¿Que tanto impacto puede hacer un crucigrama en la vida de las personas?
Guillermo es mujeriego, las mujeres no le duran más de dos meses, salvo Elisa, con quien tuvo una relación de casi un año.
un amigo en común parece encontrar la medicina para los dos.
¿Podrá el crucigrama hacer cambios en Guillermo?
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Una “esperanza”
La vida es más dura en una ciudad, la exigencia es mayor, las pretensiones son muchas y el salario es poco. Guillermo se enoja a menudo, trabaja duro y parejo por casi nada.
- ¿Qué más quieres, Guillermo? Somos extranjeros e ilegales, los chinos no son tontos y no siempre amables. – le hace razonar.
- Trabajar como un burro por nada. – Guillermo reniega.
- Por lo menos no tenemos alquiler que pagar, en cuanto a comida, en el trabajo nos proveen.
- Elisa, ¿Cómo haces tú para tener todo bajo control? Yo te veo tranquila. – eso pone nervioso a Guillermo.
- Guillermo hay que tener paciencia, apenas vamos tres meses. Quizá en unos meses te den aumento por tu buen desempeño.
- Que así sea, de lo contrario nunca saldremos de China, vamos a envejecer aquí.
- No seas tan gruñón. A mal tiempo buena cara. – ella une una sonrisa.
- A veces me preguntó, ¿Por qué el avión no cayó cerca de la ciudad capital? Cosa que así se nos hubiera hecho más fácil llegar a casa.
- Las cosas suceden por algo.
- Ya quiero dejar China. - está aburrido de la situación.
- Vamos. Lo bueno siempre demora en llegar. – es su manera de animar.
- ¡Vaya manera de animar! – con tono sarcástico.
Las semanas pasan, el trabajo es pasante para ambos Elisa se hace cada vez más práctica y hace cada vez más rápido su trabajo, la anciana puede atender a muchos clientes. Eso la hace contenta, así como también terminar un poco más temprano para descansar un poquito más.
Cuando los dos cumplieron sus seis meses de estadía en Wuxuzhen, a Guillermo le llegaron sus papeles, Gary hizo los trámites en conjunto con el vicepresidente. Ahora con la policía está firmando unos papeles que le permiten trabajar con más beneficios, eso quiere decir que ganará un poco más. Al tener permiso temporal de trabajo, puede gozar un poco de los derechos laborales como si fuera un ciudadano.
El problema es para Elisa, ella ha pedido a Gary, ha hecho los trámites que le pidieron, pero no han llegado.
-Gary, mis papeles. – está en el límite de su paciencia.
- Elisa, no me reciben, pese a la carta poder.
- ¿Entonces? – le reclama.
- Estoy aquí, conversando con tus padres, estamos buscando una solución y al parecer no queda de otra.
- ¿Qué cosa? – Elisa está ansiosa por tener sus papeles en regla.
- Te paso con tu papá, para evitar problemas.
- Aló, hija.
- ¡Papito! - habla como niña mimada de papá.
- Mi querida hija, Gary me ha estado manteniendo al tanto de tus noticias.
- Que bueno. Ahora que lo sabes todo, ¿qué me sugieres? - ella siempre atenta a los concejos de papá.
- La idea no te va a gustar, pero no queda de otra. - le advierte.
- ¿Qué no me va a gustar? – ya se lo imagina.
- Guillermo ha logrado tener sus papeles, y en vista de que tanto a Gary como a mí me rechazan tus papeles, no tenemos otra que te cases temporalmente con Guillermo.
- Papá ¿Estás sobrio? - a ella no le gusta para la sugerencia de su padre.
- Hablaré con los padres de Guillermo, de vez en cuando estamos en contacto y les pediré si están de acuerdo con que ustedes dos se casen temporalmente, luego se divorcian.
- ¿Me estás bromeando? ¿Te comunicas con esa gente? - ella se siente traicionada.
- Ambas familias tenemos hijos en China trabajando como burros para ganar el pan el día. Y para que tus papeles salgan, el matrimonio es tu única salida.
- Primero muerta. – Elisa no da su brazo a torcer.
- No seas testaruda. Pásame con Guillermo.
Elisa le avisa a Guillermo que ahora quieren hablar con él.
- Es mi padre. Quiere hablar contigo. - le habla con molestia.
- Aló, - habla Guillermo con nerviosismo.
- ¿Con Guillermo Alvarado? – habla con voz de mando.
- Si, señor Terkes. Él habla. - traga su saliva.
- Seré breve, soy consciente de la diferencia horaria.
