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El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

El Oráculo De La Bruja: El Despertar Del Nexus

Status: En proceso
Genre:Magia / Superpoder / Demonios / Brujas / Fantasía épica / Superhombre
Popularitas:12.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Kevin J. Rivera S.

En un mundo donde las brujas fueron las guardianas de la magia, la codicia humana y la ambición demoníaca quebraron el equilibrio ancestral. Veydrath yace bajo ruinas disfrazadas de imperios, y el legado de la Suprema Aetherion se desvanece con el paso de los siglos. De ese silencio surge Synera, el Oráculo, una creación condenada a vagar entre la obediencia y el vacío, arrastrando en su interior un eco de la voluntad de su creadora. Sin alma y sin destino propio, despierta en un mundo que ya no la recuerda, atada a una promesa imposible: encontrar al Caos. Ese Caos tiene un nombre: Kenja, un joven envuelto en misterio, inocente e impredecible, llamado a ser salvación o condena. Juntos deberán enfrentar demonios, imperios corrompidos y verdades olvidadas, mientras descubren que el poder más temible no es la magia ni la guerra, sino lo que late en sus propios corazones.

NovelToon tiene autorización de Kevin J. Rivera S. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO V: Kenja, el Eslabón del Caos

— Synera —

Desde mi llegada a este lugar, todo ha sido un misterio que se resiste a revelarse. ¿Quién es ese zorro? ¿Y qué clase de mocoso es ese joven que parece moverse entre el caos con naturalidad?

Mientras espero, he tenido tiempo de observar y analizar este entorno. La sensación es extraña, casi perturbadora: todo parece detenido. La brisa no cambia, la luz mantiene la misma intensidad, el aire conserva un olor inmutable. ¿Es posible que no haya pasado nada? ¿Minutos, horas… siglos quizá? No lo sé. Tal vez solo sea mi percepción la que falla. Pero algo aquí no es normal.

Y si no es normal… si el tiempo realmente no fluye como debería… ¿qué significa eso? ¿Estoy atrapada? ¿Qué sucede afuera mientras yo permanezco aquí, estática, sin avanzar? No quiero pensar en eso todavía.

Mis ojos se posan en ese par de idiotas. Aún no comprendo del todo qué hay en él que me inquieta; algo en el joven es demasiado extraño. Demasiado callado. Demasiado… limpio, para un lugar como este. Y sin embargo, esa quietud oculta algo que no puedo ignorar.

—¡Vamos, pedazos de inútiles! ¡Levántense! —grité, perdiendo la paciencia. Luego me volví hacia él—. Y tú, mocoso… escúchame bien.

El muchacho se encogió, asustado, con la mirada clavada en el suelo. Su voz fue un susurro tembloroso, cargado de miedo.

—No me mates… por favor… Te escucharé, lo juro —dijo el joven con miedo.

Las palabras salen de mi boca antes de poder detenerlas. Frías. Cortantes. Vacías. Como si vinieran de una parte antigua de mí que había estado dormida demasiado tiempo. No entiendo del todo por qué las digo, pero sé, con una certeza que me sacude por dentro, que debía decirlas.

Mis ojos se fijan en él. Ese joven. No debería reconocerlo, y, sin embargo, hay algo en su presencia que enreda mi mente y sacude mis entrañas. ¿Es él? ¿Es este el ser al que he estado buscando desde hace tanto? No lo sé… pero mi instinto grita que sí.

El entorno es una distorsión del tiempo, del espacio. Nada fluye como debería. Todo parece congelado, repitiéndose, descomponiéndose en un ciclo eterno. Y, sin embargo, la magia de ella —de la Suprema— aún palpita en cada rincón. Como una huella invisible que se niega a desaparecer.

¿Fue ella quien creó este lugar? ¿O acaso es otra prueba? Nunca cuestioné sus decisiones. Cada acción suya parecía formar parte de un plan más grande, incluso si yo no lograba comprenderlo. Ella era enigma y certeza, caos y destino. Siempre confié en ella.

Pero ahora… este joven, esta distorsión, esta energía… Todo está conectado. Lo siento. Y ese sentimiento despierta en mí algo más profundo. Una memoria antigua. Un reflejo de otra vida.

El presente se fragmenta, y los recuerdos emergen como agua rompiendo una represa.

Caen sobre mí. Inundan. Me arrastran.

La recuerdo frente a mí. Imponente. Hermosa. Brillante en su rareza.

