Sol Rucci es una joven de 18 años que ha sido profundamente marcada por la trágica muerte de su hermana, Flor, sucedida ante sus propios ojos. Al quedar huérfana, fue acogida y protegida por el novio de su hermana, quien asumió su crianza desde que Sol tenía 10 años. Ambos han encontrado en su apoyo mutuo una forma de sobrellevar el dolor de esta pérdida.
Con el paso del tiempo, él ha desarrollado una tendencia a sobreprotegerla, ejerciendo un control sobre su vida. Por su parte, Sol ha experimentado un notable aumento en su belleza, convirtiéndose en un reflejo impactante de su hermana. Con el tiempo, comienza a despertar en ella sentimientos que trascienden la gratitud y el apoyo, mientras que él empieza a verla de una manera diferente, ya no como la niña indefensa a la que él protegía por una promesa hecha a su novia antes de su muerte, sino como una oportunidad de reencontrarse con su amada Flor a través de ella.
NovelToon tiene autorización de Daniella cantillo para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 7 Somos uno. 1/3
Sol Rucci
...****************...
Él comienza a besarme con desesperación. Coloco mis manos en su pecho intentando alejarlo.
—Kai, ¿qué estás haciendo? ¿Estás borracho? Aléjate de mí.
—Dime que no lo hiciste, Sol —me dice mientras toma mi mejilla.
—No sé de qué hablas —le respondo sin entender.
—No te hagas, sabes de lo que hablo. Llegaste en la noche vestida con una camisa de hombre. Dime, Sol, ¿acaso estuviste con un hombre? ¿Por eso te escapaste del chofer?
—Kai, estás tomando. Lo hablaremos mañana, por favor, sal de mi habitación.
—No pienso irme hasta que me respondas. ¿Te acostaste con ese hombre, sí o no? —me dice furioso.
—No, no lo hice —le respondo.
Él aprieta ligeramente mi mejilla, luego me acaricia, se acerca a mis labios, besándome con suavidad. Con los segundos, los besos se vuelven más intensos. Siento que quita la sábana, su mano comienza a acariciar mis piernas, él se posiciona entre mis piernas mientras me besa. Él presiona más mis caderas, su beso llega hasta mi mentón y comienza a bajar hasta mi cuello.
—Kai, detente, por favor —digo entrecortadamente.
Sus besos en mi cuello, sus caricias hacen que mi parte baja se caliente, que mi cuerpo sienta una intensa calentura. Mi cuerpo cede a sus besos y a sus caricias, su mano tocando mi muslo y luego bajando hasta mi zona, donde coloca de lado mi short y comienza a tocarme.
—Te deseo. Déjame hacerte mía.
Comienza a meter un dedo dentro de mí, se dirige de nuevo a mis labios y me besa mientras me masturba. Pequeños gemidos salen de mi boca.
—Esto está mal, lo sabes —le digo entre gemidos, no quiero que esto continúe, pero tampoco quiero detenerlo.
—Los dos queremos. ¿No quieres, Sol?
Él se detiene y me observa, nota su mirada intensa, su pecho agitado. Asiento, permitiendo que siga. Vuelve a tocar mi zona, entrando con sus dedos. Del placer que siento, presiono mis piernas, pero él ejerce fuerza, haciendo que las abra. Comienza a mover su mano más rápido, haciendo que mi cuerpo tiemble, el fuego en mi interior quiere explotar. En unos segundos exploto; estoy demasiado agitada. Él sigue tocándome hasta que un gemido sale de mi boca y resuena en toda la habitación. Él se aleja un poco de mí y noto cómo se quita su camisa, dejando ver un poco su torso. Luego comienza a quitarme mi short, quedando sin nada. Él me da un beso en el abdomen y luego comienza a bajar, posicionándose en mi zona.
Siento algo tan húmedo en mi vagin@. A medida que comienza a mover su lengua, su dedo vuelve a entrar en mí. Su otra mano sube hasta llegar a mi seno, donde comienza a presionar. Aprieto la sábana y cierro los ojos, disfrutando de esta nueva sensación. Él se detiene por unos segundos y luego siento sus labios besar uno de mis lados de la pierna y luego subir. Él se posiciona poco a poco y comienza a entrar en mí. Coloco mi mano en su pecho, intentando que se detenga, ya que estaba sintiendo un poco de dolor. Pero él toma mis manos y las coloca encima de mi cabeza. Comienza a besarme mientras entra en mí poco a poco, hasta que lo hace por completo. Él se detiene por unos segundos y luego comienza a moverse lentamente. El dolor que sentí al principio fue desapareciendo y luego se convirtió en algo más placentero. Nuestros gemidos se mezclaban. Comenzó a moverse con más fuerza, soltó mis manos y tomó mis caderas. Entre sus gemidos escuché:
–Qué bien se siente... –se acercó a mi oído y me dio un beso–. No sabes cuánto había esperado esto, no sabes cuánto te he extrañado. No permitiré que te alejes de mí nuevamente. Te amo –susurró.
Luego se acercó a mi boca, jugando con su lengua, mientras sus movimientos se volvían más rápidos. Entre el placer que sentía, no podía sacar de mi mente sus palabras: ¿él me ama? ¿Él me esperó? Eso hizo que mi corazón se emocionara. Él también sentía este sentimiento, quizás por eso no quiere que yo vea a otro chico. En un susurro le dije:
–Te amo, Kai.
Él volvió a mis labios, hasta que no pudimos más y llegamos a un clímax. Él no se detiene y sigue haciéndome el amor.
Al día siguiente, al despertar, él seguía dormido. Me levanté de la cama, revisé mi teléfono y vi que faltaban 50 minutos para mi clase. Luego de regresar de las clases, debíamos hablar. Lo observé por unos segundos, sonriendo, aún sin poder creer que estaba pasando. Caminé con cuidado; mi zona me dolía. Después de darme una ducha y cambiarme, salí de la casa. Al subirme al carro, le pedí al chofer que me llevara a una droguería. Anoche no nos cuidamos y yo quería evitar cualquier riesgo de embarazo, no estaba lista para eso. Al llegar, compré una pastilla, me la tomé y compré unas pastillas anticonceptivas. Debía cuidarme.
ahora resulta que flor no estaba muerta que la habían llevado a otro país para que se prostituirla ahora que ha escapado qué casualidad que se haya topado con Kai ahora qué pasará kai dejará sol por flor