En un mundo devastado por un virus que desmorono la humanidad, Facundo y Nadiya sobreviven entre los paisajes desolados de un invierno eterno en la Patagonia. Mientras luchan contra los infectados, descubre que el verdadero enemigo puede ser la humanidad misma corrompida por el hambre y la desesperación. Ambos se enfrentarán a la desición de proteger lo que queda de su humanidad o dejarse consumir por el mundo brutal que los rodea
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Capitulo 20
Habíamos estado vigilando el pueblo desde lo alto de una colina durante todo el día, ocultos entre los árboles. Desde aquí teníamos una visión clara de su asentamiento. Es un pueblo improvisado, construido por ellos, ya que no aparece en ningún mapa. Está ubicado estratégicamente entre las corrientes del río Ñirihuau, formado por dos islotes que funcionan como sus bases.
"Son inteligentes", pienso mientras analizo la ubicación. Cualquiera que se acerque por tierra debe cruzar el agua primero, lo que los pone en desventaja desde el inicio.
Desde nuestra posición, podemos ver que el pueblo está amurallado. Sus puertas principales son enormes y, al abrirse, se convierten en puentes improvisados que conectan los islotes con las orillas. Durante el día, vimos cómo esas puertas bajaban para permitir que algunos hombres entraran o salieran.
— Siempre hay dos o tres vigilantes en las pasarelas por encima del muro –comenta César en voz baja–. Esos bastardos están armados con rifles.
— Son listos –añade Mario mientras suspira–. Si atacamos uno de los islotes, el otro se alertará de inmediato. Y además tendríamos que cruzar el río dos veces
— ¿Qué tal si los hacemos salir en lugar de atacarlos directamente? -sugiere Mirko, buscando aprobación en nuestras miradas.
Niego con la cabeza, observando el campamento a través de los binoculares.
— No servirá. Si hacemos que salgan, no será toda la gente; mandarán a unos pocos. En cuanto eliminemos a esos pocos, los de adentro se darán cuenta y nos estarán esperando. Perderíamos el elemento sorpresa.
— Y para colmo, los pocos que vimos están bien armados –dice César con irritación.
Dejo los binoculares en el suelo y respiro hondo.
— Tenemos dos rifles, cuatro pistolas, unos arcos, y somos solo cinco contra más de veinte. Mantener la sorpresa es clave, pero será complicado con dos islotes. –digo girandome para verles
— ¿Y si volvemos? –dice Kevin en voz baja, temeroso.
— Ey, no seas cobarde –le espeta Mirko, dándole un golpe ligero en la cabeza–. De todas formas, estos idiotas vendrán a buscarnos si no los detenemos. Mejor atacarlos primero.
Mirko ha crecido mucho desde que lo conocí. Ayer, durante la cacería, terminó de formarse. Sin embargo, Kevin sigue siendo más precavido, casi meticuloso. Aunque no puedo culparlo; este plan no es para los débiles de corazón.
Me acerco a Kevin y me agacho frente a él.
— Entiendo tu temor. Pero, como dice Mirko, si no los detenemos, nuestras familias estarán en peligro. No tenemos suficientes armas para defendernos si nos atacan en casa.
Kevin me mira con una mueca de incomodidad, pero asiente lentamente.
— Si tienes miedo y decides volver, nadie aquí te juzgará. Lo entenderemos –le digo con seriedad, intentando tranquilizarlo.
— No... no me iré sin ustedes. Perdón... es solo que no me gusta la idea de matar a otros sobrevivientes.
Sonrío con suavidad y le pongo una mano en el hombro.
— Te entiendo. No tienes que matar a nadie si no puedes. Pero necesitamos tu ayuda. Puedes disparar al aire para distraer o hacer lo que esté a tu alcance. Eres parte del equipo.
Kevin asiente con más firmeza esta vez.
— Está bien, haré lo mejor que pueda.
Me levanto y me acerco al resto del grupo, recogiendo una rama del suelo para dibujar un esquema en la tierra.
— Miren. Este es el escenario: dos islotes. El de la izquierda es más grande, probablemente donde está la mayoría de ellos, incluidos sus líderes. El de la derecha es más pequeño, pero está rodeado de árboles, lo que nos da cierta cobertura si nos acercamos por ese lado.
Dibujo una serie de árboles alrededor del islote derecho, marcando también las zonas donde el río es menos profundo y puede cruzarse a pie.
— La única forma de llegar es cruzando el río. Si vamos por el lado derecho, donde hay más árboles, tendremos ventaja. Pero el agua hará ruido al caminar, y eso podría delatarnos.
Los cuatro observan el dibujo con atención, analizando las posibilidades.
— Entonces, ¿qué haremos? –pregunta Mirko con curiosidad.
Saco el mapa de mi mochila y lo despliego. Señalo un punto marcado como un aeropuerto cercano.
— Esto es un aeropuerto. Pasé por allí hace unos meses con Sergio y Franco. El lugar está lleno de infectados. Mi plan es que dos de nosotros vayan allí y los atraigan hacia este pueblo.
Saco dos cohetes de fuegos artificiales que estaban bien cubiertos por bolsas de basura en mi mochila.
— Mientras los infectados se acercan al pueblo, los otros tres nadarán hacia el islote derecho bajo la oscuridad. Con el agua y la noche a nuestro favor, será difícil que nos vean.
— ¿Y después? –pregunta César, intrigado.
— Los tres se esconderán cerca del muro del islote derecho, entre los arbustos. Cuando los infectados lleguen al pueblo, encenderán los cohetes para atraer más caos. Mientras tanto, los de los caballos habrán escapado, dejando a los infectados en el área.
Todos guardan silencio mientras explico el resto del plan.
— Los infectados cruzarán el río y atacarán las murallas. Los de los islotes empezarán a disparar para defenderse. Ese será nuestro momento. Nos infiltraremos en el islote izquierdo, escalando por el lado menos vigilado.
— Penso en todo esto tan rapido? –pregunta Kevin con asombro
—Je,admito que la primera vez que lo ves asusta su rapidez para pensar en estrategias,menos mal que esta con nosotros - se rie suavemente Mario
Sonrio suavemente ante su comentario.
— Revisemos bien por última vez todo lo que tenemos –digo volviendo a darle seriedad a la conversación
Revisamos nuestras provisiones, colocándolas sobre una manta.
Inventario:
• Armas a distancia: 2 rifles, 4 pistolas (con 8 cargadores de repuesto), 2 arcos con 20 flechas, 20 cuchillas arrojadizas.
• Armas cuerpo a cuerpo: 3 cuchillos, 1 hacha, 2 navajas, 1 martillo, 1 machete.
• Otros: 2 granadas de humo, 4 bombas molotov, 2 cohetes, 5 petardos, 3 cuerdas con ganchos, clavos.
— Es un buen arsenal, pero debemos usarlo con cuidado. –digo mirando todo lo que tenemos
— ¿Y si algo sale mal? –pregunta Kevin con nerviosismo.
— Si algo se complica, usaremos las granadas de humo para escapar. Nadie debe quedarse atrás.
Esto será una masacre, pero debemos volver con vida.
Todos asienten. Sé que están nerviosos. Lo estoy yo también, aunque intento no mostrarlo.
Mientras los demás se preparan, mi mente divaga por un momento.
Nadiya, Inha... volveré con ustedes. Lo prometo.