No recuerdo con exactitud el día en que comencé a vivir. No sé si fue un instante, un proceso o simplemente algo que ocurrió sin que yo pudiera entenderlo. Pero sí sé esto: la primera vez que vi el mundo… la vi a ella.

A la Suprema.

Aetherion me contemplaba con una mirada que traspasaba mi piel, mis huesos, mi esencia misma. No era un rostro, ni una voz, lo que realmente veía… Era algo más. Como si buscara algo en mí que ni yo conocía. Una chispa. Una promesa sin forma. Algo que aún no era, pero que ella ya veía con total claridad.

Y en ese momento, por un breve segundo, sentí que el universo contenía la respiración.

—Vaya… eres realmente hermosa —dijo con una voz cargada de asombro, casi incrédula—. Te pareces mucho a mí, pero… hay detalles que no puedo pasar por alto. Eres más madura, más definida… Y tu cabello, ese blanco tan puro, es simplemente hermoso. Somos casi idénticas… y, sin embargo, tan distintas.

Se acercó, sus pasos llenos de intención. Su mirada recorría cada detalle de mi cuerpo con fascinación reverente, como si estuviera ante una creación sagrada. Y, sin embargo, yo no sentía nada. No era nadie.

Era un cascarón.

Un cuerpo sin alma, sin emociones. Un ser recién despertado sin conciencia de lo que significaba existir. No tenía memoria, ni necesidad de afecto, ni miedo. Solo estaba allí, contemplando el mundo sin entenderlo.

La Suprema pareció notarlo. Frunció el ceño, pensativa.

—Hmm… hay algo que no está completamente bien… —murmuró, casi para sí. Luego, sus ojos brillaron con una certeza que sólo ella podía tener—. Ya sé… necesitas un alma.

El silencio que siguió fue casi solemne. Como si estuviera decidiendo el curso de un nuevo destino.

Su mano se alzó. Sus dedos dibujaron formas en el aire, dejando estelas de energía que vibraban con poder antiguo.

—Mi magia va más allá de simplemente darte un alma. Eso sería demasiado simple. —Hizo una pausa, como si su mente se abriera a una idea más audaz—. Te daré una parte de mi conciencia. No serás una copia de mí, sino un ser distinto. Una entidad con voluntad propia.

Y entonces, la sentí. Su esencia. Su fuego. Una llama cálida e inmensa penetró en mí, llenando el vacío, despertando algo. Como si mi existencia al fin tuviera un núcleo. Como si una chispa se encendiera en el abismo.

—Algún día descubriré cómo completar tu cuerpo —susurró—. Pero hasta entonces, te sostendré con mi magia. Vivirás. Aprenderás. Serás.

Pasaron los días, luego los meses, luego años. Al principio era apenas capaz de moverme o articular palabra. Pero ella me enseñó. Con paciencia infinita, moldeó cada parte de mí. Me enseñó a caminar, a leer, a nombrar el mundo… y luego, a sentirlo.

Recuerdo las largas noches en su estudio. Libros flotando, cristales vibrando con poder. Su voz era constante, una melodía que me construía palabra a palabra. A veces me observaba mientras dormía —o eso creía que hacía—, como si buscara respuestas que ni ella tenía.

No dejaba de enseñarme. No dejaba de darme.

Todo lo que soy, lo soy por ella.

Y ahora, de vuelta al presente, observo al joven frente a mí. El aire vibra entre nosotros con esa misma energía.

Lo reconozco.

No por su rostro, ni por su voz… sino por lo que despierta en mí.

¿Podría ser él… el eslabón que falta?

¿El caos que debo encontrar?

Y si es así... ¿estoy lista para lo que viene?

Él es diferente, pero la respuesta me llega en un instante. Me observa con ingenuidad, con esos ojos grises, vacíos de malicia. Es un alma pura, frágil, incrédula. Algo en su mirada me recuerda a lo que era antes.

—Dime algo… ¿cuál es tu nombre? —pregunto con aparente curiosidad. Debo ir familiarizándome con él.

El joven parpadea un par de veces, como si la pregunta lo tomara por sorpresa.

—Mi nombre… eh… Frayi… no, espera… —su expresión se tuerce en desconcierto antes de soltar una risa nerviosa—. Jejeje… No lo recuerdo.

Antes de que pueda decir algo, el zorro, desbordante de emoción, da un salto en el aire y grita con entusiasmo:

—¡Mi amo bonito es el imparable y grandioso Kenjaaa!