- Lo escucho. - él muestra disposición para escuchar pese a su nerviosismo.
- No aceptan los papeles de mi hija. Necesitaría de tu ayuda. - fue sumamente directo.
- Si dígame – Guillermo se aleja de Elisa y se hace el que no entendió nada.
- ¿Qué tan dispuesto estás para ayudar a mi hija?
- Si lo que me va a pedir está en mis posibilidades lo hago. - Guillermo se ofrece de buena gana, su corazón parece volver a latir.
- Al parecer, debes casarte con mi hija de manera temporal, luego de los papeles se divorcian.
Guillermo está encantado con la idea de casarse con Elisa, sus ojos brillan, era un milagro hecho realidad, pero su alegría se acabó cuando mencionó lo del divorcio.
-Si, señor acepto su propuesta. – aguanta su dolor, pero el señor Terkes lo percibe.
- ¿Te pasa algo? Te sentí triste ¿O me parece?
- No. Es nada, descuide. - intenta sonar lo más natural posible.
- ¿Me estás tomando por imbécil? - el señor Terkes se molestó.
- No, señor. Es el cansancio, tengo turnos de doce horas en el trabajo. - se justifica.
- Dime la verdad. – fue con voz dura.
- Amo a su hija. – se le caen unas lágrimas.
- Te has burlado de ella. - le levanta la voz.
- Amo a su hija, señor Terkes. Le prometo tratar bien a su hija. – hace un juramento con la tristeza más sentida.
- El matrimonio será temporal. Una vez hecho los documentos, la liberas. Me oíste. - lo advierte con un trasfondo de amenaza.
-Señor, Terkes. Amo Elisa, no nos divorcie, en mi familia nunca se ha oído hablar de eso. – le suplica a su futuro suegro.
- Has lastimado a mi hija, solo sacaremos provecho de ti, tal y como tú lo has hecho con ella.
- Estoy arrepentido de mis actos, por la memoria de mi abuelo que será bien cuidada.
- Te vas a divorciar apenas salgan los papeles y punto. - le enfatiza su orden.
- No, señor Terkes, por favor.
La llamada ha sido cortada, Guillermo llora, está enamorado de Elisa, para él, ese matrimonio sería su sueño hecho realidad, pero la idea del divorcio lo está matando. Guillermo no quiere separarse del lado de Elisa. Antes de entrar a casa, camina un poco por la calle para pensar y ordenar sus ideas y habla consigo mismo.
- “Vamos Guillermo, demuestra que has cambiado, que Elisa pueda ver esa nueva imagen de ti, y te acepte, cosa que así se entera tu suegro, cambie de opinión y se anularía la idea del divorcio”.
Suspira pesadamente dos veces, una pausa entre una y la otra y entra en casa.
- ¿Qué fue? – Elisa está nerviosa.
- Nos vamos a casar Elisa. Tu pasaporte aún es vigente, es más que suficiente creo.
- De modo que has aceptado, para que yo tenga mis papeles. - ella está triste.
- Elisa. Cuando tengas tus papeles, el divorcio no podrá darse de inmediato, las autoridades pueden sospechar. - le explica el posible problema.
- Si, eso lo pensé. - le preocupa los fututos problemas.
- Por lo menos hasta que hayamos abandonado China.
- ¿Algo más? – Elisa lo mira con desafío.
- No me mires así.
- Te conozco, no es la primera vez que me pides ayuda porque tu clavo está insoportable.
- ¿Me ayudarías? – para él sería una buena oportunidad para volver - Es una necesidad que tengo, cuando estoy cerca de ti, a veces me dan ganas y rápido mi cuerpo reacciona. Eres mujer, yo un hombre, la carne llama a la carne.
- ¿Cómo si fuera moneda de cambio? ¿Tu nombre y tu influencia para obtener mis papeles a cambio de servicios cariñosos? ¿Esposo de papel con derechos?
- Somos de carne y hueso, tenemos necesidades que satisfacer. - quiere hacer entender a Elisa.
- ¡Basta!, estoy cansada y quiero dormir.
Elisa se acuesta, no está de humor con lo que acaba de ocurrir. Guillermo está con las emociones encontradas, en parte está feliz porque unirá su vida con Elisa, tenerla a su lado como esposa es una bella oportunidad para rehacer su vida. Luego está la tristeza, Elisa sigue con la herida, aún no cura, tiene miedo de que el matrimonio vaya mal, si tan solo ella le creyera que ha cambiado, que cuando tiene ganas es porque sus intenciones son de amar y no simplemente desfogar como ella piensa. Tiene una esperanza incierta.