Nadie recuerda cómo comenzó, pero en los viejos cuentos se dice que Sombravelo era un reino bañado en luz dorada, donde las estrellas brillaban en el día y la magia fluía como el agua en los ríos. Sin embargo, algo oscuro se apoderó del reino. Una sombra antigua, nacida de los miedos más profundos de la humanidad, comenzó a extenderse, transformando a sus habitantes en figuras retorcidas y grotescas. Este mal, llamado La Niebla Devora-Sueños, era invisible para el ojo humano, pero dejaba marcas en el alma.
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Capítulo 7: El Pacto de las Sombras
Elías avanzaba por el sendero, que se extendía serpenteando a través de Sombravelo, llevándolo hacia un territorio desconocido. La luz que había ganado al enfrentar la Niebla Devora-Sueños todavía brillaba en su interior, pero el paisaje a su alrededor parecía cambiar a medida que avanzaba. Los árboles se volvían más altos y oscuros, con troncos torcidos y ramas que se entrelazaban como manos que querían atrapar la luz. El aire era más frío y denso, y Elías no podía sacudirse la sensación de que algo lo observaba desde las sombras.
De pronto, un susurro se levantó en el aire, y Elías se detuvo. Las sombras a su alrededor comenzaron a moverse, juntándose y tomando forma ante sus ojos. De la penumbra emergió una figura alta y delgada, vestida con una capa negra que flotaba como humo a su alrededor. Su rostro estaba parcialmente oculto por una capucha, pero sus ojos brillaban con un resplandor violeta, profundo y penetrante.
—"Saludo al joven viajero que ha cruzado el umbral de sus propios miedos," dijo la figura con voz suave, que resonaba en el aire como un eco distante. —"Soy Umbranox, el Tejedor de Sombras, y he venido a ofrecerte un pacto."
Elías sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no se dejó intimidar. Había enfrentado a la Niebla Devora-Sueños y había salido fortalecido. Sin embargo, la presencia de Umbranox tenía un aire diferente, no era hostil, pero tampoco inspiraba confianza. Había algo en su mirada que sugería tanto sabiduría como peligro.
—"¿Qué clase de pacto?" preguntó Elías, sin dejar de observar a la figura con cautela.
Umbranox sonrió levemente, una mueca que parecía jugar con la línea entre la simpatía y la burla.
—"Un pacto de conocimiento," respondió, alzando una mano. De la palma de su mano emergió un hilo de sombras que comenzó a tejerse en el aire, formando figuras que danzaban y cambiaban. —"Las sombras pueden ocultar la verdad, pero también pueden revelar aquello que la luz no alcanza a mostrar. He observado tu camino, y sé que buscas respuestas sobre Sombravelo, sobre ti mismo. Si aceptas mi oferta, te mostraré los secretos que este mundo guarda. Pero, como con todo conocimiento, hay un precio."
Elías sintió la tentación de aceptar. Las preguntas que lo habían perseguido desde su llegada a Sombravelo se multiplicaban en su mente. ¿Por qué lo había llamado este mundo? ¿Por qué parecía tan conectado con sus propios sueños y temores? Sin embargo, la advertencia de Lyra resonó en su memoria: "Ten cuidado con los pactos en Sombravelo; no todo lo que se te ofrece viene sin consecuencias."
—"¿Y cuál es ese precio?" preguntó Elías, manteniendo la voz firme.
Umbranox inclinó la cabeza, y su voz se volvió más suave, casi un susurro.
—"El precio es un fragmento de tu propia sombra, joven viajero. Un pedazo de ti que representará tus dudas y temores. No te lo robaré; lo entregarás libremente si decides aceptar. Pero debes saber que aquello que se desprende puede volver a ti de formas que no siempre entenderás."
Elías lo meditó en silencio. Era consciente de que aceptar significaba perder una parte de sí mismo, y aunque parecía un pequeño sacrificio, sabía que en Sombravelo, nada era tan sencillo como parecía. Sin embargo, su necesidad de comprender lo que ocurría y de encontrar respuestas era más fuerte que el temor que sentía.
—"Acepto," dijo finalmente. —"Estoy dispuesto a pagar el precio."
Umbranox asintió, y un viento frío sopló en el claro. Extendió su mano hacia Elías, y del suelo surgió un círculo de sombras que los rodeó. La oscuridad se movió con vida propia, enroscándose alrededor del niño mientras sentía un leve tirón en su interior, como si una parte de su ser se desprendiera de él.
De su propia sombra, un pequeño fragmento se separó, flotando en el aire como una figura etérea y oscura. Umbranox lo tomó con delicadeza, como si manejara algo muy frágil, y lo absorbió en su propia forma.
—"El pacto está hecho," dijo el Tejedor de Sombras. —"Ahora, te revelaré lo que necesitas saber."
El hilo de sombras que Umbranox había tejido antes se desplegó ante Elías, transformándose en un paisaje en movimiento. Vio imágenes de Sombravelo antes de que él llegara, visiones de un mundo que existía en paralelo a la realidad. Había criaturas y seres que se movían entre los sueños de los mortales, moldeando sus anhelos y temores. Elías comprendió que Sombravelo era un lugar donde los deseos más profundos cobraban vida, y los miedos se volvían tangibles.
Sin embargo, lo que más lo impactó fue una imagen que apareció al final: un niño muy parecido a él, atrapado en un círculo de luz y sombra. La criatura que lo rodeaba era la misma Niebla que él había enfrentado, pero en esta visión, la Niebla parecía más poderosa, con tentáculos oscuros que se extendían hacia el niño, queriendo consumirlo.
—"Ese niño… ¿soy yo?" preguntó Elías con la voz temblorosa.
Umbranox lo miró con sus ojos resplandecientes y asintió lentamente.
—"Eres tú, y no lo eres," respondió. —"Es una parte de ti que aún no has comprendido. La Niebla no es solo una manifestación de tus miedos, sino también una puerta hacia un poder oculto que yace en tu interior. Si logras dominarla, podrás moldear Sombravelo a tu voluntad. Pero si fallas, te consumirá."
Elías sintió el peso de esas palabras. Sabía que su viaje aún no había terminado, y que lo que había enfrentado hasta ahora solo era el comienzo. Miró a Umbranox, que lo observaba con una expresión que parecía mezcla de compasión y desafío.
—"El camino adelante es peligroso," continuó el Tejedor de Sombras. —"Pero también está lleno de oportunidades. La luz y la sombra son parte de ti, Elías. Debes aprender a equilibrarlas, a aceptar lo que eres por completo si deseas triunfar en Sombravelo."
Con esas palabras, Umbranox se desvaneció en la oscuridad, dejando a Elías solo en el claro. Sin embargo, ya no se sentía tan perdido como antes. Había hecho un pacto con las sombras, y aunque una parte de él temía lo que eso pudiera significar, otra parte se sentía más fuerte, más consciente de su propio poder.
Elías sabía que debía seguir adelante, hacia los rincones más profundos de Sombravelo, donde el verdadero desafío lo aguardaba. Con un último vistazo al lugar donde Umbranox había desaparecido, dio un paso adelante, decidido a enfrentarse a lo que fuera necesario para descubrir la verdad y finalmente encontrar su camino de regreso a casa.