Kenja infla el pecho con orgullo y esboza una sonrisa de autosuficiencia, como si el título le sentara de maravilla.

—Cuánto escándalo por un simple nombre tan… patético —digo con frialdad, cruzándome de brazos con evidente decepción.

Me acerco a él, analizándolo de arriba abajo con una mirada crítica. Camino a su alrededor en círculos, estudiando cada detalle de su fisonomía, rozando apenas su piel con la yema de mis dedos. Mi andar es lento, casi depredador. Kenja traga saliva y retrocede levemente. Frayi también parece inquieto, incapaz de discernir mis intenciones.

—Vaya, así que Kenja… —murmuro, dejando que su nombre ruede con lentitud en mi boca—. Eres bastante apuesto… No me vendría mal tener un hombre como tú…

Su expresión se contrae y su rostro se enciende en un rojo intenso. Me inclino apenas hacia él, con una sonrisa ambigua, y susurro:

—Pero… ¿no crees que eres un poco… pequeño? —dije, dejando claro que, aunque molesto, sigue siendo alguien menor.

—¡El amo bonito no se rebajaría a estar con una mujer tan vulgar como tú! —suelta Frayi con descaro.

Mis ojos se entrecierran, meditando cada movimiento. Con calma absoluta, me agacho hasta quedar a la altura del insolente zorro. Su instinto le grita que huya… pero ya es demasiado tarde. Le sostengo la mirada y, con una sonrisa inquietantemente serena, susurro:

—La próxima vez que abras ese hocico inútil… te devoraré.

Frayi se estremece, retrocediendo detrás de Kenja, que ahora parece debatirse entre la confusión y el pánico.

—E-Eh… esto… —balbuceó, incapaz de continuar.

—Shh… —llevo un dedo a mis labios con un gesto de falsa ternura antes de reincorporarme con absoluta indiferencia—. Vaya, qué conmovedor. Un amo y su fiel mascota. Casi se me escapan las lágrimas.

Me doy la vuelta con elegancia, sintiendo cómo la tensión se instala en el aire. Esto apenas comienza.

Un susurro de magia recorre el templo, como si el mismo lugar contuviera la respiración, aguardando lo que está por venir.

Mis ojos se entrecierran, fijos en Kenja y Frayi. Sus movimientos, sus miedos, incluso sus risas torpes, ya no me son indiferentes. Son piezas en un tablero que apenas empieza a revelarse.

Y mientras la luz dorada se filtra por los vitrales, siento el pulso de algo más grande, algo que me observa y espera.

Esto… será más que un simple encuentro. Será el inicio de un destino que nadie, ni siquiera yo, puede ignorar.

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Blair Waldorf
Genial, esa es synera? Me encantó!
David Gonzalez Cruz
buenisima
Kenja: Me alegra mucho que te esté gustando 🥰
total 1 replies
Imany Shammal Rivera
lo recomiendo muy buena.
Marta Esther Thill Gonzalez
Muy buena historia.
David Gonzalez Cruz
muy bonito e interesante
David Gonzalez Cruz: muy bueno
total 1 replies
David Gonzalez Cruz
me falta el finall de esta hermisa nobela
David Gonzalez Cruz
muy buen libro
David Gonzalez Cruz: me encanta eata buenisima
total 1 replies
Leidys Quintero
Owwww… Frayi😭😭 que lindo capítulo.
Beatriz Narváez campo
con quién comenzará esta nueva vida synera...al menos no estará sola!!
Beatriz Narváez campo: eso está muy bien!! entre más entretenida mejor se disfruta la lectura!!
total 2 replies
Beatriz Narváez campo
muy interesante historia!!
Leidys Quintero
Es muy emocionante esta historia, cada vez se pone mejor.
Leidys Quintero
Esta genial la historia, necesito leer mas, cada vez se pone mejor.
Paola Rivera
Muy buen trabajo hermano, sigue así.
Mikoru987
increible !!
Đông đã về
¡Escribe más, por favor!
Kenja: Hola, saludos. Por supuesto. Estaré subiendo capítulos todos los días. Pronto estará disponible el capítulo V. /Heart/
total 1 replies
Maito
Mas capitulos escritora!
Kenja: Hola, gracias por tu comentario. Espero estes disfrutando mi Obra tanto como yo al escribirla, estare subiendo capitulos nuevos todos los dìas. saludos...
total 1 replies
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