Julia jamás se imaginó lo caprichosa de la vida aquella noche. Un grupo de borrachos la persiguen, se esconde en el auto de un extraño provocando su ira. Como cereza del pastel, presa del miedo se lanza a los brazos de aquel hombre que sin saberlo convertirá su vida en un carrusel de descontrol. ¿Quieres saber en que termina? Entonces sumérgete en este intrigante relato, en donde los caprichos del destino están a la orden del día.
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Capitulo 8
Leonardo Mendoza.
—Su nombre completo es Leonardo Mendoza, un joven multimillonario de 29 años. Conocido en Hollywood, y mundo de los negocios del entretenimiento como; »El rey águila« Un hombre frio, sin escrúpulos cuando se trata de amansar su fortuna, o eso es lo que dicen las personas que lo han conocido. Es dueño de uno de los estudios cinematográficos más grande de los ángeles. Le sobra tanto el dinero que financia proyectos de películas de directores para muchos artistas de primera clase, es conocido con la grandiosa Helena Quirós, es todo un Business Angels.
—Un Business ¿qué? Lo único que sé, es que de ángel ese hombre no tiene nada, será lucifer después de que cayó del cielo. Como si cubre toda la ciudad en billetes, es un imbécil… y eso no se lo quitara nunca el dinero.
—Lucifer esta buenísimo, tía. —La mire mal al saber lo mucho que distorsionaba mi punto, y Sabi rio para decir.
—¿O me vas a decir que no? Tú que lo viste frente a frete, tendrás que decir mucho más que yo —Alce mis ojos poniéndolos en blanco, recordando como lo vi salir recién salido de la ducha, ¡Maldita sea! Porque tenía que recordar eso.
—No esta tan bueno…. —zanje de mala gana.
—¡Pff, ja, ja, ja! Si como no, quien te crea esa soberana mentira. Juls, objetivamente tienes que aceptar que esta buenísimo, no mientas o me molestare. —increpo cruzándose de brazos.
—¿Qué quieres que te diga, sabi? No lo detalle —increpe alzando mis hombros.
—¿Pues como es? ¿Del uno al diez cuanto le pones? ¿Qué tan grande la...? —la detuve al instante con la mirada que le lancé.
—Mira, te lo dejare claro para que dejes el tema estar. Si, lo vi recién salido de la ducha, el tipo es guapo, de ojos chocolate profundo, cabello negro y de bronceado caramelo, parece que se cuida porque… Pues porque esta masado, tiene labios provocativos… Con una cuidada barba que enmarca su rostro, eso es todo, no pidas más —me cruce de brazos y mire para otro lado.
—Menos mal que no te fijaste, ¿No, amiga? —la mire con reproche y ella me sonrió con sinvergüencería.
¶
—Tiene de tiempo lo que me demore cenando, sea rápido. —Indique mientras cortaba mi filete con espárragos rebosados.
—Entonces intentare no robarle mucho tiempo. C-como le decía, señor Mendoza, la película que quiero producir es de muy bajo costo, y estudios como universal y Warner nos incrementarían mucho los costos.
—Mi estudio es más económico, ha pensado en realizar contrato con nosotros. —Dije mirándolo mientras me apoya contra la silla y tomaba mi copa de vino blanco.
—Se eso, señor Mendoza… P-pero… —chaquee mi mano con rapidez indicándole que dejara de vacilar.
—Pero ¿Qué? Vaya al grano el filete se acaba y no me quedare más tiempo —propine picando mi último pedazo de filete.
—Señor Mendoza, necesito que financie nuestra siguiente película, he oído muchos rumores de que financia proyectos de directores pequeño y grandes.
—¿Ah? Era eso, debió empezar por ahí. Podría hacerlo… Pero no será ni gratis, ni fácil. Cuando invierto en estos proyectos siempre pienso en sacar algo fructuoso de ellos, ofrézcame un buen trato y me lo pensare.
—Tendrá el 50% de los derechos de la obra —resople bebiendo mi copa para degustarla, el hombre me miro nervioso y dije.
—De que me sirve una obra ajena a mí, ¿o caso cree que me gusta desperdiciar el dinero por qué sí? Cuando invierto pienso en lo que me puede generar. Deme el 50% de todo lo que genere su película en los primeros años. Tómelo o déjelo…. Termine mi cena —el hombre se quedó mirándome, y con rapidez se levantó entendiendo que lo estaba echando.
—Que tenga una buena noche, señor Mendoza. Hablare con su asistente para cerrar el negocio —Con rapidez salió mientras limpiaba mi boca con una servilleta, luego entro Sebastián con un paraguas en su mano con aquel silencio
—¿Investigaste lo que te pedí? —inquirí levantándome para salir del restaurante mientras el me seguía.
—Sí, señor Mendoza.
—Habla Sebastián —al llegar a la entrada, me detuve al darme cuenta que una ligera lluvia nocturna caía bajo nuestras cabezas. Sebastián abrió el paragua posándolo debajo de mí, camine hasta auto y dijo.
—Fue una mujer la que lo drogo, señor Mendoza… Para ser más exactos una modelo muy poco conocida en el mundillo que se encontraba en club al que asistió la noche anterior. Al parecer por lo que me cuentan compañeras que la conocen, llevaba varios días planeando drogarlo para acostarse con usted, y poder chantajearlo con los medios amarillistas —Me detuve enfrente del auto sorprendido por lo que me había dicho Sebastián, nadie se había atrevido hasta ahora a llegar tan lejos, lo habían intentado, pero jamás pensaron en drogarme. Entonces aquella mujer de la otra noche me vino a la mente.
—Qué hay de la otra chica de anoche…
—¿Qué chica señor?
—La chica que salió de mi casa, Sebastián… ¿sabes algo de lo tramaba hacerme? —Abrí la puerta del auto entrando por fin. Sebastián cerro el paraguas y corrió al asiento del piloto.
—¿Y bien, sabes algo?
—Si le soy sincero, señor Mendoza, aun no sé porque esa mujer entro a su auto aquella noche. ¿Si quiere puedo investigarlo con más exhaustividad? —mire hacia la ventanilla pensativo, ¿Valía la pena hacer algo así? Seguramente no, si aquella mujer tramaba algo contra mí, no lo logro aquella noche, pero si no me importaba en lo más mínimo, y no parecía suponerme ninguna amenaza, ¿Por qué seguía preguntando por ella?
abrazo