¿Estará dispuesta Aria a aceptar todo de Devon, incluyendo a según él, "su monstruo"? ¿Quién iba a decir que un frío empresario, pudiera ser tan ardiente?
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Capítulo 8: Imposible, una mujer virgen...
~Aria~
Su pecho sube y baja, doy un beso en su cuello, en su mandíbula, en su nariz. Quito la mordaza de seda que puse en su boca, esta receptivo, ya no lucha. No soy tonta, hace unos segundos me he dado cuenta que se aflojo una de las esposas, se que estoy tentando a la suerte, pero de todas maneras me arriesgo.
Bajo mis labios a su pecho, su torso, beso y muerdo, llego a la cinturilla del bóxer y es cuando escucho a su corazón golpear con más fuerza su pecho. Llevo mis manos allí y los bajo, tal vez duela más de lo que creí, o tal vez no.
Ummm lo estudio por unos minutos, esta endurecido, paso mis dedos por la punta, diablos, tal vez si duela después de todo. Y es tan suave...
Escucho una risita de su parte, levanto mi mirada hacia él.
— ¿Te vas acobardar o seguirás adelante? —me reta y es extraño, ¿acaso se esta burlando, o es que... — entonces pequeña secuestradora, ¿lo vas a hacer?
— Claro, solo que antes iré a buscar unos preservativos, ¿piensas que lo haría así sin más? —le sonrió y me levanto, escuchando un click. Me hago la tonta a la espera de su ataque, pero sorprendentemente no pasa nada.
— ¿Tanto te demoras buscando el preservativo? De todas maneras, no he estado con nadie en mucho tiempo, intenté estar con una chica que creí que podía funcionar, pero nada, me dejo por otro. Además estoy limpio, por si te interesa pequeña secuestradora. Al contrario de ti...–santo infierno, su voz ronca podría ponerme de rodillas ahora mismo.
— ¿Porqué me lo cuentas? Y para tu información, soy virgen y también estoy limpia. —suspiro tratando de dejar de pensar en mí de rodillas frente a su...– Así es que no te preocupes. –él se queda sin habla al escucharme, se nota sorprendido. Sacude la cabeza en negación.
— Imposible, una mujer virgen... —vuelvo con una caja que contiene varios preservativos, y él se calla de golpe, saco uno pero lo dejo a un lado. Quiero saborearlo sin que nada se interponga, tal vez así pueda traspasar en mis escritos lo que se siente de verdad. Miro sus ojos atentos, y sin dudarlo me lanzó a por mi fantasía. Suelto una pequeña risa maliciosa, y lo tomo entre mis manos. Sin pensarlo dos veces me lo meto en la boca como en mis sueños; chupando, lamiendo y haciéndole suspirar, gemir. Quiero que me desee, que me necesite, y más. Poco a poco voy metiéndolo más adentro para adaptarme, evito una arcada por lo profundo que lo lleve de pronto, alejo mis dientes para evitar que raspen su suave carne. Es algo extraño pero bueno, lo chupo como si fuera un helado, y suspiro.
El calor de mis labios subiendo y bajando lo envuelven, lo saborean una y otra vez lo hacen...
Que mierda...
Sus manos están en mi cabeza, marcando el ritmo, adentrándose cada vez más, y alejándome cuando siente que no puedo respirar. Unas cuantas lagrimas salen de mis ojos, pero no pasa nada. Lo escucho murmurar algo y no salgo de mi asombro de que no me haya alejado. Seguimos por unos minutos, y él se estremece, y suelta muchas maldiciones. Sale de mi boca sin venirse en ella, y me agarra de mis hombros pegándome a él.
— Sueltame los pies, porque si lo hago yo, será peor. —susurra a mi oído lentamente mordisqueandome el lobulo de mi oído, para luego alejarse. Me levanto dirigiéndome a la cajonera donde estan las llaves. Ya esta, ahora si que jodí, creo que en la cárcel dejaré de ser virgen, pero no me importa, valió la pena.
Vuelvo con la llave y abro los grilletes acolchados de sus pies. Me alejo mirándolo, pero no siento desconfianza. Él no me mira, solo se sienta en la cama y luego se pone de pie para dirigirse al baño.
Escucho el sonido de la ducha, y luego nada.
Debería escapar ya, o...
Cierro los ojos aún desnuda y parada frente a la cama aún dudando de si me decisión de quedarme es la correcta, ya que ésto no es como lo planeé. Trato de dejar los nervios de lado, si fui capaz de traerlo hasta aquí sin su consentimiento, voy a ser capaz de... pego un brinco cuando en menos de un segundo mi espalda está pegada contra la pared; soy levantada y obligada a enredar mis piernas en sus caderas, aprisionada contra su cuerpo, sintiendo sus labios en los míos mientras sus caderas y su dureza se mueven lentamente contra mí, sin penetrar.
El beso se vuelve más posesivo, e instantes después estoy contra el suave colchón de mi cama siendo aplastada deliciosamente por mi "Jefecito" . Sus labios se alejan de mi boca y se tornan más duros cuando chupan mi cuello, mis pechos.
Estoy condenada, éste hombre me está castigando con sus pequeños pero dolorosos mordiscos, dios que siga castigándome, que siga por que me fascina.
Oh, mierda... Esto es tan bueno.
Estoy tan mojada, y esto no va a ser suficiente. Su boca pasó de morder y chupar, a besar mi abdomen, llegando a mi ombligo.
Y put*madre llega a mi entrepierna para literalmente devorarme, es un maldito dios haciéndome estremecer con su lengua, y quiero más, mucho más. Quiero que atraviese mi virginidad con su magnífica espada.
Mierda quiero que lo haga ya, nunca he deseado y sentido tanto. Es incluso mejor que en mis sueños. Este hombre me encanta, y es el único que me provoca hasta el punto de cometer la locura de secuestrarlo.
