¿Qué serías capaz de hacer por amor?
Cristina enfrenta un dilema que pondrá a prueba los límites de su humanidad: sacrificarse a sí misma para encontrar a la persona que ama, incluso si eso significa convertirse en el mismo diablo.
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Nuestra noche en techo
Durante toda la semana de clases, Eli no apareció en la escuela. La última vez que la vi fue el domingo, cuando su padre la llamó para que regresara a casa. Había comprado tacos, su forma estúpida de pedirle disculpas. Se despidió de mi madre y de mí, prometiendo escribirme más tarde.
En efecto, esa misma noche recibí un mensaje:
—Por el moretón no iré toda la semana. Me reportaré enferma, pero mándame todas las tareas por foto, ¿ok?
—Está bien, cuídate —le respondí.
La semana fue pesada, llena de tareas y proyectos. Me aseguré de enviarle todo y de que las hiciera. Incluso le pedía evidencia de su cuaderno para confirmar que trabajaba.
—Pareces mi madre —escribió un día, junto con una foto de su cuaderno con la actividad de matemáticas completa.
—Más que tu madre, soy tu novia. No quiero una novia estúpida.
—No creo ser tan estúpida si te escogí como novia, ¿no crees?
—Tienes razón... —respondí mientras mi rostro se enrojecía. ¿Cómo iba a ser estúpida alguien que había logrado enamorarme? Alta, atlética, femenina, inteligente… Eli era casi perfecta, excepto por la riqueza, pero no tenía duda de que conseguiría todo lo que se propusiera.
Durante esa semana, Lore estuvo más insistente que nunca. Como iba en mi mismo salón, compartíamos todas las clases, y parecía no querer despegarse de mí.
—¿Quieres ir al cine? Yo pago —me propuso un día mientras almorzábamos en la cafetería.
—No puedo, y además no sería correcto que fuera contigo a solas.
—¿Qué? ¿Te regaña Eli? Igual somos amigas, ¿no? Diría que de las mejores.
—No me regaña, pero prefiero que, si salimos, sea con las tres.
—Te haces mucho de rogar, Cris, pero recuerda: donde pongo el ojo, pongo la bala.
—Sí, sí, sí. Puede que seas muy persistente, pero no te saldré nada barata —respondí, riendo.
—Si es por dinero, no te preocupes. Aquí lo que sobra es varo. Empezando, te daré esto de garantía.
Me extendió una ensalada de pollo y una malteada. Lore solía ofrecerse a comprarme el desayuno, y aunque intentaba rechazarlo, terminaba aceptándolo por cortesía.
—Está bien, aceptaré este adelanto —bromeé.
—Este es solo el comienzo. Si te casas conmigo, te daré todo lo que quieras: una casa, viajes, lo que sea. Lo pondré a tus pies.
—Jajaja, basta. No seas tonta. ¿Qué dirá tu padre si te casas con una mujer?
—Mi padre siempre hace lo que yo quiero. Soy su princesa, y para su princesa, todo. Quizás le cueste aceptarlo al principio, pero al final lo hará. Incluso tendremos la boda más grande, y contrataré tu banda favorita sin problema.
—Cuando los perros vuelen, aceptaré ser tu esposa. Por ahora, seguiré con Eli.
Lore solo se encogió de hombros, comiendo tranquilamente, como si no hubiera dicho nada fuera de lo común.
Esa noche, mientras estaba en casa después de cenar, mi celular vibró con un mensaje de Eli:
—Iré a verte ahora.
No pasaron ni diez minutos cuando tocó a la puerta. Mi familia ya estaba en sus habitaciones, así que fui yo quien abrió.
—¿Qué te trae por aquí? —le pregunté.
—¿Necesito una razón para visitar a mi novia? —respondió con una gran sonrisa.
—Claro que no. Puedes venir cuando quieras.
Eli tomó mi camisa, haciéndome salir al patio.
—¿Por qué afuera? Podemos hablar en la sala.
—Prefiero que nadie nos escuche. Vamos al techo, como siempre.
Subimos al techo usando una escalera. Eli se recostó sobre mi estómago, mirando el cielo.
—Hoy las estrellas están resplandecientes —dijo, rompiendo el silencio.
