Todos habían fallado, pero, el, sería el. El mejor hacker, el más sensato. ¡El era el mejor! No, tenía que ser el mejor.
Había tomado el caso con orgullo y determinación, pero tenía días sin tener nada de la ladrona... Si, había escuchado que era una chica pero nadie la había visto.
¿Quien diría que todo comenzaría con cinco segundos en camara y un Boomerang en forma de R?
¿Cómo funciona un Boomerang en forma de R?
Solo está ladrona hacia que funcionará ese tipo de cosas, irreales, desafiantes y... Sofisticadas
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CAPITULO 7
—Hola.
Miró detrás de el, no podía creerlo.
—Por fin apareces en persona, roja.
La chica se rió y paso una mano por su largo cabello castaño.
—Me gusta el suspenso, ya lo sabes.
La chica se acercó a Damián de manera lenta.
—ya es lunes ¿Que piensas hacer?
Rouse fingió pensar y coloco su dedo en su barbilla.
—todavia no ha llegado la hora, deberás esperar.
—No puedo esperar.
La chica lanzo una carcajada.
—Estas frente a mi ¿Por qué mejor no me arrestas?—Pregunto Rouse y extendió sus muñecas.—Deberias ponerme las esposas.
—No puedo.
¡Bip!
No hizo falta un según bip de la alarma para que Damián se despertara. Se levantó de su cama y sintió el sudor correr por su frente. Su respiración irregular y sus ojos pesado.
Miro la alarma y la apagó desde su celular. Miro la fecha. Lunes. Por fin lunes.
Era el tercer sueño que tenía con Rouse. No podía creerlo, bueno, si podía. Paso el resto de la semana tratando de encontrar que tenían en común las personas a las que habían liberado. Y las había conseguido y no les sorprendía.
Estás personas estaban vinculadas a personas ricas o de estatus. Pensó que ellos pagaron una cantidad grande de dinero para salvarlos de prisión pero algunos simplemente tenía contactos y otros simplemente nada. Además se tomó la tarea de hackear las conversaciones con estas personas y no había nada incriminatorio. Pero fue el único patrón que encontró.
También intento hackear su propio celular para asegurarse de que Rouse no lo volviera a molestar. No lo logró. Era como si todo rastro de esos mensajes nunca habrían existido. ¿Existieron esos mensajes?
Se bañó, se alistó y bajo las escaleras.
De pronto hubo un apagón.
Todo oscuro, era raro que fallara el servicio eléctrico. No le dió mucha importancia y siguió caminando hasta llegar al único lugar del pasillo por dónde entraba luz, una ventana. La abriría, siempre la habría al bajar. Y cuando ya la había abierto una luz roja apareció detrás de el.
Se volteo de inmediato pero solo había una caja roja.
En ese preciso momento las luces volvieron. El se acercó a la caja, parecía que Rouse le había dejado un regalo, se acercó con el corazón en la garganta. Tomo la caja en sus manos sintiendo un escalofrío, como si estuviera tocando algo ilegal, era de esas cajas que parecían estar envueltas pero no.
Era bastante grande, pero no eran tan pesada. Abrió la caja y no podía creer lo que tenía en sus manos. Era la pintura que había robado del museo el viernes pasado. Después de todo si era algo ilegal.
—No puede ser.
la pintura era de una chica, solo era una chica mirando a la izquierda mostrando su perfil y como caia sus aretes dorados de perlas.
Por encima había dejado una carta de color rojo, tenía las letras impresas en negro.
«Rouse»
Abrió la carta y comenzó a leer lo que decía con las manos temblorosas.
«Lo siento, tuve que robarla, en realidad no quería robarla, iban a manchar el nombre de la pintura y de la artista. Sabes que uno debe de hacer lo que sea para preservar el arte»
PD:No vayas a tu trabajo hoy»
No le había dado buenas razones. Corrió de nuevo a su casa y guardo la pintura en su armario.
¿Pero que estaba haciendo? No podía hacerle caso a la loca carmesí. No iba a quedarse en su casa y menos con una pintura robada.
Tenía que salir de ahí con la pintura.
La tomo y la metió de nuevo en esa caja que metió en un bolso negro. Abrió la maletera de su auto y lo guardo. No quería verlo, le daba escalofríos. Camino por las afueras de su edificio mirando a los lados. Y arranco, cada sombra roja que veía era como si ella lo estuviera vigilando. No podía estar seguro con esto. Tenía que hackear a esa chica para siempre.
Bajo de su auto y... No saco la pintura, decidió en el último segundo que sería mejor dejarla ahí, aunque sea por un rato.
Llegó a su oficina y todo el equipo tenía el rostro de haber visto a un fantasma y quizás había sido un fantasma rojo.
—¿Pasa algo?—Preguntó, y sintió como si tuviera el peso de la pintura en sus manos.
—Algo raro está pasando.—Le dijo Enrique.-esa chica roja se está saliendo de control.
Damián sintió que todo comenzaba a desmoronarse.
—¿Que ha hecho ahora?
—Owen se suicidó en su celda de prisión.
Escucho estás palabras y se dejó caer en la silla.
"no te vuelvas a preocupar por Owen, me aseguraré de que está vez no salga."
Hasta sintió que casi podía escuchar su voz.
—¿que tuvo que ver la chica?
Enrique le pasó una nota, con la misma tipografía que la que había recibido está mañana.
«Te dije que te atraparía, ahora sufre tus consecuencias
Rouse»
Suspiro llenando sus pulmones con todo el aire que le cavia.
—Y dejo otra nota.
Le extendió la siguiente y está si que le hizo helar la sangre.
«¿Quien es más ladrón? ¿Yo? ¿O el hacker que usa sus habilidades a conveniencia? Se nota que quiere ser siempre el mejor ¿Será que el talentosos Damián Vega oculta algo? ¡Ja! Yo sé la respuesta de sus mentiras. Aunque si soy sincera para mentir se necesita ingenio»
—Solo quiere chantajearme.— Escupió las palabras. Miro a cada uno de sus compañeros, ninguno parecía convencido de sus palabras todos se callaron.
—Damian, con esta carta ahora eres sospechoso, no de asesinato pero si de trabajar con Rouse.—Dijo Enrique y Damián se quedó boquiabierto.
¿Que pretendía ahora Rouse? ¿Mandarlo a la cárcel para que el pudiera ocupar su lugar?
—Esto es completamente ridículo.
—Tiene sentido, te has estado tomando esto muy personal...
Damián no dejó de que terminara de hablar y salió de su oficina alejándose lejos de todo.