Grito cuando me hace venir con su lengua, una lengua que en segundo esta metida hasta mi garganta, mientras su espada se hace espacio en mi interior, lento, suave, delicado, lento.
¡No lo soporto más, lo quiero llenándome ya!
Con mis piernas lo obligó a entrar de golpe.
¡Duele, mierda si duele. Aguanta, eso aguanta!
...***...
El dolor da paso al placer, quiero más de él, sentirlo más profundo, Diablos, quiero tenerlo dentro de mí mucho, mucho más.
Mis manos se deslizan por su pecho desnudo, encontrándome así con la firmeza de su torso, de sus brazos. Nuestras respiraciones se mezclan tras el ardiente beso lleno de necesidad que nos damos. Su lengua se enrosca con la mía. Y por primera vez me siento completa.
Sus labios dejan mi boca y descienden a mis pechos. Mi primer grito de verdadero placer se escapa de mis labios cuando una espiral de sensaciones desconocidas se instalan por primera vez en mi cuerpo. Una espiral que me hace temblar de pies a cabeza.
Gimo, grito y sollozo extasiada por el placer que siento.
Mierda el dolor que sentí al principio si que valió la pena.
Un gruñido de satisfacción sale de su boca, entonces esta es también la primera vez un hombre llena mis sentidos y mi interior. Sonrió satisfecha al escucharlo, alimentando aún más mi deseo por él.
Porque maldita sea, sentirlo estremeciéndose como yo ya lo había hecho, es mejor que en mi imaginación.
Malditamente glorioso, doloroso, placentero e inexplicable.
Joder, toda yo se ha vuelto una codiciosa por seguir sintiéndolo, todo mi ser muere por ello.
¿Cómo pude estar tanto tiempo sin esto?
Un escalofrío invade mi cuerpo recién despertado mientras mis ojos lo buscan porque esto es solo el comienzo.
Ummm sí, el dolor solo dio paso a la necesidad de más, y eso es lo que voy a hacer, tomar tanto y más de lo que pueda.
**********
*Segundos, minutos, horas después ni idea*
Abro los ojos y.... Auch... Nunca pensé que dolería tanto, según mi inexperiencia real no tenía idea, pero según mi experiencia literaria a ninguna de las protagonistas vírgenes les dolió tanto.
Ummm creo que desde hoy cambiaré mi forma de pensar y de describir mis escenas subiditas de tono.
Claro que después que se va el dolor el libido se despierta a full. Sonrió internamente mientras recuerdo como de ganosa me puse después.
Uy si cariño, le di un aporreo de padre y señor nuestro. Oh hombre, y que perverso me salió, y tiene un aguante del infierno. Puedo asegurar que después de que mi interior sintió su venida, conocí el verdadero rugido del león, las peli que veía de niña donde los leones rugian, esas de simba, quedan chicas al lado de su rugido. No hombre, mi musa es todo un león macho reaguantable.
Nunca pensé que el s*xo sería así, ya que por lo que me contó mi abue una vez que fui mayor para saber, las novelas son solo ficción comparadas con la realidad según su experiencia en los tiempos modernos. Decía que hay tres tipos de maridos u hombres, los DVD igual a: el que se desnuda, se vuelve y se duerme, los DVD+R que serían los que se duermen, se vuelven y roncan, y bueno por último los CD, que comen y duermen.
Pero ahora que yo soy más o menos sabedora en estos asuntos, difiero mucho con ella, y la sonrisota no se borra de mis labios mientras estoy escribiendo un nuevo capítulo de Una Noche Con El Jefecito. Miro hacia las escaleras donde tengo a cierto personaje desmayado en la cama. Miro la hora y es la 1 am.
Jajajja oh sí cariño, esta noche te seguiré disfrutando amore mío, no importa si es solo por hoy, mañana ya se verá. Y el dolor también pasará.
Guardo el documento de mi novela mientras imagino lo que me queda por hacerle. Dejo mi laptop en la mesita de centro del living y subo los escalones que me guiarán hacia mi destino. Abro la puerta de la habitación y lo veo, esta de espaldas y su respiración es pausada.
Uy mamá, y que destinote. Pienso para mí. Él sería como un DDDSC, es decir, duerme después del s*xo caliente.
Voy a mi closet y de él saco una soga, un pañuelo de seda negro y grande, también tomo una pluma. Me voy a la ducha, haciendo una mueca al sentir las secuelas de mi primera vez. Me seco y me pongo el modelito de mis sueños. Luego de vestirme, me acerco sigilosa, ato con cuidado sus manos a la cama y él abre los ojos, se da la vuelta sin decir nada mientras me deja atarlo. Me acerco a su cara y mi boca quiere sentir la suya, y malditamente lo hago. Pero solo los rozó, ya luego será el momento de comermelo enterito, sobretodo a esa boquita suya que me tiene como loca.
Coloco el pañuelo alrededor de su cabeza para vendar sus ojos. Su respiración se vuelve agitada.
Paso la pluma por su garganta hasta su pecho, es tan receptivo, su cuerpo responde tan rápido a mis ideas. No puedo evitar mirar su parte baja que a levantado una tiendota de campaña bajo la sábana. Se que no lleva nada de ropa, esta desnudo y a mi merced.
Retiro la sábana y allí lo veo, tan despierto y yo madre mía, este hombre sí que me vuelve loca.
Recorro con la pluma sus piernas, la cara interna de estas y sus pies. Vuelvo pasar la pluma por su cuerpo siguiendo el mismo recorrido, aunque me demoro más en su dorso que se estremece bajo el contacto de la pluma.
Esta listo para mí, y yo tan mojada y deseosa por él.
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