Renace en la novela que había estado leyendo, dispuesta a salvar al villano..
*El mundo mágico tiene muchas historias*
* Todas las novelas son independientes*
NovelToon tiene autorización de LunaDeMandala para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Poción 1
Ginger sabía que si quería salvar a Alban de verdad, no bastaba con curar heridas o llevar comida. Para limpiar su nombre, para pensar siquiera en un plan de escape, él debía confiar en ella. Y la confianza no se compraba con oro… se construía con verdad.
Esa noche, Ginger no fue a dormir de inmediato.
Sacó nuevamente su cuaderno y escribió una sola palabra en el centro de la página..
Confianza.
Luego recordó algo que había leído en uno de los textos antiguos, una tecnica utilizada en interrogatorios oficiales. No era peligrosa si se usaba en pequeñas dosis.
Una poción de la verdad.
No obligaba a hablar. No arrancaba secretos. Solo impedía mentir.
A la mañana siguiente, antes de las clases, Ginger hizo una visita discreta a un boticario de confianza de la familia Evenhart. No la cuestionaron porque pagó bien, asi que no le hicieron preguntas innecesarias.
El frasco que recibió era pequeño, de vidrio opaco, con un líquido azulino que olía suavemente a flores antiguas..
Unas pocas gotas, le habían dicho.
Ese día, Ginger lo coordinó todo con más cuidado que nunca.
Pidió permiso para ausentarse más tiempo de clases alegando un trabajo especial en los archivos. Pagó más monedas a los guardias, suficientes para asegurar no solo silencio, sino paciencia.
- Hoy estaré más tiempo - dijo con calma- . No quiero interrupciones.
Nadie discutió.
Cuando descendió al calabozo, el ambiente se sentía distinto. Alban estaba de pie, apoyado contra la pared, más fuerte que semanas atrás. Sus heridas casi habían desaparecido. Al verla, levantó la mirada, atento.
- Hoy llegas antes - observó.
Ginger dejó el bolso a un lado y se sentó frente a él, como siempre. Pero esta vez no sacó comida de inmediato.
- Alban - dijo- . Necesito hablar contigo.
Él frunció el ceño, desconfiado.
- Eso nunca es buena señal.
Ginger sostuvo su mirada.
- No voy a mentirte - dijo- . Y tampoco voy a obligarte a nada.
Sacó el pequeño frasco y lo sostuvo entre sus dedos.
- Esto es una poción de la verdad. Si la tomas, no podrás mentirme… pero tampoco te obligará a decir nada que no quieras.
Alban la miró fijamente.
- ¿Y tú? - preguntó- . ¿También la tomarás?
Ginger asintió sin dudar.
- Sí. Ambos.
El silencio cayó pesado entre ellos.
- Si vamos a confiar - continuó ella- , necesito saber que lo que me digas es real. Y tú necesitas saber lo mismo de mí. No puedo ayudarte a escapar ni limpiar tu nombre si sigues viéndome como una enemiga… o como alguien que juega contigo.
Alban apretó la mandíbula.
- ¿Y si descubro que eres como todos los demás?
- Entonces - respondió Ginger con voz firme- podrás odiarme con razón.
Extendió el frasco hacia él.
- Pero no quiero que mueras aquí.. no pienso permitirlo sin al menos intentarlo.
Alban no respondió de inmediato.
Finalmente, tomó el frasco, lo reconoció, habia usado esa pocion antes, mientras luchaba por lo que creía que era justo..
Ambos bebieron.
El efecto fue inmediato. No mareo, no dolor. Solo una sensación extraña, como si el aire se hubiera vuelto más denso, más honesto.
El aire del calabozo se volvió pesado, como si incluso las piedras escucharan, como si incluso las piedras aguardaran. Ginger sostuvo la pequeña botella entre sus dedos un instante antes de guardarla.. ambos sabían que ya no había vuelta atrás en esa conversación.
- Tres preguntas cada uno - dijo Alban al fin, con voz grave- . Nada más.
Ginger asintió.
Alban fue el primero.
- ¿Por qué me ayudas? - preguntó, mirándola fijamente- . Dime la verdad.
Ginger sintió el calor subirle al rostro. Bajó la mirada un segundo, pero luego volvió a mirarlo..
- Porque… me atraes - dijo en voz baja- . No como un prisionero. Como persona.
El silencio que siguió no fue incómodo, sino cargado. Alban no se burló. No sonrió. Solo respiró hondo.
Entonces fue el turno de Ginger.
- ¿Qué tendría que hacer para que confíes en mí?
Alban no respondió de inmediato.
- Nada de palabras - dijo al final- . Solo hechos. El tiempo dirá si eres distinta a los demás.
Ella asintió, aceptando el peso de esa respuesta.
Alban volvió a hablar.
- ¿Cómo sabes tanto sobre mí? Sobre Aldren… sobre cosas que nadie fuera del templo conocía.
Ginger cerró los ojos un instante.
- Tengo una marca de alma - confesó- . En este mundo significa que soy reencarnada. Recuerdo fragmentos de una vida anterior… y en esa vida conocí tu historia..
Alban la observó con intensidad, buscando una mentira que no encontró.
- Entonces dime - dijo ella, sin perder el valor- , ¿sabes cómo podrías escapar?
Esta vez, Alban habló sin rodeos. Describió pasadizos olvidados bajo el castillo, turnos de guardia que cambiaban con la luna, una antigua compuerta que solo se abría desde dentro. Cada detalle era preciso, aprendido durante años de obediencia ciega al templo… y meses de encierro.
Ginger escuchó con atención absoluta.
- Una última cosa - dijo Alban- . ¿Alguien más sabe que tienes una marca de alma?
- No - respondió ella sin dudar- . Solo tú.
Eso pareció importarle más de lo que dejó ver.
Ginger respiró hondo antes de hacer su última pregunta, la más delicada.
- ¿Aún tienes las cartas? Las que tu tío te enviaba. Las que prueban que te manipuló… que podrían limpiar tu nombre.
Alban bajó la mirada.
- Sí - admitió- . Las tengo. Pero nunca quise usarlas. ¿Para qué? - alzó la vista, amarga- . Para todos siempre seré un traidor. ser villano es más cómodo que la verdad.
Ginger sintió el pecho ardiendo.
- aun con pruebas… yo ya estaba condenado. El reino necesitaba un villano. Y yo encajé demasiado bien - añadió él, con voz baja- .
Ginger cerró los puños.
- No - dijo- . No estabas condenado. Te condenaron.
Alban la miró con atención nueva. Ya no como a una noble curiosa. Ya no como a una benefactora caprichosa. La miró como a alguien que sabía demasiado… y aun así se había quedado.
- Entonces dime - dijo él- . Si tienes recuerdos de otra vida, si sabes lo que va a pasar… ¿por qué arriesgarte por mí?
La pócima aún hacía efecto.
Ginger tragó saliva.
- Porque en esa otra vida leí tu historia - respondió- . Y nadie te salvó. Nadie te escuchó. Moriste solo, Y yo… - su voz tembló- yo no pude aceptar eso.
Alban frunció el ceño.
- ¿Así que en todos los mundos… fallo?
- No - corrigió ella- . En este no.
El silencio volvió a caer, distinto esta vez. No era desconfianza. Era procesamiento.