—Sí, parece una noche perfecta.
—¿Te gustan las cosas hermosas?
—¿A quién no?
—Por eso te gusto yo, ¿verdad? —preguntó, con un toque de picardía mientras se subía encima de mí. Sus ojos azules brillaban como el cielo.
—No puedo negarlo. Me gustas demasiado. Me encantas, Eli —respondí, intentando desviar la mirada, pero su intensidad me mantenía fija en ella.
—No seas tan tímida.
Se inclinó hacia mí y tocó mis labios con los suyos. Al principio fue suave, pero poco a poco los besos se volvieron más apasionados. Su sabor, dulce como algodón de azúcar, nublaba mis pensamientos.
—Espera, Eli... No puedo respirar —dije, agitada.
—Si no quieres que te bese, probaré otra cosa.
Comenzó a besar mi cuello, haciendo que pequeños gemidos escaparan de mi garganta. Mi cuerpo reaccionaba a cada uno de sus movimientos.
Yo al igual que Eli había investigado un poco entonces sabía un poco de Cómo era el sexo entre mujeres, no lo voy a experimentar sin embargo lo sabía.
Entonces cuando la mujer ya hacía arriba de mí y mis manos en su pecho voltée la jugada me coloque arriba de ella haciendo la cambiar de posición despaciamente .Eso pareció gustar a la chica que me miró sonriente entonces comencé a quitarle la blusa desajuste su brasier y pasé mi lengua sobre su abdomen metiendo mi boca en esos grandes pechos para mí Parecía un dulce, eso hacía que la pequeña chica se estremeciera sacando pequeños gemidos.
Eso hizo que me motivara más y más a profundizar, mi mano se deslizó sobre su falda haciendo que presionara su muslos, eso le parece a gustar ya que la chica con sus manos agarraba mi camiseta por la parte de la espalda con fuerza, puse mis dedos sobre arriba de su ropa interior lo que pude sentir es que estaba humedos. Ella realmente está demasiado húmeda y su cuerpo lo daba demasiado notar su cuerpo temblaba Incluso un poco así que solo me quedaba hacer la pregunta del millón
- Puedo - Respondí algo agitada por la intensidad sel asunto
-Tu puedes hacerlo lo que quieras comino- respondí a la pequeña agitada
Esa luz verde me hizo desatarme ligeramente desprendí su braga deslizándola por sus piernas, a la luz de la luna ella Lucía tan hermosa, aunque parecia un poco avergonzada, colocándose las manos sobre la cara.
le susurra el oído
No tengas pena eres tan mía como yo soy tan tuya
Me puede faltaba poner en práctica todo lo que había aprendido a base de video, coloque un dedo primero sobre su zona más íntima lo que eso hizo que se retorciera, de a poco moví mis dedo de adentro como si jalara algo tratando de hacer mis movimientos, de firmes a más sutiles.
Ella Parecía gemir un poco al instante se sentía tan cálida por dentro nuevamente coloqué dos dedos haciendo que mis movimientos fuera más rápido ella con su voz agitada me decía
-más rápido Cris más rápido
Eso me motivó entonces ser los mejores movimientos que pude, sentí como mis dedos eran succionados por ella misma la calidez abrumaba mis manos y se humedecían mientras sujetaba sus pechos.
Hacía más excitante su cara que estaba cubierta ahora parecía inmersa en sus pensamientos completamente roja por su tez blanca como la porcelana parece a un mismo tomate, ella parecía gemir aun más, estaba agradecía que estuviéramos en el techo ya que nadie podría escuchar y como era un poco tarde.
Nadie se encontraba afuera, bese esos labios suavemente mientras mordía su labio inferior deslicé mis manos sobre todo su cuerpo quería grabar cada movimiento, cada sensaciónde ella, empecé a deslizar mi lengua sobre su cuello a sus pechos, haciendo que mis dientes estrujaran su piel dejando pequeñas marcas en ella.
Esa noche nuestros cuerpos sudados permanecían siendo uno solo, de esto se trataba el sexo no entendía porque muchas personas lo deseaba pero lo que sabías que era completamente una locura. Cómo se podía sentir también hacer que la otra persona disfrutara, ¿por qué diablos parecían aún más hermosa mientras gemía?